Capítulo 2

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Una vez despierto, me aseguré de revisar que todo lo importante estuviera en mi mochila. Contaba con una laptop, algunas cosas de aseo personal, algunos lápices y una libreta pequeña para anotar cosas. Siempre es bueno tomar notas. Las demás cosas, y los objetos que no eran frágiles los metí en una caja, nada en especial. Así que miré mi habitación por una última vez, lucía algo vacía sin mis cosas personales que caracterizaban el lugar.

Hablé con el propietario del apartamento, le dije que no iba a estar probablemente más por aquí, así que lo mejor fué decirle que alguien más ocupara mi apartamento, ya que me iba a mudar. Por supuesto, le entregué mis papeleritos de identidad y las facturas correspondientes. Ahora bien, ya estoy listo para irme.

Salí del departamento, buscando la parada de autobús más cercana que lleve a Pelican Town. Pasaron alrededor de 27 minutos, hasta que un autobús de color verde oscuro llegó. Al parecer no estaba muy lleno, lo cual era un poco extrañable estando en una ciudad tan grande, pero al parecer no mucha gente iba a Pelican Town. 

—Creo que hoy tengo algo de suerte. —dije mentalmente mientras me paraba y esperaba que las puertas del autobús se abrían. Las puertas se abrieron haciendo un sonido un poco estruendoso, una vez le di mi pasaje de autobús al conductor, me senté en uno de los asientos. La clave es conseguir el que mejor tenga vista y no haya mucha gente, normalmente evitaba sentarme en los asientos de atrás, si no más bien me sentaba en los lados.

¿Qué decir del recorrido? Fué bastante tranquilo, la brisa fría entraba dentro del autobús, había algo de silencio, bastante a decir verdad. Tal vez sería mejor dormir un rato, madrugar puede ser algo agotador.

10:41 a.m.

¡Pelican Town!

Desperté cuando sentí que mi cuerpo chocó contra el asiento delantero cuando paró el autobús, por suerte no había nadie adelante, y las pocas personas que habían ahí no me estaban prestando atención. Agarré mi caja que estaba al lado mío y me bajé del autobús. El lugar lucía bastante tranquilo, pero mi atención se dirigió al lugar donde empezaban a venir un anciano, junto con una pelirroja.

—Hola, debes ser el Nieto del abuelo, mi nombre es Lewis, y soy el alcalde. —comentó el Alcalde mientras su miraba parecía algo alegre. —Ella es Robin, es la carpintera de Pelican Town. —añadió el Alcalde mientras me miraban ambos fijamente, con algo de curiosidad pero lucían al mismo tiempo algo felices.

—Hola, es cierto. Soy Nieto del abuelo. Vine acá porque quería cambiar mi estilo de vida. —dije mientras los miraba a los dos.

—Me alegro que hayas decidido venir a Pelican Town, aunque sea un pueblo un poco modesto, te sentirás como en casa. —dijo el alcalde mientras articulaba el dedo para indicarme que lo siguiera.

Seguí al Alcalde Lewis, junto a Robin, no sabía a dónde nos dirigíamos hasta que miré a lo lejos una cabaña, se veía un poco rústica. Nos acercamos hasta la casa y abrimos la puerta. Era como si hubieran vivido allí muchos años antes: era grandiosa, pero además estaba en un lugar con una vista bastante linda.

—Esta era la cabaña de tu abuelo, espero sea de tu agrado. Robin podría construir una cocina si así lo quieres, además de expandirla un poco. Claro, eso te costará un poco, pero sus precios son bastante asequibles. —agregó el alcalde y luego miró a Robin para saber si ella estaba de acuerdo. Seguido de eso, ella asintió.

—El centro del pueblo se haya cerca de aquí, si quieres integrarte y conocer a los demás, puedes ir al Salón de Fruta Estelar en la noche. Lewis y yo nos debemos ir, mi cabaña se encuentra cuesta arriba, puedes hablar conmigo luego, Adiós. —dijo Robin para abrir la puerta e irse junto al Alcalde.

Bien, es hora de que empiece a desempaquetar mis cosas, así que empecé con la caja, que contenía algunas cosas no tan relevantes. Un par de camisas grises y pantalones cortos; jerséis largos, una tarjeta SD y algunos libros. Una vez terminé de sacar todas mis cosas y ordenarlas, salí de la casa y me dirigí al Salón de Fruta Estelar, era algo temprano, así que no había mucha gente que digamos. Una jóven de cabello azul me habla, parecía muy alegre.

—¡Hola! ¿Eres nuevo aquí? ¿Cómo te llamas? —dijo ella mientras se encontraba detrás del bar, junto a un hombre con mostacho. —Mi nombre es Emily, ¿es verdad que eres granjero? —exclamó ella mientras me miraba esperando una respuesta de vuelta.

—Bueno, no exactamente. Como tal no soy un granjero, pero podría aprender. —dije mientras abría un poco los ojos. —La verdad no sabía que mi abuelo era granjero, solo quería venir acá para abandonar mi vieja vida. —comenté mientras me sentía un poco extrañado con el hecho de que tu abuelo no te había comentado esto, digo. Conocía la granja porque mi madre me había comentado sobre esto, pero nunca mencionó que fuera granjero.

—Oh, eso es bueno, abandonar tu vieja vida fué buena idea. ¡Estoy segura de que te agradará el pueblo! —dijo ella mientras sonreía y tenía los ojos entrecerrados. —Bueno, lo siento si no puedo hablar más contigo por ahora, pero tengo que ayudar a Gus con el Salón, ¡nos vemos luego! —Finalmente ella se fué junto al Cantinero.

No tenía nada que hacer por hoy, así que me quedé un rato más, el señor llamado Gus regresó de la habitación que estaba atrás del Salón, seguido de eso llegó una señora, con un aspecto bastante demacrado, una mirada bastante apuñalante y un cabello rubio.

—¡Gus! Dame otra de tus buenas. —incitó la señora mientras se sentaba cerca mío y esperaba que el señor Gus le diera su orden.

—Claro Pam, aquí tienes. —dijo Gus mientras le pasaba un tarro de cerveza de un tamaño bastante grande, con un cristal templado y goteando por el frío, y mucha espuma.

Ya se estaba haciendo tarde, así que regresé a mi cabaña. Una vez dentro, me puse cómodo en mi cama, la cama se sentía bien, no estaba muy dura, pero tampoco estaba demasiado blando el colchón, me acosté y luego de unos minutos, me quedé dormido...

Confía... ¿confía?




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