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Ambos estábamos con algunos tragos de más, seguimos con los besos fuera del bar y durante el trayecto, tenía una borrosa idea, en mí no tan claro pensamiento, por suerte estábamos en el centro de la ciudad, así que encontrar un hotel no era problema

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Ambos estábamos con algunos tragos de más, seguimos con los besos fuera del bar y durante el trayecto, tenía una borrosa idea, en mí no tan claro pensamiento, por suerte estábamos en el centro de la ciudad, así que encontrar un hotel no era problema.

Empecé a sudar frío cuando entramos al hotel, pero no a cualquier, probablemente una noche aquí, podría valer todos mis sueldos de un mes.

—¿Qué pasa con esa cara? No te preocupes.

<Qué vergüenza, notó mi pobreza>

—Permite que esto vaya por mi cuenta—, abrió su billetera para sacar una tarjeta, me pidió que lo esperara mientras iba a pagar la habitación, no tardó mucho, rodeó mis hombros y así nos fuimos al elevador. La ventaja es que a esta hora no había personas, estábamos solos en aquel elevador que marcaba el piso 15.

Me acorraló de un momento, me beso con un leve tono de intensidad y claro le correspondí, —¿Vas a hacerme más preguntas? —, volvió a besarme.

—No tengo idea de que preguntar—, apenas y podía contestar, se separó un poco.

—Tal vez mi nombre—, no me apartaba la mirada.

—Creo que no es necesario saberlo

—¿Entonces no puedo saber el tuyo? —, bajó la mirada a mis labios.

—Creo que hace mucho más interesante el no saber nuestros nombres, olvidemos todo por esta noche—, el elevador timbró, ya habíamos llegado.

Salimos, caminamos unos cuantos pasos, estábamos frente a la puerta de la habitación, sacó la tarjeta para escanear y entramos a la habitación.

Dejé mi bolso en la mesa, antes saqué mi celular, alcancé a ver la hora, 2:54 am, un cosquilleó me alcanzó al sentir las manos de él rodeando mi cintura y luego sus labios sobre mi cuello.

Apartó sus labios y escuché el susurro en mi oído.

—¿Estás segura de qué nos haremos preguntas? Yo creo que ni siquiera tocaremos el tema, es que la verdad si quiero saber muchas cosas, pero tengo muchas más ganas de conocerte.

Me volteé para que pudiera verlo de frente y aproveché a quitarle la chaqueta, recibí un poco de su ayuda, sin embargo, él pudo quitarme sin problema el abrigo Hacíamos leves pausas y después volvíamos a besarnos.

Me cargó, rodeé mis piernas en su cadera, me apoyó en la cama, se quitó la sudadera y efectivamente cómo lo suponía, su abdomen está muy bien trabajado. Era un marcado bastante atractivo y era el ideal para mí, sus brazos también estaban tonificados, era una batalla contra la respiración, no queríamos apartar nuestros labios.

Poco a poco nos deshicimos de nuestra ropa, hasta acabar completamente desnudos.

—¿Quién eres? —, me preguntó con tanto deseo.

Nuestros labios seguían con su batalla, mis uñas se clavaron en su espalda, su boca recorrió mi cuello, esa noche moriría de tanto que estaba experimentando.

—Alguien no muy interesante—, volví a besarlo sin permitir que dijera algo más, está noche cometería un error, el más tentador que puede haber tenido y quizás valga la pena equivocarme.

Dejé todos mis porqués y mis prejuicios de lado, olvidé todo en ese momento y disfruté del placer que era lo que tenía en ese momento al cien por ciento.

Fue una de las mejores noches de mi vida, yo tenía razón, el no saber quiénes éramos lo hacía sentir más interesante, en algún momento nos quedamos dormidos, entre sueños podía sentir como me abrazaba, esta noche había sido buena y perfecta.


(...)


Desperté teniendo unos brazos rodeando mi cintura, un poco perdida y a oscuras, vi borroso, cómo todas las mañanas al despertar, tallé mis ojos y entonces ya vi perfecto. Observé la habitación, sabía que estaba en un hotel claro; pero la valentía que tenía ayer ya estaba caducada, el alcohol me convirtió en una loca ninfómana y ahora sólo quería esconderme.

Mi cara estaba llena de vergüenza, él seguía en su profundo sueño, podía sentir su respiración en la piel de mi espalda, en un movimiento me acerco más a él.

Espere unos minutos a que durmiera más, entonces quite sus brazos y me levanté con cuidado, había una persona durmiendo en la misma cama en la que me encontraba y ahora que mi sentido de valentía estaba pasado, lo menos que quería era hablar, no podría mirarlo a la cara.

Cubrí mi cuerpo y busqué mi ropa, me di cuenta de que había tres envolturas en el piso, eso me hizo recordar las locuras que hice por la madrugada, en cuánto encontré mi ropa, me cambié lo más rápido posible, fui al baño y mojé mi rostro, antes de irme lo miré una última vez, observé a aquel atractivo desconocido con el que me acosté, dormía plácidamente de espaldas.

¿Qué se supone que haga ahora?

Tomé un bolígrafo y un trozo de papel, tal vez no fue lo mejor que pude haber escrito, pero estaba nerviosa.


"Agradezco la noche de ayer,

en sí agradezco la compañía,

muchas gracias por no dejarme sola"


Y salí de esa habitación, esta es la primera vez que hacía algo tan loco, ahora sabía que tenía que cuidar más mi forma de beber.

Al llegar a casa seguía sin creer lo que había pasado, recordé la nota que le había dejado.

Dios santo que vergüenza ¿así o más ridícula?

Me acosté con alguien y ni siquiera sé su nombre, no debería preocuparme, yo me encuentro hecha un tornado de emociones y él se sentirá normal, no va a tomarle importancia, respiré profundo y me tranquilicé.


(...)


???

<¿Pero qué?> ahí estaba, por primera vez me habían dejado y sin despedirse, sólo dejo una nota, eso me hizo sentir peor.

Había sido la mejor noche que he tenido, esperaba preguntarle su nombre, para mi sorpresa cuando la busqué en la cama, me di cuenta de que estaba solo.

—¿Así que así se siente? —, volví a leer mentalmente aquella nota.

Joder, ahora me sentía incompleto.

Me vestí, fui al baño y justo en mi reflejo, mis labios estaban cubiertos de una tinta rojiza, sonreí a la nada.

Salí de aquella habitación, dando una última mirada y recordando. Había sido magia y hoy simplemente desapareció, sentía un gran vacío. Alguna vez me pasó que olvidé el nombre de la chica, esta vez no, está vez ella no me dijo su nombre y me quedé con ganas de saberlo.

Amanecí solo, desnudo y abandonado en aquella habitación, literalmente me hicieron lo que yo hacía.

Creo que tengo ganas de llorar.

La parte horrible de soñar con cosas realmente agradables es que despiertas extrañándolas por qué no las tienes.

Justo de esta manera me encontraba, extrañando a una desconocida.






















Qué les pareció???
Creen que Luciana se pasó?
Los leo.

Chao personit@s🦋

Déjame amarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora