Era se una vez un príncipe Omega, qué tenia todo desde su nacimiento, nacido en un castillo rodeado de atenciones y privilegios, siendo el único heredero al trono, su padre ya en su mayoría de edad lo casaría con alguien de su clase, para fomentar s...
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La cajita dejo y destruyó toda evidencias qué pudiera comprometerlo a un peligro con el príncipe o saber su verdadera identidad, asi qué antes qué todo, leyó la carta con atención, antes de que pudiera ser descubierto...
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Hola mi querido Alfa...
Gracias por escribirme y saber que estas bien, saber que cada vez te extraño más y que mi mundo, ya no es el mismo si no estas conmigo, asi como tengo una foto tuya, también quise qué guardaras mi collar, te lo regalo con todo mi amor💜, se que estamos en una etapa difícil y cuanto más pasa el tiempo, más me da miedo perderte...
-No mi Tae, nunca me perderás...
Ahora te siento más cerca, cada que leo tu carta y me consuelo, he tenido qué evadir mis dos responsabilidades con mi casorio y mi corona de rey, por fortuna aquel príncipe qué me pretende, se fue por un tiempo a su reino y estaré a salvo, sin embargo... eso no será para siempre, tendré que ser astuto y valiente para que no terminen por casarme, no tardes mucho mi amor💜qué te necesito y no se, si podre resistir más.
Fin de la carta
La carta no llevaba nombre, pero sabía que era de Tae, por su firma de letra y su manera de decírselo y expresarlo, era por la seguridad de su voz y saber que ahora un simple soldado, estaba alagando al hijo del mismísimo rey, la carta doblo y la guardo de nuevo en la cajita y la enterró entre las hierbas para que nadie la descubriera, sin embargo...el collar lo oculto por debajo de su uniforme de soldado y lo cubrió con tanta delicadeza, qué solo quería llevarlo con el a todas partes.
Así que regreso al cuartel discreto y sin ser sospechoso de nada, siguió con sus actividades más dispuesto que todo, aunque las vendas de sus heridas estaban manchadas de sangre aun, por no tener reposo lo suficiente y lo frio del agua, hicieron qué siguiera débil.
Cuando llego a su lugar de descanso, todos los soldados lo miraban mostrando su ayuda, viendo como quitaba las vendas y secaba su cuerpo con una toalla, hasta que Jungkook se acerco mirándolo de nuevo con angustia...
-Odio a ese sargento, como se atreve a tratarte de ese modo, por su culpa no te recuperas del todo...
-Lo se, pero ya lo desafíe y pronto tendrá el atrevimiento de desafiarme a un duelo, a ver quien es más fuerte...
