🏹 🕯️ Capítulo 5: Recordándolos🕯️🏹

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— Por un maldito perro. –escucho.

— Es el perro de Jhon Wick. –grita.

Y aquí estamos los tres en la sala. La señora en el sofá, yo en la pequeña mecedora en una de las esquinas del salón y Borja en una posición parecida a la mía.
Después de comer la exquisita comida pasamos a elegir algo que ver y pues ganó la opción de la mayor de la casa.
A media noche el ególatra se levantó de su sillón y despidiéndose de nosotras salió de la casa.
No dijo a donde iba y yo no lo he vuelto a ver, y ya casi se acaba la segunda parte de la Saga.
¿A dónde habrá ido?

— Vamos nena. Vamos a dormir.

Nos levantamos y salimos de la sala arrastrando los pies. ¡Pero qué cansancio es este por Dios!
Apagamos las luces y entramos en el pasillo de las habitaciones. Mónica se despide de mí al pasar por la primera puerta y Merion se va con ella. Yo en cambio me voy hacia la última que es la de los invitados. Digamos que ya esta me la tienen reservada. Entro y enciendo la luz, la estancia está como misma. Los sillones rojos a cada lado de la cómoda y la cama de espaldas a la ventana. Me tiro en ella y observo el techo. ¿Qué hará a estas horas?

— ¿Hey por qué te preocupas?

Eso, regáñate. No pierdas el tiempo pensando en esas cosas.
Masoquista.
Pensando en él.

Me deshago de las pantuflas y me enrollo en las sábanas.
Hoy pienso dormir, nadie me va a impedir descansar. No habrá una pelea ni el ruido de algo rompiéndose. Descansaré porque puedo y me lo merezco.
Fin.

—Recuerda que primero va este.
Papá me lanza la pieza indicada mientras me sonríe.

Mi casa, mi dulce hogar.
Permanecemos sentados en la alfombra de la sala de mi hogar mientras armamos el rompecabezas del abuelo. Pernamecemos porque mi papá y yo trabajamos en este complicado monumento mientras mamá está en la cocina.
Coloco la pieza siguiente y con esta. Hemos terminado el puzzle de este verano. El puzzle número once de trece para ser más exactos.

— ¿Eana sabes que eres una chica muy especial verdad ?
Niego con la cabeza.

Papá sonríe nuevamente y me sienta en su regazo.

— ¿Sabes cuál es el misterio de tu pelo?
Pone la mano en mi cabeza  y yo abro los ojos sorprendida.

Déjala Anthon. –aparece mamá en la estancia.

Mamiiii.

Corro hacia ella y la abrazo por las caderas. Me abraza y baja lo que sostiene en su mano para que pueda verlo. Me paso la lengua por los labios y voy hacia la mesa.

Ya tendremos tiempo para decirle, amor.

— Vale, vale. ¡Mientras tanto disfrutemos de esta tartaaaa! –papá toma una cuchara y yo hago lo mismo.

— Hey, creo que se les olvida algo.
–nos miramos y yo suelto una risa pícara. — Vamos, a lavarse las manos.

Me despierto entre lágrimas e hipo en la penumbra de la habitación. Me pongo la mano sobre el pecho tratando de calmarme un poco y la otra sobre mi boca para opacar un poco el sonido que sale. Es asfixiante, no lo aguanto. Camino descalza hasta la ventana y la abro para que entre un poco de aire. Pongo las manos en el borde y dejo salir mis lágrimas, lágrimas calientes y desordenadas.
Necesito aire, más aire. Abro la puerta y salgo corriendo suavemente por el pasillo tratando de no hacer ruido.

Siento que no puedo respirar y me agarro fuertemente del columpio y dejo salir lo que estuve reteniendo dentro de la casa. Grito, grito con ganas, grito con la intención de lastimarme la garganta y las manos mientras aprieto el columpio.

No se merecían morir así. No de esa forma tan miserable. No antes de ver a su hija graduarse y cumplir sus sueños. La vida me los quitó sin avisarme. Desde que ellos se fueron me fragmenté en dos partes y no he podido unirlas desde ese entonces. Recuerdo sentir que me quitaban el espejo que me hiba guiando, yo me veía en ellos y ahora ya no más.
Desde ese entonces mi futuro y mi presente fue incierto. Me ingresaron en una casa de acogida de la cual me fugaba y divagaba por las calles hasta llegar a mi casa. No soportaba la idea de estar sin ellos, pensaba que en cualquier momento hiban a llegar y me dirían que todo era parte de una broma de mal gusto, que todo era falso que ellos siempre me estaban observando y que me guiaban. Pero al pasar las semanas y ver que mis tíos tomaban mi  custodia guardé esa esperanza en mi corazón y desde ese momento ellos son mis ángeles de la guarda y Cresto, mi guardián de sueños.

Maldigo aquella cita que le ofrecieron a mi papá y me arrepiento de mi insistencia para ir a ese viaje. Ellos estarían vivos y yo no tendría que estar ahora en otra ciudad viviendo con la metamorfosis de mis tíos.

Miro hacia el cielo y mis ojos derraman nuevas lágrimas.

Perdónenme. –limpio mis lágrimas — Lo siento mucho.

Y como si de una escena de película se tratara pasa una veloz estrella fugaz adornando el cielo enojado y me dejo caer hacia el suelo. Abrazo mis rodillas y apoyo mi cabeza.

— No sabes cuanta falta me haces Cresto. Te extraño.

Y con eso mi mente se llena de una niebla espesa.

Notaaaaa Notillaaa!!!
Es triste saber esta parte de la vida de Eana. Pero aún con su dolor sigue y busca ser una mejor versión. Eso es lo que tenemos que aprender de ella. A ser luchadores. La vida es un prueba de fuego, gana el que tenga mente fría y piernas fuertes.

Profano Donde viven las historias. Descúbrelo ahora