Las tentaciones humanos son más fuertes. Confía en mí. Hazme caso.
Borja— Niño no corras.
Dios mío, esta es la parte que más detesto y la que más me duele. Pero es la parte por la que existo.
El crío sigue corriendo como loco por toda la habitación y tropieza con la farola, luego se enreda con el cable de la lámpara y esta cae al piso y se vuelve añicos.
La inocencia es divina. ¡Cuánta vida!
Cierro la puerta del buzón y le silvo a Bruz que llega con el niño a cuestas en su lomo. Lo deja cerca de la silla y el niño se sube dejando de jugar con las orejas de mi amigo canino.
Miro hacia la lamparilla y esta está como hace par de minutos, nueva.— Buen perro.
Le acaricio su gran cabeza cuando llega a mí.
Subo las manos a la mesa y el niño me mira intrigado. El pobre no debe saber qué hace aquí.
¿Quién se lo imaginaría?
Tomo la hoja que está frente a mí y comienzo a leerla.— ¿Jesús, verdad?
El niño asiente y ríe.— Eres un niño muy guapo Jesús. –digo mientras leo las letras en morado.
—Gracias. Mi mamá me lo dice todos los días.
Dice como puede con su aniñada vocecilla. ¿Cuánto tendrá? ¿Seis años? No creo que tenga mucho más puesto que sus extremidades son muy cortas y su pelo aún no ha perdido toda su lana.— Pues tiene razón, –sus ojos me encuentran — pareces todo un guerrero nórdico con tus trenzas y tu mono de modelo Calvin.
El niño ríe y el corazón se me estruja. Bruz se me acerca y me acuña el muslo con el hocico. Lo sé, lo sé, tengo que hacerlo ya.
— ¿Quieres que juguemos Jesús?
— Yupiii, juguemos. Pero rápido porque mi mamá llega pronto y no le gusta que juegue después de haber comido.
Dice entre susurros y luego juega con sus mofletes.Asiento y hago tronar los dedos de mi mano izquierda lentamente mientras me alejo de la mesa. Camino hasta la estantería y allí me detengo.
— Esto no está bien.
Sabes que no está en nuestras manos.— El orden no es así. No debe de ser así.
Vamos, ya hablamos de esto.— Es que es un niño. –lo miro —Es un ángel todavía.
Pero ya debe de regresar. Ya le hizo mucho bien a su familia.Giro la cabeza y aprieto el ceño.
— ¿Qué bien le pudo haber hecho si ya se va?
No demoremos más esto. Se nos acaba el tiempo.Respiro profundamente y maldigo. Miro al niño y regreso a la mesa, trueno mi dedo pulgar y le ofrezco mis manos. Duda un poco pero luego las sujeta. Sus manos son pequeñas y tibias, ya van perdiendo su calor. Si no me apresuro no llegará a tiempo.
— ¿Qué tal si jugamos a las escondidas?
Ya sé la respuesta a eso.
El pequeño ríe.— Bueno, vamos a jugar nosotros tres –hago una pausa — y te digo que Bruz corre muy rápido. –ríe nuevamente —Si quieres esconderte bien puedes ir por aquella puerta hay muchos lugares para esconderse.
Le señalo la única puerta visible de esta galería. A la que está destinado a ir. El niño la mira y luego regresa su mirada a mí.
— Si quieres puedes ir con Bruz. Él te ayudará a esconderte mejor.
Mi amigo se levanta de su esquina y vuelve con nosotros.
— Contaré hasta diez. –lo miro un poco más. —Buen viaje pequeño.
Le ayudo a bajarse de la silla y giro sobre mis pies.
—Recuerda, –hago una pausa para aflojar un poco la pesadez en mi estómago — corre hasta la puerta, no te detengas hasta pasarla. Allí encontrarás un lugar cómodo para descansar y encontrarás diversión. Así podrás esperar a que te encuentre.
Miro al San Bernard que tengo como amigo que camina hasta mi lado pero en sentido contrario a mí y de frente al niño. Va a acompañar al pequeño. Esa es su misión.
— Que no llore.
Mi amigo tuerce un poco el cuello y deja salir un aullido lastimero. — Es una orden.Cierro los ojos.
