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9:00 am

Últimamente, las mañanas habían estado amaneciendo bastante cálidas y agradables

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Últimamente, las mañanas habían estado amaneciendo bastante cálidas y agradables. Había viento fresco y el sol era bastante acogedor; pero el toque que terminaba de darle lo agradable a la mañana, es el olor y sabor agradable del café que suelo prepararme al inicio de mi día.

Al ser domingo no tengo que ir a trabajar y tampoco es como si hubiera planeado muchas cosas que hacer hoy, lo más probable es que me quede todo el día en pijama viendo alguna serie que me encuentre por ahí o quizás se me pasen las horas revisando cualquier pendejada en mi celular.

Muchas veces no lo había pensado, pero la casa se siente tan sola y silenciosa desde que mis padres se fueron.

Les habían dado una buena oportunidad de trabajo al otro lado del país, recuerdo que ambos estaban terminando de planear nuestra partida cuando yo me aferré a la idea de no irme, les dije que toda mi vida estaba aquí y que me dieran la oportunidad de sobrevivir por mi cuenta.

Después de rogarles por semanas y con la amenaza de que cualquier graciosada o pequeñísimo error y me iría a vivir con ellos, terminaron aceptando qué me quedara aquí, por supuesto que ellos me insistieron en pasarme algo de dinero a la semana, porque aunque me dejaran la casa y no tuviera la necesidad de buscar algún lugar donde dormir, obviamente no me iba a alimentar del aire. Lo acepté, pero más que nada utilizo ese dinero como ahorro, ya qué decidí realizar un trabajo de medio tiempo como asistente en una pequeña empresa que recién iniciaba.

Los primeros días sin mis padres fueron los peores toda mi vida. Estuve por empezar a desertar e irme con mis padres, pero tenerlo a él a mi lado me dio el suficiente valor para seguir intentándolo.

Él.

Natalan.

Lo conocí en tercero de secundaria, en mi vida lo había visto pasar por el plantel ni una sola vez que yo recuerde, pero en cuanto lo hice, supe que ambos estábamos hechos para estar juntos.

Y no, nunca lo vi en un modo romántico o algo similar, sino que yo sentí que eramos la dupla perfecta. Nos gustaban los mismos videojuegos, nuestras comidas favoritas eran casi similares y ambos solíamos visitar los mismos lugares recreativos de vez en cuando, eso era genial, pero aun más genial que eso, amaba el como nuestra relación se basaba en que así como somos de parecidos, también lo somos de diferentes.

Él es introvertido, yo soy extrovertido.

Él es reservado, yo soy un sinvergüenza.

Él ama el azul, yo amo el amarillo.

Él disfruta los días lluviosos, yo disfruto los días soleados.

Él es un buen lector, yo me aburro de leer.

Él ama el chocolate caliente, yo amo el café.

Él adora la nieve, yo adoro la arena.

Él adora la noche, yo adoro el día.

Él es el fan número uno de la luna, yo lo soy del sol.

Él es mi luna, y yo quiero ser su sol.

A veces me pregunto si tendrá las mismas preguntas que yo.

¿Será que soy igual de importante para él como él lo es para mi? ¿Estará conmigo solo por pena o en verdad le agrado? ¿Amará tanto la dualidad de nuestra relación como yo lo hago?

¿Qué es nuestra relación? ¿Qué somos realmente?

¿Conocidos? ¿Amigos? ¿Hermanos? ¿Y si fuéramos algo más que eso? ¿Que tanto cambiaría Natalan si tuviera una pareja? ¿Qué tanto cambiaría yo? ¿Cómo sería tener una relación romántica con Natalan? ¿Él podría llegar a verme de esa forma...?

...

¿Yo lo veo de esa forma?

- Ver a Natalan como pareja... - Si, alguna vez lo pensé, creí que sería un tipico pensamiento de mocoso hormonal pero realmente esa ya no parecía ser la explicación lógica en este momento- Acaso... ¿Siento algo por Natalan?- rompí mi burbuja un segundo al decir eso, me di cuenta que llevaba demasiada tiempo viendo hacia la nada. Mi café ahora estaba tibio.

Sin más, tomé mi taza y me dirigí hacia mi comedor para proceder a darle un sorbo. De inmediato regresé a mi debate mental.

¿Sentir algo por Natalan?

¿Realmente era eso?

Debo aceptar que soy muy joto, literalmente. Me gusta jugar con mis amigos sobre eso sin pena o dignidad alguna, pero desde este nuevo semestre realmente no lo he hecho tanto como antes más que con Natalan. Pensé que sería por el tiempo que pasamos juntos en vacaciones, pero todo apuntaba a que no.

Todos los cumplidos, coqueteos y palabrerías cursis siempre eran para él y solo para él.

Siempre le deseaba los buenos días sin falta y pasaba por él para ir a la escuela o para salir a comer.

Ambos conocemos la casa del otro de pies a cabeza, casi como si viviéramos en ella, todo esto a consecuencia de las constantes reuniones qué teníamos para jugar algún videojuegos o ver alguna serie o película que encontremos.

Además, más de una vez le he tomado la mano y él ha tomado la mía. Siempre es muy delicado, nunca aprieta mi mano pero tampoco es un agarre flojo, y sin olvidar la perfecta combinación entre su perfilada y fría mano con la mía, mi suave y cálida mano.

Perfecto, todo es tan perfecto con él.

Él es tan perfectamente imperfecto, y eso me encanta. Hace emocionar a mi corazón y a todo mi ser.

Me hace tan feliz que esté conmigo.

¿Desde cuando me siento así? Ni puta idea, pero descubrir todo esto me ha hecho darme cuenta de algo que mi corazón se tenía bien guardado.

Me gusta Natalan.

No.

¡Amo a Natalan!

¡Lo amo! ¡Amo a mi mejor amigo!

Por alguna razón, saber eso me hace sentir tan feliz y tan... Cálido.

Joder, olvidé que aquellos chistes eran eso, chistes. Pero, nada de eso importa ahora, ahora tengo que saber que chingados hacer con toda esta maldita información.

- Chinga tu madre pinche Natalan precioso, me dejaste más pendejo de lo que ya estoy-

- Chinga tu madre pinche Natalan precioso, me dejaste más pendejo de lo que ya estoy-

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O Sol E a Lua || NatarinngDonde viven las historias. Descúbrelo ahora