—¿Iremos a la fiesta de Ulises?
—¿Quieres ir?
—Yo voy a dónde tú vayas, eres el que está manejando.
Eso lo hace sonreír, nunca he ido a una de las fiestas de Ulises, no quería toparme con Andrew besándose a otra o jugando los cinco minutos en el paraíso, aunque mi mente me mataba imaginando que hacía eso con otras, pero ahora él es mío, a la que besa es a mí, le envió un mensaje a mamá diciéndole que me quedaré en la casa de Dakota hoy, su respuesta me toma por sorpresa haciéndome reír a carcajadas.
—¿Qué pasa?
—Le dije a mama que me quedaré con Dakota y me respondió que use condón.
—Respóndele que lo usaremos.
Suelta una pequeña risa acariciando mi muslo, no le diré eso a mamá, puede que ella sepa lo que haré, pero no se lo confirmaré, de camino a la casa de Ulises nos paramos en un establecimiento de comida rápida, mi estómago se lo agradece, aunque comí de todo un poco mientras él jugaba, la emoción de verlo ganar me dejó con hambre, pido papas fritas con una hamburguesa y él pide lo mismo, luego de diez minutos llega nuestro pedido.
Insisto en pagar la cuenta, pero Andrew no me deja, me dice que pruebe la comida, que le fascina venir aquí a comprar hamburguesas porque son las mejores de la ciudad y lo confirmo cuando le doy una mordida, este lugar se convertirá en mi favorito, no por la hamburguesa, por él, por compartir este momento conmigo, bromeamos mientras comemos, me hace reír tanto que siento que en cualquier momento vomitaré la comida.
Se estira para dejar un tierno beso en mis labios, distrayéndome para robarme un puñado de papas fritas, me hago la ofendida cuando lo veo comérselas, pongo mis ojos en blanco, un puchero en mis labios y cruzo mis brazos por debajo de mis senos, ignorándolo cuando me habla, me quiero reír cuando escucho la preocupación en su tono de voz, pero sigo metida en mi papel, se desespera e intenta besarme, aunque me alejo antes de que lo haga.
—No debí de robarme tus papas, me lo merezco, pero no me ignores, preciosa —acaricia mi mentón, dejando un beso en mi mejilla —. Puedo comprarte una fábrica de papas fritas, solo perdóname.
—¿La vas a poner a mi nombre?
—Sí, será solo tuya, pero no me ignores más.
—Gánate el perdón.
—¿Cómo?
—Descúbrelo mientras pasa la noche.
En el transcurso a la fiesta, Andrew se queda pensativo, una sonrisa tira de mis labios, antes de que se estacione sé dónde queda la fiesta por el gentío que hay en la entrada, la casa de Ulises es una mansión, el portón está abierto permitiendo que los autos y los que van caminando entren, el lugar desde afuera es magnífico, sabía que los papás de él tenían dinero, pero no pensé qué a ese grado, aunque Andrew y yo vivimos en una de las zona ricas de la cuidad, pero esto es como llegar al cielo.
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Un deseo prohibido ✓
Ficção Adolescente«+18» Él es la personificación de un dios griego. O eso dicen todas de Andrew Basset, el apuesto mariscal de campo, el chico que con una mirada hace que se te mojen las bragas, aunque es un gruñón, malhumorado e inquieto de primera, que va por la vi...