CAP 10: MY TEARS RICOCHET

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Gracias al paso de los días, la cicatriz causada durante la cita con Tom ahora era una pequeña marca de color claro con un leve relieve que sobresalía de mi piel. En cuanto a nuestros encuentros nocturnos, estos seguían siendo costumbre entre él y yo. Además, durante el día Tom se encargaba de enviarme pequeños detalles a la oficina o al estudio. El otro día me había enviado un gran ramo de flores y el día anterior a ese se tomó el trabajo de enviarme una canasta de desayuno que incluía una gran variedad de postres y jugos naturales. Todo iba mucho mejor de lo que alguna vez mi cabeza había logrado imaginar, pero debo admitir que las cosas serían perfectas si tan solo el contrato que nos unía a mi y a su hermano Bill en una relación amorosa, terminara. Para nuestra suerte, Jason me había comentado que todo llegaría a su fin en unas pocas semanas.

So we met on the weekend
Glad that you came by
At chateau we're making no sense
But we feel alive

In the room getting undressed
Just to make you smile
A little dance, a little romance
Running out of time

I know they gonna talk
I know they gonna watch

Baby, I don't mind
As long as it's you and I
Baby no, I don't mind
And if we wanna dance tonight

Chateau, la nueva canción de Tokio Hotel había sido lanzada esa misma mañana. Bill me había comentado que era la primera canción de amor que Tom había logrado escribir y esa podría ser la razón de mi excelente humor y la sensación de mariposas que azotaban contra la pared de mi abdomen.

– Esa canción es cantada por tu novio ¿Verdad? – La maquilladora encargada de embellecer mis facciones para llevar a cabo la nueva portada de Vogue señaló el parlante ubicado en una de las esquinas del techo. Ese día, Bill y yo debíamos llevar a cabo una sesión de fotos para la reconocida revista.

– Así es – Una amplia sonrisa apareció en mi rostro al pensar en el verdadero dueño de la melodía.

– Parece que está muy enamorado, bien hecho chica – Al dirigir mi vista hacia la mujer, observé que me guiñaba un ojo sin dejar de desplazar la brocha de maquillaje sobre la piel de mi mandíbula.

– Ya estoy listo para las fotos, mi pastelito de fresa – El gemelo hizo su aparición a través de la puerta del camerino. Bill había decidido llamarme mediante apodos ridículos en presencia de otras personas, según él para hacer más creíble nuestra relación.

El muchacho lucía unos jeans claros y una bata blanca en la parte superior de su cuerpo, al igual que yo. La idea de los productores era que ambos mantuviésemos nuestros torsos completamente desnudos para las fotos, donde mis pechos serían tapados por mis manos y las manos de Bill se ubicarían por encima de estas.

– Muy bien, esta belleza ya está lista. Diviértanse – La maquilladora se despidió de nosotros previo a que nos encamináramos hacía el área donde se llevaría a cabo el proceso.

– ¡Aquí están mis jóvenes estrellas enamoradas! – El fotógrafo juntó las palmas de las manos mientras nos dedicaba una generosa sonrisa. – Vamos, vamos. Sin temor. Colóquense en las pequeñas marcas sobre el suelo.

Aprovechando que el artista se había distraído en busca de su cámara, Bill se acercó lo suficiente para poder susurrar en mi oído.

– Becca, no tengas pena frente a mi. Recuerda que los demás suponen que ya te he visto desnuda en varías ocasiones.

Wildest Dreams - Tom Kaulitz (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora