𝐓𝐊 | El despiadado rey Kim Taehyung tuvo un gran acto de bondad, uno realmente difícil de adjudicar a un tipo como él. Nadie jamas en el reino de Gorse se hubiera imaginado que el rey ayudaría a un omega malherido que encontró en el bosque, sin em...
Jungkook no se sentía del todo bien ese día, su pecho dolía y apenas podía respirar con normalidad, se tuvo que esforzar en sonreír para despedir a Taehyung, había ido a arreglar algunas cosas fuera y Jungkook no quería retrasarlo.
Creyó que recostándose un poco el dolor se calmaría, pero no funciono.
Con dificultad se vistió y salió de su habitación, tomándose el pecho y caminando despacio.
– Jeongguk – Cerro los ojos y se detuvo, no ahora – Tenemos que hablar, no puedes seguir ignorándome.
– Tengo cosas que hacer, nos vemos – Intento marcharse, pero Daehyun lo tomo fuertemente del ante brazo, lo jalo hasta él y frunció el ceño – Me está lastimando.
– No te iras hasta que no me escuches, ¿Qué fue lo que te dijo mi hermano? ¿Te conto una historia para hacerse el héroe?
– No me ha dicho nada, suélteme – Suspiro pesadamente una vez Daehyun lo soltó, se llevo una al pecho al sentir de nuevo una punzada dolorosa.
– ¡Mentira! – Grito – Si eso fuera verdad, no estarías con él, estarías conmigo.
Jeongguk negó en silencio, ahora realmente no tenía fuerzas para discutir.
Daehyun lo miro con atención, curveo los labios al verlo respirar pesadamente y tocarse el pecho. Sus ojos se abrieron enormemente y sonrió de lado.
Si su madre había muerto de un infarto, lo más probable es que Jungkook tuviera la misma enfermedad.
– Ve a hacer lo que tengas que hacer, hablaremos después – Retrocedió unos cuantos pasos mirando como el castañito se deslizaba por la pared y caía al piso.
– Dae... – Suspiro.
El alfa negó lentamente, si Jungkook no era para el lo prefería muerto.
Lo dejo ahí y se marchó, mientras que el príncipe de aurea de retorcía del dolor incluso estaba sudando.
Sus gimoteos no se detuvieron, por mas que intentara pararse no podía, su cuerpo no respondía y se sentía muy débil.
Al final solo sintió mucho sueño.
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– Despierte – El omega lo zarandeo con fuerza haciéndolo reaccionar, abrió los ojos lentamente – Esta vivo, que alegría – Dijo sin emoción, el castaño miro la habitación con suma atención – ¿Se siente mejor?
– ¿Dónde estoy? – Pregunto con dificultad.
– En mi casa – Contesto el pálido – Recuéstese o se mareara – Jeongguk lo miro extrañado, ¿Ahora qué?
– ¿Por qué...?
– Casi muere de un infarto – Dijo tranquilo – ¿Sabia que tenia problemas en el corazón? – El omega negó – Pues los tiene.
