☘︎ | C a p í t u l o 0 8 | ☘︎

8.4K 954 38
                                    

Otra semana de clases, pero con exámenes incluidos, no he tenido cabeza para nada más que estudiar, aunque a veces me junto con Andrew para estudiar juntos, cuando él puede y eso, suelto un largo suspiro cuando salgo del último examen, algebra I, ...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Otra semana de clases, pero con exámenes incluidos, no he tenido cabeza para nada más que estudiar, aunque a veces me junto con Andrew para estudiar juntos, cuando él puede y eso, suelto un largo suspiro cuando salgo del último examen, algebra I, me duele la cabeza de tanto pensar, los nervios me invaden por la inseguridad de saber si llene bien los ejercicios o no, necesito mantener un índice perfecto para poder optar por una beca.

Todos en el pasillo pasan con una cara larga, en tiempos de exámenes nadie está feliz y no es para menos, me dirijo al periódico estudiantil, aunque hoy no me toca trabajar, tengo que ir a verificar unas cosas que me encargo el supervisor, me detengo en una máquina de cafés para comprarme uno, mis ojos se cierran, bostezo del cansancio, quisiera estar durmiendo en estos momentos y no aquí, necesito vacaciones rápido.

Las oficinas del periódico estudiantil son tan pequeñas, aunque supongo que es porque casi nadie se postula para trabajar aquí, arrastro mis pies por el pasillo hasta llegar a la entrada, sonrió cuando recuerdo que hace un mes Andrew y yo somos novios, me la paso suspirando por todos los rincones, sonriendo como una idiota enamorada, recordando cómo me pidió ser su novia y nuestras citas posteriores a esa.

Por primera vez en mi vida pasé san valentin en pareja y fue maravilloso, es tan bonita esta sensación, con mi chico hemos hecho de todo un poco, pero todavía no hemos tenido sexo, aunque ansío que llegue ese momento, quiero sentir sus manos recorriendo todo mi cuerpo mientras me devora con pasión y me hace gemir tan fuerte que levantaría la economía de Latinoamérica, choco con alguien saliendo de mi mundo de fantasía.

—Maldición.

—Tenías que ser tú —la voz chillona de Sídney me hace rodar los ojos —, quítate de mi camino.

Me preparo para devolverle el golpe verbal, pero me sorprendo cuando mis ojos viajan por su cara, tiene las mejillas sonrojadas y los ojos rojos, su rímel corrido y está temblando, la preocupación invade mi cuerpo, puede que no nos llevemos bien, pero si puedo ayudarla o socorrerla en algo, lo haría sin dudarlo, aunque sé ella, nunca me lo agradecería, pero es lo de menos.

—¿Te pasa algo?

En el momento en que esas palabras salen de mis labios, se rompe a llorar, apoya su espalda en la pared mientras miro hacia los dos lados del pasillo buscando algún indicio de algo o alguien que me aclaré esta situación.

—¿No lo has visto?

—¿Qué cosa?

—E-el periódico, en primera plana aparece mi nombre con una foto diciendo que tengo herpes y no sé cuántas infecciones extrañas que no sabía que existían —habla con rapidez y la incredulidad abunda en su tono de voz —. Sé que soy una maldita perra, pero no me merezco que esparzan rumores falsos de mí o por lo menos no de ese tipo, me está afectando de una manera que no sabía que podía sentir.

Estoy anonadada, se supone que el periódico escolar tiene prohibido esparcir rumores, sean ciertos o falsos, es una de las primeras reglas que nos enseñan cuando entramos voluntariamente, así que es demasiado raro que alguien de los que trabaja ahí hayan hecho eso, frunzo el ceño mientras pienso quién podría haber hecho algo así sin temor a que lo echen del periódico y de la escuela.

Un deseo prohibido ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora