En esta vida no hay nada seguro

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:ADAM:pro_____________________________________________________

Después de lo que parecía quinientos siglos recorrimos la larga carretera en forma de "u" rumbo a la ciudad a una calle urbana, en cuatro horas, se empezaba a ver los autos normales y iban desapareciendo los camiones, aquello parecía nunca tener fin. La verdad estaba tranquilo de pensar que estábamos lejos de los sujetos que nos estaban persiguiendo, pero a la vez estaba asustado de lo que podría pasar después en el sitio a donde tendríamos que ir. Espero que nos ayuden y poder tener aunque sea una mínima pequeña zona de confort, paso más de un minuto antes de que me acordara de respirar.hj

-¿estas bien?- me pregunto Nicole, con un iris de preocupación en sus ojos, sosteniendo nuestras manos enlazadas todavía en su pierna. Me límite a asentir con una media sonrisa pues no estaba seguro de que me saliera la voz.
-todo saldrá bien- me canturreó dejando caer su cabeza en mi hombro despacio.
-claro- musité. Mirando al camionero que todavía sostenía su palillo entre sus dientes, sin musitar ni una sola palabra, estoy leve mente agradecido por hacernos el favor de traernos, hubiera estado totalmente agradecido si no hubiera tenido segundas intenciones con mi Nicole y haberla mirado de esa forma tan asquerosa. Por un minuto pensé en romperle todos los sesos, pero el fue el único camión que paso por esa carretera desolada en la que estábamos. estaríamos todavía allá como un par de cactus secos si me hubiera puesto a pelear con este sujeto.

Sacándome de mis pensamientos negros, el camión frenó en seco, haciendo rechinar las llantas en una parada de autobús, sosteniéndonos de nuestros asientos fuertemente para no chocar nuestras narices en el vidrio de el parabrisas.
-ya llegamos!- bufando una sarta de incoherencias, me quite el cinturón de mala gana para luego bajar los dos escalones y pisar la calle. -Hey! Dame tu número- dijo el sujeto haciendo un teléfono en el aire, guiñándole un ojo a Nicole.
"Ni en broma." Apartándola de la ventana me acerque a la ventana para ponerlo en su sitió. -No gracias!!- grite estampando la puerta del camión de un golpe.

Mirando hacia mis alrededores vigilando que nadie nos estuviera persiguiendo, jale a Nicole para que caminara a mi lado ignorando el semáforo en rojo. seguimos caminando las calles por la acera sin despertar sospechas hasta llegar a Cleantoon Boulevard. Sacando el papel arrugado de mi bolsillo que me había dado la terapeuta, leí la letra borrosa. -¿cuanto falta?-
-tres calles más hacia el sur- devolví el papel a mi bolsillo, asegurándome de que estuvieran las llaves que me había dado Bennett.

-¿qué crees que va a pasar cuando lleguemos a esa dirección?- Nicole mirando hacia el piso pregunto haciendo su agarre más firme en mi brazo. Apretando su cintura con mi mano respondí calmada mente antes de asustarme y salir corriendo.

-pues sólo hay una forma de saberlo nena-
-¿de qué estas hablando?- pregunto frunciendo el ceño, sus ojos marrón mostraban confusión iluminándose con la puesta de el sol que daba directo a su cara. Moví mi cabeza hacia el poco agradable edificio donde teníamos que pasar la noche, indicándole que mirara, volteó su cabeza para mirar hacia al frente con la boca abierta.

Los ladrillos de color rojo a la vista, junto con los barrotes de color negro que tenía cada ventana hacía la pequeña edificación como de una película de terror que cualquier suicida que sufriera de depresión viviera ahí se tiraría de el último nivel, sin contar que sobreviviría por la corta altitud del edificio.
-¿estas seguro que este es el edificio? Pregunto buscando el número de la calle.
-sip- asegure haciendo énfasis en "p" metiendo mis manos en mis bolsillo delanteros.

Me acerque a la entrada, girando el pomo de la puerta tratando de abrirla, pero el metal estaba totalmente oxidado y me impedía moverla. Rascándome la cabeza con impaciencia, pensé calmada mente en que podía hacer, contando de atrás hacia adelante resople cuando se me vino una idea a la cabeza. cubrí mi brazo con la manga de mi chaqueta, para tomar impulso y romper el vidrio. El estruendo de los vidrios caer al suelo, fueron más fuertes que el agujero que se hizo en la puerta de cristal obscuro, metiendo mi brazo con cuidado de no cortarme con los vidrios, quite el seguro y gire el pomo de la puerta hacia abajo con mi muñeca y logre abrirla. Apartando los trozos de vidrio con mi zapato de el tapete sucio, que decía en letra cursiva "welcome".

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