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Oh joder...

No sabía que decir ante la imagen majestuosa y casi divina que tenía enfrente. Tan pecaminoso y tentador, llamándolo a caer entre las cadenas de su propio libido porque sabía que era débil ante los deseos de la princesa y porque sólo hizo falta entrar a la habitación para querer rendirle tributo de rodillas.

Sintió la boca reseca y se pasó la lengua sobre los labios en un vago intento de humedecerlos. Estaba sin palabras, estupefacto, sin poder realizar alguna acción coherente.

Parecía una estatua que se negaba a parpadear para no perder detalle de cada facción que Chigiri le estaba regalando.

Un sonrojo adornando sus mejillas, algunas perlas de sudor cubriendo su cuerpo, esas hebras que lo enloquecian cayendo sobre su frente, esos labios entreabiertos despidiendo tímidos gemidos.

¿Por qué estaba ahí? ¿Por qué no se movía? No era correcto invadir la intimidad ajena, pero aquello parecía un espectáculo diseñado sólo para él.

Los ojos magenta por fin se levantaron buscando la mirada del héroe y le dedicó una sonrisa que lo invitaba a probar la manzana del Edén.

Joder y mil veces joder...

No podía dar crédito a lo que sus ojos estaban viendo; Chigiri tan dispuesto, sin una sola prenda de ropa que ocultase lo perfecta de su piel blanca, abierto de piernas en su dirección mientras una de sus manos se dedicaba a darse placer en un ritmo lento y tortuoso, que marcaba las ansias de ser tomado.

—Rensuke...— gimio al mismo tiempo que seguía estimulando su propio pene y ante tal llamado Kunigami tembló sin saber que hacer.

Hyoma dejó por la paz su miembro erecto y se acaricio una de las piernas hasta llegar a su entrada sin quitarle la mirada de encima al héroe tentando toda su razón y con aquella sonrisa inicial comenzó a dilatar aquel anillo mientras soltaba gemidos y jadeos cada que sus dedos tocaban ese punto dulce lleno de nervios.

Todo su ser se estremeció y Rensuke no lo soportó más. Se acercó dando largas zancadas y se hinco como si estuviera frente a la más bella divinidad. Hyoma lo miró directamente y volvió a pronunciar su nombre, sabiendo que no pondría resistencia a sus deseos.

El pelinaranja comenzó depositando besos en una de sus piernas y comenzó a ascender dejando un camino húmedo que sólo provocaba más a la princesa, pues sin dejar de estimularse empezó a balancear sus caderas hacia adelante en busca de más.

El héroe continuó con su camino hasta llegar a la ingle contraria, Chigiri retiró sus dedos en cuanto sintió la lengua ajena envolver su falo sacándole un gemido tan alto que ninguno de los dos se dignó a silenciar.

Los dedos de Rensuke ocuparon ese lugar que antes era llenado por los de Hyoma y continuó con aquellas pequeñas embestidas mientras se dedicaba a darle una buena mamada al dueño de todas sus sucias e infames fantasías.

La princesa arqueo la espalda cuando todo su miembro fue tomado por la boca del pelinaranja y se aferró de esas hebras que ardían como el sol al amanecer. El placer era inimaginable y el héroe estaba atendiendo sus dos partes más sensibles sin descanso y de forma tortuosa.

—Rensuke— gimio y empujó sus caderas hacia adelante.

El mencionado continuó con su labor saboreando cada centímetro de piel que podía entrar en su boca. Amaba escucharlo decir su nombre de esa forma tan descuidada y quería provocarle aún más, satisfacerlo hasta que nadie más pudiera hacerlo, hacerlo suyo que no pensara en nadie más.

Sus dedos continuaron embistiendo y su lengua recorría toda su longitud buscando hacerlo llegar al extasis. Su entrepierna le dolía, pero ver a la princesa desmoronarse de puro placer le inflaba el orgullo.

—Rensuke...— otro gemido, otra plegaria.

Oh dios, que se inmortalice este momento.

Se sentía complacido, en el cielo, en el infierno y en la tierra. Lo quería tanto para él. Lo deseaba con un ardor que le quemaba la piel.

—Por favor— suplicó, empujando su cadera pidiendo más y por supuesto Kunigami no se lo iba a negar.

Bajó la bragueta de su pantalón liberando esa prominente ereccion que aclamaba enterrarse donde le correspondía. Se posicionó entre las piernas de Hyoma y...

》👑《

Despertó.

Mierda...

Volteó a su izquierda y de nuevo se encontró con el rostro dormido de Chigiri y la culpa lo volvió a atacar.

Esto no podía continuar y aún así... se atrevía a usar la imagen de la princesa para darle alivio a toda esa presión durante las noches.

Se masturbaba pensando en cada facción del pelirrosa y se imaginaba como sería encararse con él en la vida real y no sólo en sus estúpidos sueños.

Se levantó con rapidez y salió en dirección al baño con la discreción de no despertar a su compañero, pero...

Hyoma abrió los ojos en cuanto dejó de sentir la presencia de Kunigami, se llevó una mano al pecho y se sonrojo con fiereza.

Parecía que ambos tenían problemas...

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