Llevaba todo el jodido día evitando a Chigiri a toda costa, parecía un idiota. Pero siendo sinceros, él no estaba seguro de tan siquiera poder mirarlo a la cara sin que todas las imágenes de sus sueños se hicieran presentes. Moría de vergüenza, porque no era posible que se atreviera a mirar a su compañero de esa forma tan lujuriosa y llena de deseo, porque no era posible de ninguna manera y estaba mal, él estaba mal y quería olvidar lo que ocurrió en sueños para poder seguir como si nada hubiera pasado sin embargo, no era tan facil...
Sólo bastaba con que se atreviera a cerrar los ojos para evocar tan pecaminosa silueta encima suyo. Incluso con el más mínimo intercambio de miradas Kunigami ya deliraba con probar esos labios que tanto lo tentaban.
Maldito encierro, malditos todos.
Realmente se sentía nefasto al ignorarlo cuando todo su ser gritaba que grabará en su memoria tan hermosa belleza, no lo entendía y tampoco quería hacerlo. Lo que quería era poner su jodida cabeza en orden para poder entrenar con normalidad y en lo que lograba tal objetivo decidió cambiar de pareja durante el entrenamiento y en vez de estar con el pelirrosa como comúnmente lo hacía, arrastró a Bachira a su debate interno con la vaga y pobre excusa que quería aprender a enfrentar esas jugadas magistrales por si en el futuro se presentaba tal oportunidad.
La cosa no terminó ahí, pues antes de que Hyoma se acercará a invitarlo a cenar para compartir sus raciones como cada noche, el héroe cobarde ya había huido alegando que no se sentía bien como para poder tolerar algo en el estómago.
En parte, no era mentira. Sentía como el estómago le revoloteaba ante la idea de pasar tiempo con la princesa y sus mejillas ardieron al percatarse que hasta ante sólo unos días atrás aquel acto le parecía totalmente normal, algo de camaradas, sin importancia.
¿Cómo era posible que todo un sueño fuese cambiar toda la dinámica entre los dos?
La respuesta estaba en que, no era un sueño común y corriente, era un sueño que había despertado intenciones que no creía tener y lo había devuelto a sus años de pubertad, sólo que en esta ocasión ya tenía nombre y apellido el desastre en su interior y ese nombre era Chigiri Hyoma.
_"Rensuke"_
Recordó por accidente tan hermosa melodía y casi termina en la enfermería cuando sintió todo su rostro arder, tanto que empezaba a creer que pronto lo atacaria un resfriado por una posible fiebre.
Oh, pobre Kunigami; asustado de sus propios sentimientos.
Quizás un baño lo arreglaría.
Sí, eso necesitaba. Un baño y a dormir.
Todo estaría bien, estaba seguro que Chigiri aún estaba cenando y no lo vería más, más grande fue su sorpresa que cuando salió de la regadera el pelirrosa estaba sentado con una toalla sobre su regazo sin dejar nada a la torturada imaginación de Rensuke.
La princesa clavó su mirada magenta en los ojos del héroe como si supiera cada uno de sus pensamientos y le indicó que se acercará mientras se llevaba sus finas hebras húmedas hacia atrás.
Oh dios...
El pelinaranja trago saliva de forma dificultosa y se acercó tratando de actuar lo más normal posible. Pero quién mierda era capaz de hacerlo cuando se tenía una obra de arte justo frente a él.
Su autocontrol estaba del carajo.
—¿Seguirás evitandome de forma tan descarada?— preguntó sin rodeos provocando incomodidad en su interlocutor.
Parecía que de igual forma, Chigiri había cambiado su hora del baño con tal de atrapar a Kunigami, como si de un vil criminal se tratase y ahora, ahí lo tenía, entre la espada y la pared. A la merced de lo que la princesa dijera.
—N...no te estoy evitando— Desvió la mirada antes de que esta se perdiera en el perfecto cuerpo sin marcar de Hyoma.
¿Dónde había pasado la lengua en sus sueños?
Arg... ahora no, no necesitaba complicarse de esa forma.
Chigiri ladeo la cabeza y alzó una ceja expectante. No iba a tragarse ese cuento, era tan obvio, lo que no sabía era qué había hecho para de pronto merecer tal actitud.
¿Dijo algo? No lo recordaba, pero tampoco iba a dejar las cosas como estaban porque apreciaba a Kunigami y sentir su desprecio lo estaba hiriendo.
—¿Así que estamos bien?— preguntó en un murmuro llamando la atención del héroe por lo débil que se escuchó.
Era un idiota. Lo estaba preocupando sin ninguna buena razón aparente.
Si tan sólo sus hormonas no fueran un desastre, ellos no estarían en esa situación.
—Te secare el cabello— dijo Rensuke a la vez que tomaba la toalla más cercana y se sentaba detrás suyo para empezar a fotar cada larga hebra.
Tenía que estar loco, porque desde esa posición la vista era exquisita. Podía ver los hombros desnudos y toda esa espalda sin arquear, sus dedos tomaron otro mechón y rozaron sin querer el cuello de la princesa y ante el frío contacto como respuesta salió un ligero suspiro que erizo la piel del héroe.
Continuó con su labor, tratando de mantener su pene abajo. Pero este ya dolía y él, se sentía incapaz de pronunciar algo coherente.
Agradecía que Chigiri no buscará más conversación porque entonces no sabría como continuar. Sus cabellos cayeron con delicadeza en su palma y Rensuke quiso apretarnos igual que en sus sueños, sin embargo, no podía, no era correcto.
Cuando terminó hizo bolita la toalla y la colocó sobre su regazo para ocultar su prominente ereccion.
—Estamos bien, Chigiri— habló —No hiciste nada malo. Te lo prometo.
—Entonces...
—No dormí muy bien anoche— interrumpió —Será mejor que te adelantes— pidió y Hyoma esbozó una dulce sonrisa que pinto un suave sonrojo en Kunigami
—Bien— asintió —Gracias Kunigami
Y lo dejo solo... hecho un desastre con sus pensamientos.

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Sueños
FanfictionDurante las noches cuando Kunigami pretende descansar y tratar de olvidar esos ojos magenta, a sus sueños se cuela el recuerdo de ese precioso ser y entonces le muestra sus más oscuras fantasías.