capítulo 9

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Aunque cuando nos sentamos en uno de los sofás rojos de Hank's ya estoy casi seca, Amber nos trae dos batidos cortesía de la casa mientras repite una y otra vez que parezco una pordiosera.

-¡el domingo los he echamos de menos!- dice mientras deja los dos enormes batidos de chocolate encima de la mesa y se apoya, relajada, en el respaldo del sofá.

-mi padre trabajaba- contesto mientras saco el libro nuevo y la lista de mi madre de la bolsa -pero este domingo seguro que vendremos.

Hace una burbuja con su chicle rosa, me dedica una cálida sonrisa y mira atrás para cerciorarse de que su marido, Luca, que está en la cocina, no la oiga.

No le gusta decirle a la gente cuál es el plato especial del día antes de que llegue el día en cuestión porque si no ya no es «especial».

-tendramos el plato preferido de tu padre. Luca va a hacer su pastel de carne- susurra guiñándome un ojo y señala a Luz con la cabeza -¡trae a tu amiga! Yo me encargo de que le toque una porción bien grande.

-de acuerdo, Amber- contesto, aunque apuesto a que el último sitio donde Luz querrá estar este domingo es en Hank's, comiendo pastel de carne conmigo.

Ya me parece sorprendente que siga aquí ahora.

Sin embargo, para mi sorpresa, miro al frente y la veo asentir con entusiasmo, totalmente dispuesta a zamparse ese pastel de carne que provoca ardor de estómago y que Luca prepara una o dos veces al mes.

Sonrío para mis adentros mientras Amber se va tan contenta a apuntar la comanda de otro cliente.

Le mando un mensaje a mi padre para decirle que Luz me llevará a casa de los Noceda y empiezo a mirar qué apps de traducción hay disponibles para mi móvil.

Echo un vistazo a Quick Translate, una que tiene 4,3 estrellas sobre 5 y que se supone que puede tomar fotos de palabras en tiempo real y traducirlas. Gimo al ver que la página tarda un siglo en cargarse.

-no me acordaba de que aquí no hay casi cobertura. En cuanto abres esas puertas de cristal tan pesadas pierdes unas tres rayitas.

-¿cómo era el tatuaje de tu madre?- pregunta Luz mientras alarga una mano para tomar el libro. Pasa las páginas con los pulgares y se inclina para dar un trago de su batido.

-lo llevaba en el brazo- contesto. Salgo de la App Store y busco la foto de mi madre del Cuatro de Julio. Se la enseño y hago zoom en las palabras -dice «un verano invencible».

Luz estudia la fotografía, asiente y vuelve a centrar su atención en el libro.

Yo, por mi parte, me concentro de nuevo en la pequeña app azul y blanca que está tardando un millón de años en descargarse. Exhalo un largo suspiro.

-esto va a tardar un...

-au milieu de l'hiver, j'apprenais enfin qu'il y avait en moi un été invincible.

Levanto la vista de golpe para ver con mis propios ojos a Luz leyendo el libro en un perfecto francés.

Su mirada se desliza desde la página 158 hasta encontrarse con la mía. El corazón me late desbocado.

-¡¿hablas francés?! ¿Por qué no me habías dicho nada?

-querías decírtelo, pero alguien que yo me sé estaba demasiado ocupada trayéndome hasta aquí como para dejarme abrir la boca- hay un brillo travieso en su mirada; noto que me arden las majillas -hace varios años que lo estudio. De hecho, estaba pensando en continuar en la universidad.

Me vibra el teléfono: la app, ahora inútil e innecesaria, ha empezado al fin a descargarse.

-entonces ¿sabes qué significa?- pregunto rodeando la mesa y sentándome a su lado.

Miro el libro por encima de su hombro bronceado. Ella señala la frase que acaba de leer.

-«en medio del invierno, finalmente aprendí que había un verano invencible dentro de mí». O algo así.

Asiento despacio mientras asimilo la información e intento dar con una conexión, hallar algo escondido tras esas palabras. Algo que me hable de ella y de sus experiencias.

Miro la frase con los ojos entornados y pienso en Matt y en el baile, y en los últimos tres años sin mi madre. Recuerdo los resultados de los exámenes de acceso a la universidad, rotos y pegados con cinta, que encontré en su caja de recuerdos.

Pero no hay nada en esa frase que me ayude a unir los puntos entre todo eso.

-pues nada, estupendo- digo echando los brazos al cielo -a ver, ¿qué significa eso? Pongo patas arriba una librería de segunda mano con la esperanza de que un viejo francés me cuente un secreto perdido sobre mi madre... Solo se me ocurre a mí.

Luz se echa a reír y saca su móvil. La observo escribir la traducción y mandármela en un mensaje. Se apoya en un codo y me mira a los ojos.

-bueno, puede que eso cambie. Tal vez no signifique nada ahora, pero quizá un día sí lo hará. Tal vez tengas que terminar la lista para encontrarle un sentido, o algo así.

-¡estoy atrapada en el invierno, Luz! No hay nada en este verano que sea invencible- murmuro. Cojo mi batido y le doy un largo trago.

-no... Todavía- me corrige y me dedica una de sus sonrisas de oreja a oreja, lo que me recuerda al día que me convenció para encender una bengala en mi salón, hace diez años. Me da la impresión de que hoy también sería capaz de hacerlo -quiero decir que quizá al principio tampoco tenía sentido para tu madre. Tal vez su verano tampoco empezó siendo invencible... pero acabó siéndolo.

Muerdo la pajita, pensativa.

-además, ya has dado el primer paso- añade. Agarra el bolígrafo que Amber se ha dejado en nuestra mesa, me lo tiende y me pone delante la lista de mi madre. Mis ojos se detienen sobre el número nueve.

9.Comprar un libro en otro idioma.

Mi primer punto de la lista. Llena de felicidad, cojo el bolígrafo y dibujo una pequeña marca azul al lado de la línea.

El primer paso. He tachado un punto de la lista de mi madre.

La Lista de la Suerte  (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora