Tercera cita: Trono

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Dos días después, tal y como habían quedado previamente, llego Jack al templo de Hércules por la noche, pero se llevó una gran sorpresa cuando al poco de adentrarse en el edificio, en lugar de encontrarse con algún sirviente (como era de costumbre), encontró al pelinaranja recargado en una de las paredes del recibidor, esperándolo.

-Good Night Sir- Comentó el humano con una sonrisa tranquila. Esa noche el londinense iba vestido con una camisa blanca, un chaleco gris oscuro, pantalones de vestir color vino y un saco largo gris claro con detalles negros y cola de pingüino, así como un sombrero negro, collar masculino, guantes blancos y su monóculo.

-Buenas noches Jack- dijo el griego mientras se acercaba al humano para saludarlo besándolo en la mejilla - ¿Cómo has estado? – En ese momento el dios iba vestido con su tradicional traje de batalla ya que al parecer había decidido hacer caso al comentario que le hizo el londinense en su último encuentro.

Al peliplateado le llamo la atención la naturalidad con la que lo estaba tratando el ojiazul pero eso no era algo que le desagradara. De hecho, Hércules de un tiempo para acá lo trataba con cierto nerviosismo cada que se veían, por lo que le alegraba volver a sentirlo tan tranquilo a su lado, tal y como había sido al inicio de su amistad – I have been fine ¿y usted? – preguntó Jack con calma.

Esta pregunta hizo que el dios sonriera ampliamente antes de decir - Ahora que llegaste, mejor- lo cual provoco un ligero sonrojo en el ex asesino para después sonreír con ternura.

- Thank you for your words Sir...- tras lo cual el albino volteo a ver a todos lados con curiosidad -y puedo preguntar ¿A que debo el honor de me reciba usted mismo? ¿Acaso le sucedió algo a sus sirvientes? – Preguntó el humano con curiosidad a lo que el griego negó con calma.

- No paso nada, solo les di la noche libre... -respondió el ojiazul algo nervioso -es que después de pensarlo un poco decidí que es preferible que ellos tampoco estén presentes cuando vengas a visitarme... ya sabes, por cualquier cosa – A lo que el londinense asintió con una sonrisa.

- You're rigth Sir... entre menos personas conozcan un secreto es menos probable que se sepa...- dijo Jack mientras levantaba los hombros con una sonrisa – Por cierto, ¿tiene algún plan para hoy? – preguntó con curiosidad el peliplateado.

-Pues ya que de ahora en adelante podrás entrar con total libertad cuando vengas a verme, pensé que debería mostrarte todo el lugar para que lo conozcas a detalle y así puedas ingresar por donde se te haga más fácil sin perderte ¿Qué te parece? - concluyo el griego.

- De hecho, me parece una excelente idea Sir – Jack en ese punto se sentía realmente halagado ya que no pensó que alguna vez alguien confiaría tanto en él como para darle libre acceso a su morada y menos un dios que había conocido en carne propia lo peligroso que podía ser, por lo que valoraba aun más la confianza que le estaba proporcionando Hércules – Well, ¿y por dónde empezamos el recorrido Sir? –

Justo desde ese recibidor en el que se encontraban, se podía acceder hacia dos pasillos a ambos lados de la habitación y el más alto apunto hacia la izquierda antes de decir –Primero te terminaré de mostrar el lado izquierdo, que es el que ya conoces que lleva hacia la terraza y luego te muestro el derecho ¿te parece? –el humano asintió ante las palabras del pelinaranja– pero antes de empezar, ¿Por qué no te quitas eso querido? – preguntó el griego apuntando al monóculo del albino.

- I don't have a problem with that but ¿Acaso no le agrada que lo use Sir? – preguntó el ingles mientras se quitaba el accesorio y lo guardaba en un pequeño estuche que traía consigo.

- No es eso querido, tú luces muy guapo con todo lo que te pones -dijo el griego con una sonrisa encantadora -pero si me das a elegir, siempre preferiré ver tus ojos corazón- concluyo con calma el griego mientras levantaba los hombros.

Entre flores y placeresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora