🏹 🕯️ Capítulo 1: El Encuentro 🕯️🏹

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I cita:

"La Presentación"
¡¿Por qué te explico?!

Salgo corriendo. Mis pies están sangrando, están agrietado, están sangrando por las lajas de piedras que hay en el camino. No puedo más pero tengo que seguir, debo seguir, tengo que escapar de ese lugar. Me inundan  gruesas lágrimas que ruedan por mis mejillas mientras siento que me queman al mismo tiempo en que el viento choca con mi rostro.
Odio estos días, odio todos los días, odio como sufro incluso cuando ya debería estar adaptada. La vida se vuelve un tanto aburrida cuando no tienes paz.
El cielo se oscurece anunciando la lluvia y mi única solución viable es una casa abandonada a las afueras de mi pueblo. Sigo corriendo ahora con más cuidado para no seguir dañando mis pies y grito cuando un relámpago se encapricha de caer cuando llego a lo que era el portal de la casa. Me inclino sobre la puerta y lo que veo no me sorprende, era de esperarse. La casa había sido abandonada por el incendio de hace unos 5 años, ningún integrante de la familia quedó con vida o eso dijeron los peritos y polis. Entro con sumo cuidado de no poner el pie en una de las tantas grietas que adornan el piso de madera y lo primero que hago es quitarme la chaqueta que pesa el doble de lo normal  por el agua absorbida y luego me deshago de los zapatos, llevando conmigo un top y los jeans. No es lo más seguro para este clima pero es mejor que llevarlo conmigo y pescar una neumonía. Camino y suelto la cola que sujetaba mis trenzas.
Tiro al aire un pesado suspiro y entro a uno de los cuartos donde se encuentra mejor el tejado.

La lluvia parece que también está de mi lado, no quiere escampar ni por un segundo.
Camino hacia la esquina del cuarto y me siento pegando la espalda a la pared, porque de veras que no tengo pensado explorar más de la casa. El papel de Dora no me va, y menos con la historia que la acompaña. Así que sin darle muchas vueltas al asunto y viendo que estoy más calmada cierro los ojos y disfruto de la tranquilidad que emana la casa.
Aunque irónico es cierto.

Pensar en las peleas diarias de mis tíos me desgarra el pecho y aunque fuesen solo eso, recuerdos, duelen igual. ¿Dónde quedaron esos tíos amorosos que me mimaban cuando regresaba del colegio? ¿Dónde quedaron los sorteos para elegir la película que veríamos en la noche del sábado? ¿Dónde quedaron las tardes de domingo donde almorzábamos en compañía de una buena música?

Recordar esos momentos me llena de calidez el corazón, me recorre todo el cuerpo y en segundos no siento el frío que amenazaba con hacerme chirriar los dientes a cada rato.
¿Es ese el poder del amor?

Entro en un profundo sueño y huelo a mar, a tarta de chocolate recién horneada y a ¿Perfumes? En mi subconsciente estoy revisando varias marcas de perfumes, las observo pero no puedo ver su nombre. Me decanto por un frasco en forma de pequeñas manos aferradas y cuando lo volteo para ver el nombre me despierto de un tirón, y mal por mi, porque al igual que yo el chico que está a mi lado se llevó un buen susto.

Nos miramos por varios minutos, minutos en que parecemos tontos al mirarnos fijamente, luego hace una mueca y puedo deducir claramente que está pensando "¿De qué planeta eres? Ser de poquitísima luz" no quisieras ni imaginar la cara que tengo, o mi aspecto.
Menuda cara debo tener.

— ¿Quién eres? ¿Qué haces aquí y... –miro lo que me impide mover los brazos con facilidad —¿Por qué me pusiste tu chaqueta? –Sin idea alguna de lo que él está haciendo aquí y por qué me está mirando así, eso fue lo primero que me viene a la mente.

— Hola. Gracias por preguntar. Me llamo Borja. Estoy pasando la lluvia al igual que tú. –me lanza una mirada dubitativa. — Aunque sospecho que sea solo por eso. –lo escudriño con mis ojos y él ni caso. — Estabas temblando y al parecer no te dabas cuenta de ello. Mucho gusto en conocerte. –me extiende su mano, la cual dudo en tomar. — Vamos... –ladea la cabeza. — Te salvé del frío.
Asiento.

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