IV

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Ya no le apetecían tanto las clases con el profesor Gallagher. Antes de las vacaciones de Navidad le quedaban sólo cinco oportunidades de verlo, cuatro clases y un examen del que, si aprobabas, no tenías que examinarte en febrero.

Era el único profesor que les daba la oportunidad de examinarse dos veces, aunque en el examen de diciembre tenías que buscarte tú mismo los apuntes para el tema que se daba en enero.

Durante las dos semanas desde ese encuentro en el despacho, t/n se había centrado en los estudios. Quería aprobar el examen para no tener que hacerlo en febrero y así estar más tranquila, pero lo cierto es que lo que en realidad quería era quitarse de la cabeza a Aidan.

El día que salió corriendo del despacho tuvo que refugiarse en los lavabos para desahogarse. ¿Por qué le había hecho eso a ella? Era como si los dos hubieran querido y, tras esa llamada, él cambiara de idea. ¿No la deseaba?

Ni siquiera pudo correrse a solas. Su cuerpo se enfrió al no tener cerca el calor de Aidan, su tacto. Pero lo peor eran los sueños. Desde ese día soñaba todos los días con él, no como antes, ahora sus fantasías eran mucho más intensas, a veces se despertaba esperando encontrarse en su cama a Aidan, y se enfurecía cuando no era así.

-Oye ¿ha pasado algo? -

-¿Qué quieres decir? - Preguntó bajito.

-Pues que tal y como miras al profe cualquiera diría que quieres clavarle un cuchillo en el corazón. Parece como si quisieras hacerle arder con los ojos. -- T/n sonrió.

-¿Y eso no se puede hacer? -

-Algo tuvo que pasar en el despacho para que estés así. ¿No me digas que le pediste que te follara? -

-¡Nunca le pediría a un hombre como él que me folle! - Exclamó haciendo que todos se giraran hacia ellas, incluido Aidan que estaba paseando por la clase mientras explicaba.

T/n se tapó la boca con las manos para evitar que saliera cualquier otra cosa más. Ahora sí que había interrumpido la clase y miraba de reojo al profesor esperando que se acercara. Sin embargo, Aidan se aclaró la garganta y siguió explicando como si no pasara nada.

-A lo mejor espera al final de clase. - Comentó Sarah a su lado igual de colorada que ella.

-No me importa. Por mí puede hacer lo que le de la gana. - Respondió cruzándose de brazos como una niña pequeña

Iba a matarla...si pudiera en ese momento se la echaría al hombro y la llevaría a su casa para azotarla como se merecía por volver a interrumpirle cuando le había dicho que no lo haría. Los últimos días fueron una tortura al tenerla cerca; pero t/n estaba enfadada, muy enfadada con él. Y era para estarlo. Jamás debió tocarla si no iba a poder terminar con ella; lo único que consiguió fue que su deseo por ella creciera más y su enfado consigo mismo rivalizara con éste.

Jamás se portaba así con ninguna mujer. Les daba lo que querían y se iba, esa era su vida. Pero con ella...aprendía rápido, era muy sensible y le gustaba las respuestas que le daba su cuerpo. Quería llevarla de un orgasmo a otro, que disfrutara de su cuerpo tanto como él lo hacía.

Pero era su profesor, y no podía hacer que cuestionaran sus notas en las clases que tomaba con él por esa relación. Cuando ella estuviera de licenciada y ya no formara parte del grupo estudiantil...no la dejaría salir de casa en semanas. Ni él saldría.

En sus relaciones era dominante, no hasta el punto de necesitar a una mujer que fuera su esclava, pero si una que no le cuestionara en la cama; que obedeciera sus órdenes y se mostrara complaciente...t/n no encajaba por ahora en lo que pedía aunque suponía un reto. Uno realmente dulce para él. Porque, al margen de esa obsesión por ella, era algo mucho más fuerte que lo que sentía por otras mujeres. Era suya, de su posesión, y se lo demostraría muy pronto.

Pasó cerca de ella sin que levantara la vista. Aún así, pudo ver que no era indiferente a su presencia pues el bolígrafo había dejado de moverse y estaba tensa. Miró alrededor para comprobar la clase mientras acercaba su mano a su nuca y la acariciaba con el dedo indice como si siguiera el contorno de la camiseta.

Notó cómo t/n temblaba estimulada por esa simple caricia. Pero no podía seguir o daría un espectáculo delante de sus alumnos. Su miembro ya estaba duro y preparado para ella, lo que hacía que fuera difícil mantener el control en la clase si el resto de alumnos se daban cuenta. A regañadientes tuvo que seguir andando y ponerse detrás de su mesa para seguir con la lección.

El timbre sonó y la gente comenzó a recoger las cosas mientras el profesor daba las últimas indicaciones sobre el examen para quienes quisieran presentarse. Sería en dos días en su despacho y hablado.

Ella recogió sus cosas con lentitud como si esperara que él la llamara, secretamente deseando que hiciera eso. Pero cuando fue él el que se marchó sin decir nada más, su alma cayó a los pies. ¿La estaba ignorando? Quizás había algo de ella que no le gustaba pero, ¿el qué? Era una de las preguntas que llevaba tiempo haciéndose, el motivo por el que no la había follado en su despacho, por qué tomó ese maldito teléfono en lugar de seguir dándole placer. Nadie la había follado con la lengua y sin duda era un experto en hacerlo pero, dejarla a medias...

-T/n, ¿te presentarás? -

-Por supuesto. Si me quito ese examen sólo me quedarán cinco asignaturas para febrero. -

-Después de los exámenes planeamos reunirnos todos. Pase lo que pase en los exámenes nos tocará divertirnos. -

-Cuenta conmigo. -

-Por cierto, ¿te apetece estudiar en grupo? -

-¡Claro! - Cualquier cosa que la mantuviera alejada de su tema principal: Aidan.

𝐏𝐫𝐨𝐟𝐞𝐬𝐨𝐫 𝐝𝐞 𝐑𝐞𝐠𝐚𝐥𝐨 [ᴀᴅᴀᴘᴛᴀᴄɪᴏ́ɴ] (𝓐.𝓖.) [✔︎]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora