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S, N~
8:00 pm

Algunos dicen que el primer amor es el que más duele y el que también te hace más fuerte

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Algunos dicen que el primer amor es el que más duele y el que también te hace más fuerte.

Entonces, ¿porqué le dolía tanto?

- ¡YO! ¡¿ALGÚN PUTO PROBLEMA?!- Natalan palideció al observarlo frente a él, ¿qué mierda estaba haciendo?

- Soarinng...- el mencionado ni siquiera se inmutó ante su llamado, pues rápidamente corrió a auxiliar al castaño.

- ¡Aquino! ¡¿Estás bien?!- preguntó con desesperación, viendo a su amigo sangrando.

- Sí... Aunque creo que me descontrolé un poco- respondió.

- ¡¿UN POCO?! ¡¿YA VISTE COMO TIENES LA CARA?!- Soarinng respiró, tranquilizando sus nervios, tenía que estar lo más cuerdo posible- Ven, te llevaré a tu casa- ayudó a Aquino a levantarse, aunque inmediatamente se topó con la figura de Duxo frente suyo.

- ¡No te preocupes Soarinng, yo me encargo de Aquino!- sostuvo a Aquino por el otro costado dispuesto a llevarlo.

- ¿Seguro?- soltó a su amigo.

- Claro- de su bolsillo, el pelinegro sacó las llaves de su auto y se las dió a Soarinng- Aquino vive cerca y yo probablemente me quede con él, iremos caminando, tu haz lo que tengas que hacer- Duxo y Aquino se fueron del lugar, dejando a Soarinng con las llaves de aquel auto en sus manos.

Inmediatamente, Soarinng supo verdaderamente lo que tenía que hacer, pero antes que nada, debía llevar al maldito alcohólico a su hogar.

- Soarinng...- musitó casi inaudiblemente mientras miraba al castaño acercarse hacia él.

- Cállate y levántate, ya hiciste demasiado el ridículo aquí- lo interrumpió. Natalan no sabía exactamente qué sentir en ese momento, pues Soarinng nunca le había hablado de esa manera.

Se levantó rápidamente; todo su cuerpo se sentía ligero, lo único que le dolía en ese momento era su pecho.

- Yo-

- Cállate, no quiero hablar contigo ahora- volvió a interrumpir de manera cortante mientras salía del lugar ante la atenta mirada de todos los demás.

Natalan, por instinto, costumbre o necesidad, lo siguió, dirigiéndose ambos hasta el automovil de Duxo. Sin esperar más, ambos se montaron en el vehículo mientras Soarinng se disponía a manejar hasta el edificio de Natalan.

Durante el viaje, ninguno dijo ni una sola palabra.

Uno estaba demasiado molesto aún como para hablar algo racional, el otro tenía un nudo en la garganta, producto de la vergüenza que sentía.

O Sol E a Lua || NatarinngDonde viven las historias. Descúbrelo ahora