C9: Silencio

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Derek Hoffman.

Aún recordaba hacía a penas un mes como era mi vida. Tan libre de cargas, de presiones, sin ninguna mujer ordenándome o imponiendo sus deseos sobre los míos, simplemente eran diversiones que utilizaba en noches donde la cabeza se me llenaba de mil demonios y quería olvidarme fornicando con cualquier tipa de piernas largas y rostro agraciado.

Y ahora parecía estar sometido por unos ojos azules iguales a un mar embravecido en una noche tormentosa que no dejaban hacer mi voluntad con ella. Había quebrantado varias de mis reglas, la besé, había llegado al climax entre sus piernas, había dormido con ella, me había duchado al mismo tiempo que ella, estuvimos en mí habitación; parecía haberme pasado una noche pegado a Eva Brooks. La tipa que decidí que sería con quien pasaría un año de mierda que me impusieron para que no me quitaran una herencia completa.

Mi hermana había renunciado a su parte y la entendía perfectamente, es más, en pocas palabras estaba aislada en el conservatorio de danza en New York, nadie sabía su ubicación exacta ni lo que hacía, o a lo que se dedicaba, mi madre la dejó bajo mi cuidado completo y eso hice, la cuidé como mejor pude, alejándola de este entorno que tanto daño le había causado.

Era la única mujer que amaba, Kenia Hoffman era la única que podía decir que oyó un "te amo" de mis labios y a la que le di más de un abrazo. Era mi pequeña hermana, un tesoro que debía cuidar como si poseyera la más grande fortuna.

Edgardo Hoffman, mi tío paterno, y el nuevo esposo de mi madre, Martina, literalmente, me ataron la soga al cuello para llegar a un acuerdo conmigo, en realidad, condicionarme para recibir una herencia que de por sí ya era mía, mi verdadero padre la había dejado para mi hermana y para mí pero por cosas de la vida, terminó en las manos de mi única familia paterna viva así que...u obedecía y les daba lo que querían o simplemente me despedía de lo único que tenía de la memoria de mi padre.

Ellos querían que tuviera una vida estable y creyeron que necesitaba de una esposa, así que tendría una. ¿De donde sacaría una mujer que me agrade al menos como para verle la cara cada día? No lo sabía. Hasta que mi mano derecha fue atacado en la escena de un devastador incendio cuando le pedí buscarme información en el bar incinerado por uno de los grupos criminales más buscados que había atormentado a Suiza en los últimos años.

En silencio, agradecía a Eva, que le salvó la vida a Drew Robert. Y de paso, entró en la mía. En un juego en donde necesitaba una reina para asegurar mi lugar en aquella partida y en ella encontré a la candidata perfecta. Sin pretenderlo Eva se presentó en el momento indicado, justo cuando todo esto a penas e iniciaba.

Tocaron a la puerta de mi despacho en cuanto comencé a pensar en Eva, en sus cualidades, además, de sus defectos que cada vez me iban acercando al borde de la locura. Sin responder, Drew entró con una sonrisa que me indicaba que adopté una cara de idiota por dejarme llevar con mis ideas.

—Ya está aquí.—anunció y yo me serví mi segundo vaso de brandy. Esa mujer alteraba mi sistema nervioso con solo oír su nombre.

Sabía todo de ella. Y estaba cada vez más convencido de que quería a esa mujer a mi lado como se lo dije el día ayer.

—Hazla pasar.

Fueron minutos en los que mi tensión aumentó por la espera. En cuanto entraron sin tocar, supe reconocer que había entrado sin nadie detrás, su presencia inundó mi despacho por segunda vez y decidí tenderle los papeles en sus narices, sin saludarla primero, sin mirarla, sin prestarle más atención porque suficiente había tenido con ver sus piernas cubiertas por la tela de los vaqueros holgados que llevaba puestos. No quería seguir ascendiendo y quedarme observando su torso, imaginándolo desnudo, respirando agitado presionado por el mío. Aún los recuerdos de su aliento mezclándose con el mío mientras la poseía estaban frescos en mi memoria, no quería perder la cordura antes de asegurarme que ella firmara ese bendito contrato.

Exclusivamente mía | Libro 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora