8. Intercambio

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Namor estaba metido en una celda inteligente, no podia ver nada, todo era oscuro, apenas podía creer su ingenuidad, tantos años cuidándose de no ser atrapado por la gente de la superficie y unos ojos bonitos lo distrageron.

Estaba angustiado, su pueblo ya estaría listo para pelear , tenía que salir de ahí pero estaba encadenado al piso por esposas de vibranium.
Trato tantas veces de romperlas pero era inútil, solo se lastimaba las muñecas y los tobillos.

Grito molesto, sintió su corazón acelerarse, los ojos se le inundaron con lagrimas de impotencia, su única salida era ser paciente y esperar el momento oportuno.

El tiempo pasaba con total lentitud, escuchaba sonidos afuera y se sentía paranoico, si el aire pasaba a su lado lo pondría alerta, había algo que odiaba, y era no tener el control de la situación.

Era un silencio tortuoso que lo ponía a sobrepasar la situación, había una posibilidad muy alta de que usarán lo que ya sabían de él en su contra; Shuri sabía perfectamente que su madre haría lo necesario si sentía su nación en riesgo pero quizá haber atrapado a Kukulcán era demasiado.

-¿qué pretendías al llamarlo? Y a mis espaldas- dijo indignada
-Yo no lo se- dijo nerviosa -No se que paso por mi mente, solo quería ayudar- mencionó decaída
-Si, pero ¿a quién?- pregunto molesta -Él no dudará en atacarte si es necesario, es un tipo peligroso, si algo te hubiera pasado- hizo una pausa -No se que habría hecho si pierdo un hijo más- sus ojos lagrimearon

Shuri se sintió culpable, había sido irresponsable con su gente pero no quería caer en las injusticias aunque a esas alturas y con lo sucedido, ya no sabia quien tenía la razón.

-Lo siento madre- susurro
-Tranquila Shuri- la abrazo -Ahora que ese mutante esta encerrado salvaremos a Riri de donde la tenga y también Wakanda esta a salvo- acaricio su cabello -Namor pagará por ello-

Las palabras y la frialdad de su madre le dieron una sensación extraña, como si fuera otra persona, pero se dio cuenta de que era la reina quien hablaba, lo que significaba que el asunto era más serio de lo que esperaba.

En Talokan, Namora había dado la noticia de que Kukulcán estaba capturado; El hecho de que su dios decidiera salir casi volando en cuanto escucho el llamado de la caracola era raro, le pidió acompañarlo pero se negó aún así decidió seguirlo y esperar a lo lejos, asomo su rostro a la superficie solo para observar un poco pero vio como lo tenían sujetado de los tobillos mientras el luchaba por seguir en el aire, rápidamente se acercó pero Kukulcán le hizo señales con su cabeza de que se alejará y luego lo vio caer siendo apresado por los Wakandianos, haber capturado a su dios era un acto de guerra y ellos estarían dispuestos a morir por su querido protector.

Se sentía culpable, pudo hacer más, pudo ayudarlo y estaría ahí con ellos, Attuma la tranquilizo aun debían proteger a Riri que estaba portandose muy grosera con las chicas que la cuidaban, pero Kukulcán les había pedido paciencia pues entendía lo que es estar en un lugar extraño sin nadie conocido.

Shuri había podido escabullirse a la celda de Namor, trataría de habar con él y convencerlo de regresar a Riri con ellos.
Al entrar lo vio en el suelo, débil, casi al borde de la inconsciencia.

-Namor- lo movió -Kukulcán- hablo más fuerte
-Jamas hayaras Talokan- dijo entre suspiros
-¿qué te pasó?- pregunto preocupada descubriendo sus ojos
-Shuri- sonrió débilmente
-Si, soy yo- lo ayudo a sentarse
-Me has traicionado- su mirada cambió a una de enojo
-No, yo jamás lo haría, no sabía que me estaban siguiendo- explico -Yo solo quería advertirte que tuvieras cuidado pero me descubrieron antes, no pude hacer nada-

Kukulcán pensó un momento si creerle o no, durante el tiempo que había estado encerrado su gente lo torturó para que revelará la ubicación de Talokan pero se negó firmemente.

Cuando usaron calor fue la peor parte, su piel sangro y ardió, el dolor se extendió de manera rápida, estando deshidratado no podía regenerarse como era debido, tardando el doble de tiempo y cada minuto fue una eternidad, lo habían golpeado hasta cansarse y siempre preguntando lo mismo, "¿Dónde está Talokan?", estando con los ojos vendados sentía que aumentaba sus sensibilidad y su ansiedad.

Cuando terminaron lo aventaron al suelo como una basura y ahí se quedó respirando con lentitud esperando a que esto fuera un mal sueño.

La voz de Shuri fue lo que saco de su trance, medio consiente de lo que pasaba, temía que le mintiera para sacarle información con falsa preocupación.

-Necesito que regreses a Riri aquí para que puedas irte- sugirió
-La necesito- la miro atento -Sabes bien por que, es mi último recurso-
-Yo estoy dispuesta a ayudarte pero deja esa loca idea de mantenerla en Talokan, mi madre no falla cuando se propone algo y si logran encontrar tu nación se hará entonces la guerra que tanto queremos impedir- propuso
-Ya no estoy seguro de confiar en ti- dijo serio
-Te propongo un trato-

Attuma y Namora estaban planeando como recuperar a Kukulcán pero un sonido familiar atrajo su atención, venía de lejos, salieron a inspeccionar encontrando un delfin que traía consigo una de las joyas de Kukulcán y una nota escrita por él.

"En la superficie al caer la noche, sean discretos, traigan a la chica"

Les pareció raro pero no había forma de que alguien replicara la letra de su dios y mucho menos habría forma de convencer a uno de los animales de llegar a Talokan a mandar el mensaje, no cuestionaron más y alistaron todo.

En cuanto el sol se oculto ellos salieron a la superficie manteniendo a Riri oculta por sí algo pasaba, se pusieron a la defensiva cuando vieron a Shuri pero les hablo de la forma en que los dejaría entrar al palacio mientras ella distraía a los demás con ayuda de Riri.

Fue así que Shuri llegó corriendo por los pasillos hasta llegar a la sala del trono, avisando a M'Baku sobre un movimiento raro en las playas.

Mientras tanto ambos guerreros se iban escabullendo, casi fueron vistos por un guardia que iban pasando a toda prisa. Al llegar a la celda lo vieron de una forma tan decadente que no podían creer que mantuvieran así a un dios poderoso y bondadoso.

Con la lanza rompieron la cerradura de la puerta y entró Namora, se mantuvo atenta y trato de romper las cadenas que lo mantenían preso pero lo conseguía, tratando de abrirlas tubo más suerte, salieron de aquel lugar apoyando a Kukulcán que estaba feliz de verlos.

Casi lograron llegar pero uno de los hombres de M'Baku los vio a lo lejos y dio aviso a los demás.

Comenzaron a rodearlos pero las bombas de agua enterradas comenzaron a detonar dándoles tiempo de entrar al agua, nadaron tan lejos como pudieron y Kukulcán se detuvo.

-¿pasa algo?- pregunto Namora
-Ellos sabrán que me ayudo y se meterá en problemas- dijo en forma de susurro
-¿quién?- pregunto Attuma
-Vamos a regresar, no voy a dejar a la princesa ahí- dio la orden

En ese momento nado de regreso y en un acantilado escondida entre la fauna se encontraba viendo todo con preocupación, voló discretamente, hablaron menos de un minuto y Shuri fue llevada a las profundidades con Namor acompañado de todos sus guerreros.

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