Capitulo once

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La conversación que tuvo con su abuelo lo dejó sintiéndose extraño, "el plan" no era para nada algo que él hubiese pensado hacer antes, una parte de él se sentía emocionada al saber que le habían confiado una tarea de tal magnitud, pero otra parte y la más ruidosa le gritaba que era una pésima idea confiarle algo así a él.

"No estoy listo" "Es demasiado" pensamientos así acaparaban casi toda su mente uno peor que otro "¿y si fallas? No habrá otro oportunidad" Eso era algo que molestaba mucho en su mente un pensamiento insistente que no deseaba abandonarlo.

Los pensamientos de "si puedes y no puedes" estaban abrumando su mente dejándolo en un estado distante y ensimismado, desde el momento en que su abuelo le dijo explotaron en su mente y ahora no los podía detener era como tratar de parar la lluvia con las manos.

Por mucho que deseara convencerse de que podría, venía uno más fuerte que gritaba que no podía, que pondría en riesgo todo si fallaba que iba decepcionar a su madre, a Daemon, a su hermano y abuelos.

No podría poner excusas si fallaba, que no habría mentira blanca que pueda contar, ni gesto inocente que lo salve, si fallaba todo se iba hundir con él, y aquel barco que estaba a flote se iba sumergir en una tormenta que lo iba mandar al fondo.

Asi que Lord Corlys no puede culparlo por haberse excusado con una tontería, ni por haberse visto perdido y distante,
luego de que este le comunicara semejante parte del plan, Lucerys tenia todo el derecho a salir casi huyendo y buscar refugio en sus aposentos vacíos donde por al menos un buen rato iba poder evaluar sus opciones y decidir si realmente iba a poder.

Ahora estaba de pie con una mirada de aprensión y confusa, mientras fingía ver por las grandes ventanas el sol ocultarse, entre sus manos apretaba con fuerza el collar de su padre como si sus dudas fueran a terminar mientras más fuerte apretaba.

Cuando le hablaron de la primera parte del plan, él había aceptado pues no vio realmente difícil mantener a Aemond fuera del juego durante un tiempo, pero su tío era una cosa, pues aparentemente tenía una especie de extraña fijación con él que facilitaba su trabajo y era divertido, en cambio lo que ahora le estaban pidiendo rayaba los límites.

Por otro lado sabe que su familia no se lo pediría si no fuera seguro, porque de lo contrario hubiera sido Daemon quien se encargue si es que fuera un peligro.

Aún así había una posibilidad muy alta de que lo descubrieran y ahí comenzaban sus dudas e inseguridad.

Tenía miedo de fallar, si algo salía mal y lo descubrían entonces no solo estaría en problemas él, si no toda su familia y le aterraba pensar en que le estaría fallando a todos, era demasiado, un peso demasiado grande para él, pues no era solo su seguridad la que estaba en juego si no también la de sus hermanos.

Y eso lo cambiaba todo pues dejaba de ser una simple misión más en un plan elaborado, a ser LA MISIÓN, que no era nada en comparación a lo que había hecho hasta ahora.

Casarse con Aemond, era un juego, algo divertido, algo que despejaba su mente de tener que pensar en cosas como que algún día Driftmark iba ser de él, aún no se hacia la idea y todas las noches pedía que ese día no llegara pronto, lo distraía de sus responsabilidades, aunque casarse también fue una responsabilidad, no había peligro real en ello, para nadie salvo para él que podría o no perder un ojo, nunca sabía con Aemond, pero solo él corría "peligro".

Muy diferente a la misión que le estaban pidiendo, tan solo pensarlo era estresante y cansado emocionalmente, estaban hablando de dejar a uno de los principales fuera de juego, no era ni remotamente sencillo.

Aunque no era eso lo que realmente le agotaba, si no que ponía en peligro todo sí fallaba, entonces tendría que ver la mirada de decepción de Jacaerys, Daemon y sus abuelos por no haberlo logrado, la mirada de consuelo de su madre y las gemelas, no quería eso.

Valyrian blood'sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora