Retorno al pasado. (Hawks x Dabi x OC)

7

POV: Dabi. 

Los días pasaron y no habíamos visto a Shin desde la pelea en el colegio. Cada vez que le preguntaba a mi padre o mi madre ninguno contestaba. 

D: Papá...- me acerqué. 

E: Si vas a volver a preguntar por Shin, la respuesta es no. - contestó sin mirarme. 

D: Pero...

E: Touya, no lo repito más. - se giró enfadado. 

D: Vale...- me di la vuelta y me senté con Keigo en el suelo. 

H: ¿Shin no va a volver? - me preguntó con cara triste. 

D: Tengo la misma información que tienes tú. - le contesté cortante. 

H: La echo de menos...-susurró. 

D: Keigo...- me levanté y me puse delante de él. - ¿La echas de menos? - empecé a subir la voz. - ¡¿Tú la echas de menos?! 

E: ¡Touya! - se acercó. - ¿Es necesario que lo trates así? 

D: Tengo razón, ¿él la echa de menos? ¿Y yo qué? ¡Es como mi hermana! 

E: Vete a tu habitación. - dijo tajante. - ¡Ahora!- señaló la puerta. 

Subí corriendo a mi cuarto y me lancé en la cama con rabia. Desde ahí podía ver su habitación, la ventana antes abierta, ahora está cerrada. ¿Dónde fuiste? ¿Por qué no sé nada de ti? ¿Por qué no quieren decirme nada? Me dolía el pecho. Quería irme y buscar respuestas por mi mismo, pero sé dónde están mis límites y ese era uno de ellos. Me quedé llorando en silencio en aquella oscura habitación. Por favor vuelve. 

POV: Shin. 

Luego de que me expulsaran del colegio, me metieron en un internado para alumnos conflictivos. Aquí venía la mayor mierda que podía haber en las escuelas, estábamos todos juntitos intentado ver quién era más fuerte. Pero yo me tenía que escapar lo antes posible, tenía que salir de allí, tenía que volver con Touya y Keigo...tengo que impedir que les pase algo malo, no puedo cometer los mismos errores... otra vez. Tengo que volver. 

POV: Dabi. 

Semanas más tarde. 

E: Touya, ¿estás concentrado en lo que estás haciendo? 

D: Sí...- contesté agotado. 

E: Yo creo que no, ¿cómo es posible que Keigo haya mejorado mucho más que tú? - se cruzó de brazos. 

D: No lo sé. - lo miré. - Será que es mejor que yo- esbocé una sonrisa amarga.

H: Claro que no. - me miró a los ojos. - Tú controlas mucho mejor tu don que yo, te mueves mejor en el cuerpo a cuerpo...¡Eres mucho mejor! - me intentó animar. 

D: Sí, claro...- seguí con mi falsa sonrisa. 

E: Llevas un tiempo con un comportamiento que no me esperaba de ti. 

D: ¿Y qué esperabas? 

E: ¿Qué? - estaba atónito. 

D: No quiero entrenar más. - me limpié el sudor y me giré para irme. 

E: De eso nada, señorito. - me agarró la mano. 

D: ¡Déjame! - grité intentado zafarme. - ¡Déjame! - volví a gritar. 

R: Touya, ¿qué pasa? - dijo mamá desde la puerta. 

D: ¡Dije que me sueltes!

En ese momento mi don se salió de control, estallando como nunca antes. Mi fuego no quemaba normalmente debido a que estaba mezclado con el don de hielo de mi madre, pero en ese momento sentí mis brazos arder como nunca antes. Grité del dolor que sentí. 

E: ¡Touya, para! - me soltó rápidamente. 

R: ¡Touya, Touya! - vino corriendo hacia mi. 

H: Touya...te estás quemando...- se echó hacía atrás con cara de horror. 

Cuando escuché a Keigo me di cuenta que me estaba quemando los brazos, no solo era el dolor, realmente mi propio don me estaba haciendo daño. ¿Qué está pasando? 

D: Tengo miedo...- quería llorar.- Me duele...Shin. 

-¡Touya! - gritaron desde la puerta. 

Oí los pasos correr hacia mi, pero no me podía mover, me dolía tanto que sentí que si me movía en lo más mínimo, acabaría muriendo. 

-Touya...-me abrazó. - Ya estoy aquí, he vuelto contigo. 

D: Shin...- mis lágrimas brotaron aún más de mis ojos.- Te voy a quemar...Shin. 

-No, no lo harás porque sé que te vas a calmar y vas a parar esto. - me abrazó más fuerte.- ¡Eres capaz, To-kun! 

Cerré los ojos y poco a poco fui neutralizando mi don. Al cabo de pocos segundos había conseguido parar. 

-Sabía que podías lograrlo. - me dejó de abrazar y vi su sonrisa. 

D: ¿Eres tú de verdad? - le toqué la cara. - Shin...- la abracé con fuerza. - No vuelvas a irte, no me dejes. - las lágrimas no paraban de salir. 

-No lo haré, te lo prometo. 

Después de eso me llevaron al hospital dónde atendieron mis heridas ocasionadas por mi propio don. ¿En dónde se ha visto que tu don te pueda hacer daño a ti mismo? ¿Soy así de malo? ¿No sirvo para esto? 

E: ¿Está bien, doctor? - se le notaba preocupado. 

x: No le voy a mentir, me preocupa que algo como esto haya podido pasar...- miró al ordenador. - Por favor vigílenlo, cuando use su don. Lo seguiremos monitoreando para saber qué es lo que pasa porque siendo sincero me parece extraño que luego de haberse manifestado y no presentar problemas, lo haga ahora. 

E: Vale, muchísimas gracias. 

Salimos de la consulta, nos metimos en el coche y fuimos todo el camino a casa en silencio. Al llegar me bajé corriendo del coche, necesitaba saber que Shin había sido real, que verdaderamente estaba ahí. Corrí hasta la sala dónde entrenamos, pero no estaba ahí. 

R: Touya, pequeño. - me susurró. 

D: Mamá...- me giré. 

R: ¿Estás bien? ¿ Te duele mucho? 

D: No...- miré mis brazos. - Mamá, ¿dónde...? 

R: Está en tu habitación. - me sonrió. - No hagas ruido tus hermanos están durmiendo. 

D: Vale, mamá. - subí corriendo. 

La puerta de mi habitación estaba medio abierta. Desde fuera puede ver una sombra sentada en medio de la ventana, acariciando la cabeza del rubio que dormía. Ella estaba mirándolo con una sonrisa. 

-¿No vas a entrar? - susurró mientras me miraba. 

D: Shin...- entré en la habitación. - ¿Dónde has estado? 

-Me han internado en la EAC. 

D: La escuela para alumnos conflictivos...¿Estás bien? 

-Ya sabes que nadie es más poderoso que yo. - me sonrió. 

D: He oído que ahí no hay leyes, tienes que tener cuidado. 

-No te preocupes...-sus ojos se tornaron oscuros. 

D: Tienes que volver...conmigo. 

-Claro que lo haré. - me hizo seña para que me acercase. - ¿También quieres que te acaricie la cabeza para dormir? 

D: Siempre sí. - fui a su lado.

Nunca me cansaré de decir que Shin parece más adulta de lo que realmente es y no se si es por eso que a veces da mucho miedo.

 Algo dentro de mi me decía que algo no iba bien, algo me decía que no la dejara ir esa noche, que no la dejase volver a esa escuela. Iluso de mi, me quedé dormido.