3. Dependencia

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-Castiel, tienes que dejar que se vaya con nosotros.

La mano de Castiel apretó la varita que tenía sostenida contra la garganta de la que una vez fue su compañera de Hogwarts. Castiel no podía dejar que los aurores se llevaran a la única persona que mantenía su humanidad intacta. Si apartaran a Dean de su lado, él quemaría el Ministerio Mágico hasta encontrar donde habrían escondido a Dean.

-No puedo hacer eso, Hannah. No tienen ningún derecho de apartar a Dean de mi lado -escupió aún apretando su varita.

-Él es un peligro para la comunidad mágica, Castiel.

-¿En serio? Él fue obligado a hacer todo eso -escupió furioso.

-Nunca lo fue y lo sabes.

-No, yo sé realmente lo que sucedió.

Hannah negó difícilmente con la cabeza al estar restringida. -Veo que él no es el único peligroso aquí -dijo Hannah viendo con impotencia a sus compañeros muertos por la maldición asesina

-Yo siempre fui un peligro para ustedes, Hannah. No fui yo totalmente con ustedes, después de todo soy un Lastrange.

-Ya veo -ella intentó moverse pero no pudo así que se resignó a suspirar- Lo siento, Castiel, no soy la única aquí.

Cuando Castiel abrió los ojos con sorpresa una explosión se escuchó cerca a la habitación donde yacía Dean escondido. Castiel se apartó de Hannah no sin antes lanzarse un Petrificus Totalus, corrió hacia Dean se encontraba pero al encontrarlo lo vio temblando y llorando mientras sostenía su varita, a sus pies se hallaba una mujer muerta.

-¿Q-Qué he hecho? -Dean se volteó a ver a Castiel, aún temblando se acercó a él para sostenerse- ¿Qué acabo de hacer, Cas?

Castiel abrazó a Dean para consolarlo, apretó su cuerpo, respiró profundamente el olor que siempre traía consigo todas las mañanas.

-Nada, Dean. Tú no has hecho nada -Castiel se movió para agarrar el rostro de Dean, limpió las lágrimas que caían de sus ojos y le dio un casto beso- pero debemos irnos de aquí. Te quieren apartar de mi lado.

-No, no pueden hacer eso. Yo quiero quedarme contigo, Cas. No puedo hacer esto solo. Yo te necesito. Claire y yo te necesitamos.

-Como yo, yo también te necesito. Los necesito.

-Vámonos, Cas.

Castiel agarró la mano de Dean y la besó asintiendo. Se dio media vuelta para tomar la mochila que contenía todo lo que necesitaban, después caminó hacia el ropero donde el traslador que había hechizado hace mucho tiempo por si algún evento de esta magnitud ocurría. Dean se movió hacia la habitación que estaba oculta con magia y de allí sacó a la pequeña niña que tenían ambos, dormida abrazando a un pequeño peluche de escarbato.

-Es hora.

-¿Qué sucederá con ellos? -preguntó Dean acerca de los cuerpos.

-Hannah se encargará de ellos, no la maté solo está petrificada.

-Ya veo...

Dean agarró la mano de Castiel cuando activó el traslador. Se irían muy lejos de aquí, donde nadie los encontraría, sobretodo donde ninguno se atreva a separarlos.

El único lamento de Castiel al dejar su vida fue abandonar sus sueños de convertirse en Inefable. Pero, Dean lo valía todo, no importa si él fue el culpable de la muerte de varios de inocentes bajo el mandato del señor oscuro, Dean no tuvo la culpa, no cuando estaba atado a la maldición del Imperios. Castiel lo sabía pero nadie quería creerle a pesar de que él fue uno de las víctimas, él vio cuando un mortífago obligó a Dean ha hacerlo. Observó como una cita de San Valentín se convirtió en una masacre.

-Espero que Sammy me perdone por dejarlo.

-Él estará bien, Dean. No está solo, mi hermano cuidará de él.

-Está bien.

Con un último vistazo a la casa, Castiel tomó el traslador.

I'd give you my heart Donde viven las historias. Descúbrelo ahora