Griffin estaba caminando tranquilamente, no sabía ni a dónde iba, quería despejar su mente, sentía que alguien lo venía siguiendo desde hace unos minutos pero al voltear no veía absolutamente nada, ya estaba bajando la luz del sol, empezó a sentir como lo ahorcaban, le faltaba el aire, lo último que sintió fue como se cerraban sus ojos.
Despertó en un lugar abandonado, recordó la carta lo primero que pensó fue en los padres de Bruce, no le gustaba estaban en ese lugar pero al parecer no había escapatoria.
Espero unas cuantas horas, nadie aparecia, se abrió la puerta del pequeño lugar dejando ver a Billy, un hombre con una máscara lo dejó en el suelo.
Oye, Billy, ¿Me escuchas? -Dijo el pequeño tratando de despertar a su novio.
Billy empezó a moverse, se levantó lentamente, vio a Griffin sentado en frente suyo.
Dios, Griffin estuve muy preocupado por ti, te extrañe. -Hablo el Rubio mientras se sentaba para abrazar al menor.
Yo también Bill -Dijo el menor.
Al siguiente día apareció Robin con un gran corte en el brazo, al parecer se había tratado de defender, seguido por Finn, solo faltaba la última pareja, lo más extraño fue que nunca llegaron, solo eran los cuatro chicos.
Griffin estaba apoyado en el hombro de Billy encima del colchón que se encontraba en la habitación.
Finn y Robin se encontraban durmiendo en el piso, le habían dejado la cama a los más pequeños del grupo.
Tenían miedo claro pero ya habían estado raptados por mucho tiempo, se podría decir que tenía mucho menos miedo que la primera vez, todos tenían hambre, solo habían bajado a darle un plato de comida a cada uno en porciones muy pequeñas.
Todos estaban cansados decidieron dormirse para olvidar todo.
-A
