Abrí los ojos lentamente. Los rayos del sol entraban por la ventana. Me sentía desorientada, perdida, no sabía donde me encontraba. Cuando desperté un poco más, comprendí que estaba en mi cama, en mi habitación, mirando mi techo.
Sentí a alguien respirar a mi lado. Me puse nerviosa, pero enseguida me relajé cuando a mi cabeza vino el recuerdo de la tarde anterior: Eiden estaba conmigo, viendo un película y puede que nos hubiéramos quedado dormidos. Debe ser eso.
Me giré quedando de lado. Él me daba la espalda. La sábana que envolvía el cuerpo de mi mejor amigo le cubría hasta la cabeza. ¿Tanto frío había tenido? Joder, yo estaba sudando. Pasé mi mano por su pelo. Éste se le pegaba al cuero cabelludo por culpa del sudor. Ya decía yo que era muy raro que estuviera tapado. Seguramente se habría tapado inconscientemente por la noche.
Agarré la sábana y la bajé lentamente hasta su torso desnudo. Aún no le veía la cara ya que la tenía acurrucada en la almohada. Me incorporé apoyándome en mi codo y busqué su rostro dormido. Y me quedé horrorizada. Este no era Eiden, sino Justin.
Me incorporé de un salto, asustada. ¿Qué hacía Justin en mi cama? Dí unos pasos hacía atrás hasta chocarme con el escritorio. El suelo de la habitación estaba lleno de ropa de los armarios y de los cajones de la cómoda. Toda mi ropa estaba esparcida por la habitación. Metí un mechón de mi pelo detrás de mi oreja, para apartarlo de mi cara. También su ropa estaba tirada por el suelo.
Sin pensármelo dos veces, empecé a gritar como una loca: como si un fantasma se encontrase delante de mi o me estuvieran robando mis pertenencias. El cuerpo de Justin se incorporó asustado. La sábana le calló sobre el regazo, y respiré un poco aliviada al ver que llevaba sus bóxers puestos. Sus ojos mieles me buscaron por la habitación, asustado.
—¿Qué te pasa? —Susurró.
—¿Qué haces aquí? -—Chillé.
—Tranquila, ¿vale? —Apartó las sábanas de su cuerpo y se levantó de la cama.
—No te acerques a mi. No me toques, ni me mires, no quiero que estés aquí.
—Y yo que pensé que anoche ya habías aceptado que iba a pasar unos días contigo —Puso una mueca de tristeza.
El cuerpo de Justin se desplazó por la habitación. Una vez delante de mi, agarró mis manos y acarició el dorso de éstas suavemente. Sentí como un escalofrío recorría mi espalda y como había deseado tantas veces aquellas caricias aparecieron en mi cabeza. Las ganas de besarlo habían vuelto a mi, abrazarlo y tenerlo conmigo a mi lado, por siempre. Y no había nada que me lo impidiera, por lo menos no ahora.
Me incliné hacía delante, pero no sentí sus labios, sino algo suave. Abrí los ojos: era su mejilla la que estaba besando. ¿Porqué? Porque el ojimiel me había girado la cara. Me separé de él, aún con sus manos sobre las mías y miré hacía donde Justin miraba. En la puerta, se encontraba Clary con su pelo reluciente cayendo en cascadas onduladas por su espalda. Su cuerpo era cubierto por un traje dorado, muy bonito. Sus ojos estaban pintados con una raya negra, gruesa, que destacaba estos.
Las manos de Justin dejaron de tener contacto con las mías y su cuerpo dejó de estar delante del mío. Corrió como alma que lleva el diablo hasta ella y la abrazó con fuerza, alzándola. Una vez que los tacones de Clary resonaron por el suelo, los labios de ambos se juntaron, destrozándome por dentro.
Miré mi cuerpo: llevaba unos pantalones de pijama cortos color naranja y una camiseta holgada beige. En comparación con ella, estaba hecha un desastre. Yo no era nada para la vida: solo un estorbo más.
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Obsession {Justin Bieber}
Fiksi PenggemarLos presentaron a través de una red social. Se pasaron horas hablando y conociéndose más. No podían vivir sin hablarse. Los dos compenetraban, los dos eran iguales, pero, ¿era eso bueno? ¿Pero qué es lo que pasa cuándo uno es posesivo con el otro? ¿...