CAPITULO 10

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—¿Que está pasando aquí?

Me acerqué a Serena, había mantenido su vista fija en esa hoja de papel.

—Solo asegurando —contestó Amy sin borrar la sonrisa.

Serena apartó la mirada de ese papel para mantenerla sobre mí.

—Yo... Dios —sus ojos se cristalizaron de forma inmediata—. Esto...

—¿Que sucede?

Me acerqué a ella tratando de que me permita leer en esa hoja, aún que mi corazón se aceleró por alguna extraña circunstancia.

—¿Esta confirmado Sere?

Amy seguía sonriendo.
La Miré tratando de obtener alguna respuesta de su parte pero mi querida amiga me sonrió de oreja a oreja.

—Estoy... Embarazada. —susurró Serena lo suficiente claro para que mi cabeza hiciera un giro hacia ella.

—¿Que?

—Es... Es lo que dice aquí.

Me entregó la hoja de análisis sanguíneos comprobando que era una  prueba de embarazo con el resultado positivo.
La sonrisa poco a poco se fue formando.

—¿De verdad? —Miré a Serena—. ¿Lo estamos? ¿Lo estamos?

Repetí aún sin creerlo, era algo que esperaba pero nunca imaginé que la emoción me golpeara tan fuerte.
El corazón se me hinchó de orgullo y felicidad, mi mente se proyectaba miles de ideas que tenía que hacer por lo que resta de mí vida.

—Si... Supongo...

Sé rió con nerviosismo. De igual manera la emoción se reflejaba en su precioso rostro pero también distinguí un poco de temor.
Me acerqué a ella tomando sus manos y animarla a ponerse en pie, justo cuando alzó su rostro y me miró, aproveché el momento para tomar su rostro y besarla.
Oh mierda.
Iba a ser padre.
Tendría un hijo con la mujer que amaba.
¿Eso daba motivo para ponerme feliz?
Jodidamente si.

Serena suspiró en medio de nuestro beso y se relajó envolviendo sus brazos sobre mí cuerpo, de igual manera rodeé su cuerpo entre mis brazos y así mantenerla unida hacia mi.

—Ejem... Se que están felices pero... Podrían no comer delante de los pobres, por favor. —interrumpió Amy discretamente.

Serena y yo dejamos de besarnos pero nuestros cuerpos seguían unidos.

—Pero... Tu tienes esposo —hablé.

—Lo sé, pero verlos a ustedes besarse descaradamente enfrente de mi, hacen que desee a mi esposo aquí así que... Evitemos antojar a la otra persona.

Me reí y Serena me siguió.

—Entonces, debo ser la primer en felicitarlos —continuó con una enorme sonrisa—. Felicidades, ustedes dos serán padres. ¡Que emoción!

Amy aplaudió emocionada.
Abracé a mi mujer dejándole un beso sobre su sien y deslizar mi mano por su vientre aún plano.

—Pero... ¿Cuántas semanas? —pregunté inclinandome hacía el pecho de Serena—. Sabemos que los dos hemos tenido sexo en meses pero...

Las mejillas de Serena se volvieron de un color carmesí al escucharme decir eso. Le sonreí.

—Podremos comprobarlo ahora, ya que estamos aquí —se ofreció Amy.

—¿Por qué no me di cuenta antes? No has presentado ningún síntoma.

Serena se encogió de hombros.

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