— Uno... dos... tres...
Y mientras cuento escucho la risa de Jesús y los ladridos de Bruz hacia la puerta.—... diez.
La puerta se cierra y yo giro hacia ella. Lo que duele tienes que dejarlo ir, por tu bien.Camino hasta la ventana y el cielo lo cursa un estrepitoso relámpago alumbrando toda la calle. El cielo se oscurece un poco más anunciando la lluvia invernal y una noche muy fría.
— Eana ¿Qué pasa contigo? –me paso las manos por la cara —¿Por qué no duermes?
Avanzo hasta mi coche y ubicándome detrás del volante salgo como alma que se lleva el diablo.
¡Qué ironía!
Debo de llegar a casa antes que la lluvia.
Enciendo el móvil y marco al teléfono de la terraza. Después de varios timbres la llamada se cae. Doy varios golpes al asiento del copiloto y acelero sin importar los semáforos que casualmente estaban en verde. Conduzco hasta llegar a casa y entro en ella buscando una sola cosa, encontrándola en el jardín descansando en los barrotes del columpio. Me acerco a ella mojándome con la lluvia que hace un rato comenzó a caer, me arrodillo frente a ella y la observo mientras ella se mantiene dormida y empapada en agua.
Mientras voy acercando mi mano a su brazo veo como comienza a ponersele la piel de gallina y comienza a gimotear con los ojos aún cerrados. La llamo nuevamente y no me responde, le sostengo las manos y el vapor es intenso, tiene fiebre. La levanto en brazos y vuelve a gimotear mientras noto que todo este tiempo ha estado temblando.
Me apresuro en entrar a la casa y subo las escaleras entrando en mi habitación. La dejo en la bañera y preparo el agua caliente. Se tensa un poco cuando el agua comienza a salir de la llave pero se relaja a medida que se va aclimatando.— ¿Por qué estás así Eana? ¿Quién te hizo esto?
Trato de quitarle todo el frío del cuerpo con el agua caliente y la ropa no me lo permite.
¿Tendré que quitarle la ropa? No, no puedo. Pero debo de hacerlo.
Con una mano sujeto su cabeza y con la otra voy hacia el dobladillo de su camiseta, la levanto y a su vez voy dejando su piel morena desnuda. Trato de mantenerme concentrado.
Es por su bien, no estoy haciendo nada malo. Cuando esta ya está a un lado de la bañera le doy gracias a Dios de que lleve un sujetador sosteniendo sus minipechos.
Vamos, concéntrate.
Con la otra pieza es más fácil y más reveladora.
Más inquietante.
Más desconcertante.
Más angustiante. Al quitarle la pieza lo que se revela no me lo esperaba.
Tranquilo, su tanga es color piel. Por eso no la vez. Tranquilo. No está desnuda de cintura para abajo. Tranquilo. No seas mal pensado.
La dejo un tiempo más en la bañera y voy hacia mi armario. Busco ropa seca y unos bóxer.
Me matará cuando despierte, juro que me matará.Eana aunque las visitas son hermosas esto lo hago por tu bienestar. Yo sería incapaz de aprovecharme de este momento.
La levanto de la bañera y cuando trato de envolverla en la toalla para secarla se desmaya y se desploma en mis brazos. La toalla cae en la bañera y...¿O por Dios y ese lunar?
~|~|~|~
Nota Notilla!!!
Pero serás atrevido Borja. Tus ojos traicioneros violaron a nuestra niña. Jajaja por Dios. Ojalá y ella no se moleste. Hiciste un bien y te viene un gran mal. Solo esperemos.
Holaaaaa capítulo largo, triste al principio pero al final como que mejoró la cosa ¿no?
Porque a la vida hay que ponerle risas y colores o sino por qué empezar un nuevo borrador.
Les aclaro que las letras en negras que están debajo de lo hablado por Borja no es su imaginación.Besos.
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Profano
Science Fiction🏹 Él es así. Destinado a vivir en este mundo. Un mundo de débiles, citando sus palabras.🕯️ Si quieres leer sobre una mitología modernizada. De dos corazones salvajes. Cerebros que se van de fiesta y pocas veces están en equilibrio. De una histori...