Cuando digo que te amo y tú corazón para de latir, tus ojos se pierden en mí y cada parte de tu mente duda de mi sentir, debo referir. Especificar mi amor hacia cada parte de vos.
Debo interferir en tu discurso, porque lo conozco, sé lo que vas a decir; Que ojalá fuera así, que no te conozco, que no te importo lo suficiente, que lo que siento es porque solo llevamos meses.
Y entonces, te voy a mirar, fijo y sin ninguna expresión en el rostro, y te voy a explicar qué es lo que amo de vos. Mis observaciones más tontas, que hasta ahora no sabías que las había hecho. Cómo esa forma irónica que tenes de reírte cuando estás mal, o el sarcasmo que usas cuando hay algo que no te bancas. También tu mirada perdida en una pared vacía, porque tu mente se desconecta un rato cuando estás cansado. Ojos chiquitos cuando reís, sonrisa tímida. No te gusta. Fan del café, mate sin azúcar, sentimiento solitario, inseguridad disimulada. Necesitas pagar, devolver favores, no te gusta deber nada, das, das, esperando algún día recibir, si no es así no pasa nada, igual te queda plata.
"¿Qué pasa?" No te gusta sentir a la gente rara, necesitas saber constantemente si hiciste algo que la lastimara. Querés indagar en otras vidas, necesitas sentir algo de compañía. Recordar que no estás solo, que no sos tonto. Te sentís tonto. Te sentís solo.
Y entonces, me negas el cariño. Me das el tuyo pero no querés aceptar el mío, te asusta un poco. No crees que realmente yo te quiera. Y entonces, me decís que no te conozco. Así que te miro, y te repito, una y mil veces, que quiero hacerlo. Porque te amo.
