capitulo 5

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- me está lastimando!. Suelteme

Dije con autoridad. Este imbécil no sabe con quién se está metiendo, le puedo romper los dedos si así lo quisiera.

- no te voy a soltar maldita rata. Quien te crees para robar mis pertenencias.

Me dijo el de trenzas mientras me apoyaba más fuerte contra la pared. Haciendo que soltará un pequeño jadeo.

- Aparte de que manejas como una puta loca también me saliste ladrona.
En definitiva mi madre no sabe seleccionar a la servidumbre. Pero eso se va a arreglar, porque te voy a sacar a patadas de aquí.

- Joven. Disculpadme, mi hermano menos tiene una discapacidad y solo pensé en el, su brazalete está en mi bolsillo se lo devolveré, pero por favor no me despida. Haré lo que usted me pida, se lo ruego.

No tuve más opción que humillarme, sabía que si me despedían sería terrible para mi madre y mi hermano. Ahora el empezaría sus terapias, y no podía permitir arriesgar su evolución solo por este incidente.

- mmm con que harás lo que sea.
Bueno está bien, de ahora en más serás mi juguete, mi esclava, estarás para mí cuando yo lo pida, en el momento que lo pida, sin discutir.

Me dió irá su maldita sonrisa ladina, sabía que no podía negarme, y eso se notaba que le encantaba, el hijo de puta solo quiere una persona a la cual humillar. Pero a pesar de la situación mi espíritu rebelde no quería ceder.

- quien se cree?. cree que solo con decirlo y sonreír de esa forma tan estúpida cederé ante su propuesta?

- bueno ratita. Si no lo haces no tendré más opción que sacarte de aquí, y a tu madre también, quien sabe si ella tenga las mismas mañas que tú.

Sentí mi ira desbordarse al escucharlo hablar de mi madre así. En definitiva no sabía con quién se metía.
Sin pensarlo me solté de su agarre, rápidamente lo empuje encima de la cama, y me coloque sobre el sosteniendo sus muñecas delgadas con mis manos, quedando en una pose un poco comprometedora. Podía sentir el calor de su cuerpo debajo del mío. Creo que este forcejeo me estaba excitando, jamás me había sucedido algo así. 
Sonreí victoriosa, al ver si rostro sorprendido por mi fuerza.

- Que carajos estás haciendo!

- Discúlpeme joven pero quiero aclararle que mi madre no es ninguna ladrona, es la persona más honesta que conozco así que le prohíbo mencionar su nombre de forma indebida.

- Muy bien, yo no volveré a mencionar a la señora Sofía, pero tendrás que aceptar mi trato.

Ví como el de trenzas no hacía ni el más mínimo esfuerzo por soltarse de mi agarre.

- Acepto entonces.

- Excelente esclava. Desde hoy seré tu dueño.

Dijo sonriendo de lado.
Cuando de repente sentí un bulto duro pegando contra mi intimidad. El cual me hizo soltar un pequeño gemido. Al darme cuenta de mi penosa acción, abrí mis ojos y sentí como mi cara se calentaba, sabía que ya me había enrojecido, por lo que en un salto me baje de el. Tapándome la boca. Di media vuelta intentando escapar de la vergüenza, pero el me detuvo en el acto agarrándome de la muñeca.

- no, no, no. Aún tienes que terminar de organizar mis gorras.

Me di cuenta que parte de sus gorras estaban en el suelo por nuestro anterior forcejeo.
Extendió si mano enfrente de mi lo que hizo que lo mirara en el acto.

- Quiero mi brazalete de vuelta.

- ah, si señor disculpe.

Saque el accesorio del bolsillo de mi falda, colocándolo en sus manos, mierda si no se hubiera levantado ya tendría dinero para la prótesis de Jorge. Ahora tendría que soportar a este bebé de mami. Que maldición.
Este camino al cofre que aún estaba en el suelo, me hizo un gesto, y rápidamente entendí que debía recoger todo lo que estaba esparcido en el suelo. Me dispuse a agacharme recogiendo el desorden, y colocando el cofre encima de su mesa de noche, este coloco el brazalete dentro la caja y se volvió a acostar en la cama, mientras yo regresaba a mi labor. Me subí con cuidado a la silla, bajo la atenta mirada del trenzado. Sabía que después de eso estaría vigilada, cada movimiento y acción iban a ser rastreados por este payaso.

sumiso corazón  ( Tom - Tokio hotel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora