Contratado, Pero ¿A Qué Costo?

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Izuna comenzaba su mañana, tan temprano como pudo y se le permitía.

El horario de verano ciertamente era favorable, el sol llegaba a tiempo y a las siete de la mañana ya estaba bien arreglado, perfumado y comiendo su desayuno. Cortesía de Kanna.

—Aún no puedo creer que hayas sido contratado.

Izuna tampoco podía creerlo, devoró una rebanada de pan y jamón y pronto habló —Yo tampoco, esto de insultar a la gente, sí da frutos. Ahora entiendo que las cosas se resuelven hablando.

La mujer soltó una risa desde la cocina, pronto llegó con una taza de café humeante y la dejó frente al muchacho. —Por esta vez me ofrecí en tu desayuno, tendrás que hacerlo tu, sin falta. ¿De acuerdo?

El azabache asintió varias veces, desesperado por ingerir el líquido. Hace unos años ni loco hubiera probado café, pero todo el estrés de la enfermedad de Madara y la vida de adulto, ciertamente fue la causa de que ahora sea un adicto a la cafeína.

Inevitablemente recordó la incomoda conversación con su jefe.

>Así que... ¿Estúpido y sensual Flanders?

Sintió que su corazón saldría por la boca, la tos fue inevitable y el helado de hace unos instantes en su lengua, viajó directamente a su cerebro, casi congelandolo de inmediato. La voz al otro lado de la línea emitió un sonido resignado >No debí llamar...

Recomponiendose, golpeó su pecho repetidas veces y con gran habilidad logró articular —No, espere... —Bebiendo un poco de agua que tenía sobre la mesa, pudo regular su terrible pánico que comenzaba a invadirlo.

—¿Es...? —Se detuvo, pensando un poco y luego continuando, era obvio que era su jefe. Esa voz que habló sucio en los baños y tan amargamente en la mañana era reconocible hasta para un infante con memoria a corto plazo. —¿Cómo tiene mi número?

El albino soltó un suspiro y rápidamente continuó >Su curriculum... —<Ah, era eso> pensó el azabache aún más confundido que antes. —Y como fue tan distraído, supuse lo necesitaba.

Izuna tenía esperanzas pero estas nuevamente fueron tiradas al caño. —Ah si, no se preocupe enviaré a alguien a ver mi... Curriculum.

Fueron unos segundos en silencio por parte de ambos hasta que la pesada respiración tras la línea erizó los cabellos de la nuca del menor, simplemente eran inolvidables los sonidos que emitía ese hombre. Con un rubor adornando sus mejillas, estaba dispuesto a despedirse —Em... Yo...

>Contratado. —ordenando los pensamientos de su cerebro, quedó en blanco ante lo que había dicho. ¿Habría escuchado bien? —¿Perdón?

Tobirama soltó otro suspiro y pronto habló >No cualquiera tiene la sagacidad de ser sincero hoy en día, la gente suele mentir por puestos y tu, no hiciste el intento.

Izuna miraba a la nada tratando de  formular una respuesta coherente >Si bien, no me arrepiento de todo lo que te dije cuando llegaste, me sorprendió la manera en como te enfrentaste a los problemas... Sobre todo a alguien que puede aplastarte. Como una mosca.

—¿No está siendo un poco egocéntrico ahora? —refutó molesto, escuchando la risa del contrario e inevitablemente se estremeció una vez más.

>A eso me refiero. Tienes agallas, te daré el trabajo. Mañana a las ocho en punto, te quiero en mi oficina, con mi café matutino y los archivos que te dará mi secretaria de piso organizados. ¿Alguna otra duda?

Izuna rápidamente corrió en busca de un esfero y papel para registrar lo que decía, porque seguramente de la emoción lo olvidaría. —Eh ¡Si! Espere un segundo.... ¡Listo! Si tengo una pregunta —Dijo luego de escribir su primera tarea de la mañana.

Pole Dance ~Sensitive~ [Tobiizu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora