capitulo 1

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- serpiente!!

Me llama uno de mis colegas, mientras me fumo un cigarro y me tomo un café.

- que.
Respondí algo irritada

- el jefe te manda a llamar.

- mierda. Nunca me puedo tomar un café en paz.

- deja de quejarte.
Corre antes que se encabrone.

Me coloque de pie, y me dirigí a la oficina trasera del almacén.
Entre por la puerta de metal, encontrando al gordo barbón, contando un fajo de billetes.

- Digame, jefe.

- Necesito que vaya con Jhon y presionen al flaco.
Hace más de una semana que quedó, en entregarme el dinero de ventas y hasta ahora no ah aparecido.

- si señor como usted mandé.

- ah. Y serpiente, si el flaco no coopera ya saben que hacer. No demoren

Jhon era mi compañero.
Desde que entré a esto el me enseño a disparar, a no tenerle miedo a ensuciar mis manos, a como ejecutar un robo.
Con el tiempo se convirtió en mi amigo y alguien de confianza.
Aún era una novata en esto. A pesar de llevar tres años aquí aún no había matado a nadie. Mi propósito en esto era sostener a mi hermano menor, Jorge el cual nació con una malformación y es la ausencia total de la pierna izquierda, 

Mi padre era un maldito ebrio.
Cada vez que llegaba a casa, se quedaba sentado en el sillón de la sala.
Viendo la tv y tomando hasta quedar ebrio perdido, dormido como morsa.
Mi madre era la única que trabajaba, era empleada de limpieza, en una casa de familia.

No ganábamos mucho entre lo que yo ganaba por un trabajo, y mi madre de su salario alcanzaba a duras penas para comer y pagar la renta.
Pero cuando me iba bien podíamos comprarle a mi hermano las cosas que el necesita.
Nadie en mi casa sabía que yo llevaba esa vida de gánster, llevaba tres años ocultando este secreto por miedo a destruir a mi madre y a mi hermano. Pero todo lo hacía por ellos, por sacarlos de la miseria.
En muchas ocasiones mi padre robaba dinero para su adicción al alcohol, y cuando mi madre lo encaraba, el la golpeaba.
No sé porque mi madre duro tantos años con ese maldito. Ella me dice que en algún momento fue un buen hombre.
Pero lo dudo.

Agarre mi moto, subiendo me en ella y colocándome el casco. Jhon imitó mi acción, y prosiguió a subirse en la parte del copiloto.
No dejaba que nadie tocara mi moto.
Paseamos por los barrios bajos de Kottbusser, hasta llegar a un club nocturno. era medio día, así que este estaba cerrado, pero ya sabíamos por dónde entrar.

Jhon tocó la puerta de atrás. Pero está estaba cerrada. De pronto, vimos a una chica rubia, muy delgada. Se veía drogada hasta la copa. nos sonrió de forma descarada.

- hola guapo.
Se dirigió a Jhon con un tono sexi, aunque trastabillante.

Jhon hizo una mueca de asco, y la apartó del camino con brusquedad, al entrar le pregunto

- dónde está el flaco?.
Con voz demandante.

- arriba en el segundo piso.
Respondió la rubia.

Nos dirigimos hacia estás y había gente por todos lados, algunos aún en la fiesta drogándose hasta las tetas. Otros ya desmayados por la sobredosis, otros más besándose o follando en las esquinas del lugar. Sin pudor a ser vistos.

Llegamos a un cuarto, con el picaporte roto y un trapo cubriendo el agujero, Jhon abrió la puerta y nos encontramos al flaco en la cama, follando se a dos chicas, las cuales no me moleste en detallar físicamente. estás pegadas una a la otras dándose placer mientras esté observaba con lujuria, su pequeña escena porno.
Sin embargo cuando vio a Jhon la cara de satisfacción se borró de su rostro.
Con un movimiento descuidado, corto el rollo de las chicas, gritándoles que salieran de la habitación.
El colocándose, una bata púrpura que estaba en el cabecero de su cama.
Las dos chicas molestas por la interrupción, salieron del cuarto en ropa interior, mirándome de forma desagradable.
Nos quedamos de pie en el marco de la puerta.
Cuando el flaco hablo.

sumiso corazón  ( Tom - Tokio hotel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora