3. Pecas y Aviones.

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Estacioné frente al portón grande y de color blanco de su casa, en una de las resistencias más costosas y de alta sociedad de la ciudad.

Ella bajo las piernas primero y tomando su móvil abrió la puerta del auto.

—Gracias por traerme, Ella. —Sonrió y salió sin dejar que me despidiera.

—No es Ella, pero de nada. —Dije, aunque ya no iba a escucharme, porque ya caminaba en dirección al portón dónde alguien la recibía.

Conduje hasta mi departamento, me quite la chaqueta y la dejé en el sofá. Las llaves las dejé en la isla de la cocina y fui directo a la cama.

Desde que había cortado con Evan, mi vida se había vuelto monótona y agria. No es que Evan fuera la luz de mi vida, pero era agradable la compañía y pensar que alguien en el mundo te quería.

Más no como yo lo hacía.

Suspiré y me froté el rostro con frustración.

—Creo que me abriré un tinder. —Dije apenas descolgaron la llamada, recibí una carcajada de vuelta.

Estaba durmiendo, Elena.

—Louise, es enserio. —Me senté en la cama, mirando por el gran ventanal con el teléfono en la oreja, escuchando a mi amiga mas cercana bostezar. — Creo que me voy a volver loca.

Terminaste con Evan ya hace 6 meses, Elle, debería ser fácil para ti, no se, conseguir un chico.

—Debería ser fácil pero no lo es. —Suspiré quitándome los tacones. — Hoy lo ví, fue a la exposición.

¿De verdad?

—Si, andaba con una chica. —Me rasqué la mejilla pensando en eso. — Dijo que estaban saliendo pero se comportó como un patán con ella.

¿A qué te refieres?

—Discutieron por algo que la chica había dicho sin querer y le gritó de una manera que no había visto en Evan. —Fruncí el ceño.— Hasta le rompió sus cascos...la chica era agradable.

—Asi que ahora te haces amiga de las novias de tu ex. —Carcajeó.

—No somos amigas...—Pensé en el tiempo que pasé con ella y que lo había disfrutado.

Deberías coquetear con ella y ligartela entonces. - Bostezó y soltó una risa. - Así le da un infarto al imbécil de Evan de una vez por todas.

—A veces no se porque te pido consejos. —Bromeé queriendo reír por lo que decía, no era novedad que Evan nunca le cayó bien.

Louise era como mi gato gris, posesivo, y agradable solo con los que quería y a Evan evidentemente no lo quería ni en pintura. Según ella sentía un aura maligna en él, y cuando me engañó no tardó en decirme "te lo dije" pero Lou era mi mejor amiga, de alguna manera nos llevábamos bien aunque éramos completamente diferentes.

-—Bueno, ¿me dejarás dormir ya o quieres que te ayude a abrirte la cuenta en tinder?

—Buenas noches, Lou.

Me desperté temprano por la mañana, cuando el sol comenzaba a salir y el calor era agradable entrando por la ventana de la terraza mientras la cafetera sonaba y se mezclaba con el sonido de la tv.

Me senté en el taburete para mirar en la agenda de color negro lo que tenía que hacer ese día. Además de las pinturas mi verdadera pasión era la cinematografía, y estaba comenzando un proyecto en una película con el actor y director Thomas Hardy, una figura de Hollywood, siendo directora y productora de la cinematografica.

Con el arte hasta los huesos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora