Yo no quiero un amor cobarde.
Te ofrezco todo de mí, si lo querés así.
Yo tengo mucho amor para dar, me desborda. Yo nunca aprendí a querer a medias. Yo te quiero o no te quiero, lo tengo claro, es cierto. Yo nunca supe amar por la mitad.
Es por eso que no quiero un amor cobarde, de esos que te mandan canciones con indirectas, que te quieren en privado, nunca en público. De esos que te quieren tener a vos pero nunca podrían renunciar a que otras más lo quieran. De esos amores falsos y tardíos, que se dan cuenta del cariño que te tienen cuando ya estás a punto de irte, con la mochila en la espalda, los bolsos en las manos, la gorra y los lentes tapando el golpe y el llanto.
Yo no quiero ese amor cobarde que se prohíbe abrazarte, tocarte, acercarse. No quiero que me amen a la mitad cuando yo amo con todo y más. No quiero dar un 100 y recibir casi un 50. No quiero tu amor por indirecta.
Vos crees que yo entiendo todos tus sentimientos y pensamientos, cuando sí, lo intento, pero ni vos entendés tus intentos. Menos vas a entender los míos.
Querés que te quieran pero te asusta querer. Querés que todo el mundo te admire cuando antes de admirar a alguien dormis horas evitando ver.
Yo no quiero tu amor. Me da hambre. Me deja con ganas de más. No me satisface. Me duele.
Tu amor a medias me desinteresa, me aburre, me invade, me carcome. Tenés que llenarme, no vaciarme. Esto no es amor, es cobardía. Es miedo e inseguridad. No querés estar solo, por eso querés por la mitad.