8. Si hiciera el amor con alguien.

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Indigo y su madre insistieron a que me quedara a dormir, que no era necesario que me fuera tan tarde por ahí.

Timothy si se fue y ninguna intento detenerlo, según él debía llegar al hotel con los demás de su banda.

Ahora me encontraba saliendo del baño con una ropa de Indie.

—Luces como yo. —Rió señalandome.

—Entonces luzco guapa y mira que parezco un molusco.

Ella soltó a carcajadas en la cama.

—¿Que es un molusco?

Tomé mi teléfono celular y me tire en la cama para buscar una foto en Google y mostrársela.

—¡Que asco! Por supuesto que no eres eso, yo jamás besaría algo como eso.

Solté a reír.

—¿Ah, no? —Me tiré arriba de ella para besarla, al parecer ella estaba bien con eso porque no intentó apartarme, al contrario, reía para que no la besara.

Ella interpuso sus manos entre nosotras.

—No beso moluscos.

—Si tu fueras un sapo te besaría.

—¡Cállate, asquerosa!

Riendo ella me puso las manos en el rostro y yo mordí suavemente su palma haciendo que la quitase y entonces pude mirar su rostro bajo de mi.

Con el cabello esparcido por la almohada blanca y sus ojitos mirando a todos lados, inquietos.

—¿Me dejas darte un beso?

—Si puedes.

No esperé más e hice lo que estaba queriendo hacer desde que la habia visto.

La besé suavemente, aún arriba de ella, sintiendo como su pecho subía y bajaba.

Sentí unos pasos subir las escaleras y me quité de un salto de ella, cayendo hacia atrás por la falta de equilibrio y cayendo al suelo.

La puerta se abrió como lo deduje.

—Elena, si necesitas algo puedes decir...—Me miró en el suelo y luego miro a Indigo en la cama, que estaba apoyada en sus codos.— ..me. —Concluyó. —Buenas noches a las dos. —Sonrió y cerró la puerta.

—¿Estas bien? —Preguntó Índigo desde arriba.

—Si, solo me duele el trasero.

Me levanté y me acaricié donde me dolía.

Me volví acostar y me fundí en las sábanas.

—¿Aquí también cuenta la regla de la cama?

La ví asentir con la cabeza.

—¿Ni aunque pase toda la noche besandote? —Ella pareció reír por mi súplica.

—Podria pensarlo.

—Indie...—Solo podían verse mis ojos por la sábana, ella estaba sentada apoyada en el respaldo de su cama rosa.

Ella se escondió igual que yo bajo la sábanas y me dió un beso corto y rápido en los labios.

Eso fue solo el comienzo de media noche de besos.

Esa noche recorrí cada centímetro de su boca, incluso nuestras lenguas se conocieron y ella estaba nerviosa por aquello, era nuevo.

—No vamos hacerlo, ¿verdad? —Dijo cuando sintió mi lengua enredarse con la suya por primera vez.

—No, bonita. —Susurré recuperándome, tenía la respiración desestabilizada.

Con el arte hasta los huesos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora