Capítulo III - Insomnio

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Eran las 03:00 de la mañana. Momo no había cerrado los ojos y, por lo que parecía, no se iba a dormir pronto. Incluso pensó en faltar a la escuela, pero extrañaría el contenido al que no estaba prestando mucha atención.

Lo había intentado todo, escuchando música, jugando juegos hasta que me dolían los dedos, duchándome, comiendo algo, pero nada funcionó. Sentí que me iba a quedar despierto para bien o para mal.

-Momo... vete a dormir, mañana hay clase y no has cerrado los ojos. - Dijo Mina mirando la cama de Momo. Estaba sentada en su teléfono celular.

-Yo no consigo. Ya intenté. - Suspiró pesadamente, quitándose uno de los auriculares.

-Está bien... ven aquí. - Mina se levantó, tomando a Momo de la mano y llevándola a la cocina. A se sentó en la silla y tomó leche y una taza. Haría algo para calmar a Hirai.

-Si me vas a hacer comida, no sirve de nada, lo he intentado. Comí un sándwich con gaseosa, que, por cierto, creo que está vencida.

-Si sientes dolor de estómago, definitivamente estaba vencida, Momoring. - Dijo Mina mientras ponía la leche en una sartén a calentar. -¿Recuerdas tu primer insomnio? Solía ​​hacerte dormir rápido...

-¿Leche caliente con azúcar? Maldita sea, ¡¿cómo no me acordé de eso?! Después dormí como una roca. - Momo se rió entre dientes, bajando la cabeza. -Te extrañé cuando te mudaste aquí. Era como si hubiera perdido a mi hermana.

Mina y Momo se conocieron en la escuela primaria. Momo era un año mayor que Mina. Aun así, los dos siempre estaban juntos en el recreo caminando de un lado a otro. Los padres de las dos confiaban completamente el uno en el otro y dejaban que las niñas durmieran en la casa de la otra. Hicieron viajes juntos y varias fiestas.

Hasta que Momo desarrolló ansiedad. Los padres de Momo explicaron que era genético, ya que parte de la familia tenía este problema. Pero aparentemente no les importaba. Hirai comenzó a aislarse y, en ocasiones, se negó incluso a hablar con Mina. A pesar de recibir una frialdad de Momo, Mina nunca se dio por vencida con ella y permaneció igual siempre.

Incluso encontró la forma de hacerla dormir cuando tenía insomnio, era de las únicas que sabía cómo calmar a Momo, podía manejar sus hiper-focos y crisis. El mío fue perfecto.

Pero nada bueno dura para siempre, la madre de Mina había recibido un ascenso, pero tendrían que trasladarse a Corea. Sin Mina, Momo se hundió para siempre. Y ahí fue cuando repitió el año.

La familia de Mina estaba preocupada, ya que trataban a Hirai como familia. Y les hizo la propuesta de vivir con ellos, con escuela pagada y terapia. Los padres de Momo aceptaron, no tendrían que lidiar con una niña deprimida, ansiosa y sin concentración. En sus palabras: un peso muerto.

-Nunca me perdiste, pasamos solo un año de distancia y aquí esta! Estás viviendo conmigo ahora. – Mina se río en voz baja, poniendo la leche caliente en la taza y poco después el azúcar. -Toma, luego vamos a la habitación y tú duermes.

-Mina... ¿crees que soy rara? ¿Parece que tengo un problema mental? – Las inseguridades de Momo siempre salían a la luz. Debido a los trastornos, su autoestima estaba ahí abajo.

-Escucha, Momo. Nadie es normal, ahí empieza. Y no tienes ningún problema mental. Es una enfermedad crónica que te hace luchar. Tu ansiedad y depresión son solo consecuencias de esto. - Mina se sentó al lado de Hirai. Sosteniendo tu mano con fuerza. -Eres completamente normal, una persona normal con pensamientos diferentes a los demás.

-Muchas gracias. - Momo sonrió, sintiendo la mano de Mina alborotando su cabello. -Oh mierda, quiero pasar mi mano por tu cara.

-Vámonos, si todo va bien, te dormirás rápido. - Los dos volvieron a la habitación y Momo se acostó, puso el teléfono y una canción para intentar dormir. Y en veinte minutos... desaparecido.
El insomnio de Momo esa noche fue débil, dormiría en un momento u otro. Varias veces, podía pasar días sin cerrar los ojos, incluso sin bostezar.

Estaba segura de que me quedaría dormida en alguna clase y ni me acordaría. Fue un buen resultado.

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