✧ ; el fantasma [dnf] ❞

⊹┋XI » Fugitivo •

"Eso ya me lo dijiste ayer", se rió a carcajadas y sacudió la cabeza mientras lo hacía, "¡pero sí! Me encantaría. Seguro que le gusto", exclamó motivada.

"Apuesto a que sí. Tal vez puedas enseñarle algunas cosas de 'chicas' así. Ella siempre me pedía que la peinara y esas cosas antes de mudarme" se rió suavemente y se divirtió con la expresión de Fiona después.

"Claro, pero apuesto a que hiciste un gran trabajo peinándola, eres talentoso literalmente en todo lo que haces" ella lo miró fijamente a los ojos.

George dio un paso atrás, su mente estaba vacía y todo lo que podía hacer era mirar.

"Noo, incluso lloró una vez que le peiné" jadeó y lo negó rápidamente.

"Lindo, al menos lo intentaste" se sonrojó un poco y George notó que se acercaba más a Dream.

Dream se rió por un largo tiempo y el moreno notó un pequeño sonrojo en sus mejillas.

Se congeló y sus ojos se abrieron de par en par.

'No no. Nada pasará. Cálmate, George' inhaló y exhaló lentamente.

"Me encanta cuando te ríes, Dreamy. Me encanta tu voz. Es tan linda..." se inclinó más cerca de la rubia, poniendo su mano junto a ella para sostener su peso corporal.

La chica morena lo miró profundamente a los ojos, cambiando rápidamente entre ellos, obviamente estaba un poco nerviosa.

Cuando George negó con la cabeza y decidió mirar a Dream en su lugar, solo vio que la de ojos verdes ya no se movía y se reía, solo la miraba directamente a los ojos.

"Dream…" casi susurró y puso su otra mano en la mejilla de la rubia.

George de repente sintió que su cuerpo se estaba congelando.

'No...', los miró incrédulo, 'no hará eso. Él nunca...', su cuerpo se estaba aclarando lentamente.

Dream no se movió en absoluto, solo miró a la chica frente a él directamente a los ojos.

Se inclinó más cerca con los ojos cerrados y Dream también cerró los suyos poco después.

Fue entonces cuando George salió de cualquier estado en el que había estado.

"No puedo hacer eso. No puedo ver eso.", lágrimas se formaron en sus ojos, su corazón latía más rápido que nunca y sus pies se estaban debilitando.

Apretó los párpados, cerró los ojos lo más fuerte que pudo y decidió huir.

George aún no ha podido atravesar paredes o puertas, pero sus emociones eran tan fuertes que pudo salir sin que la puerta estuviera abierta.

Bien por George, porque no podía haberse quedado allí ni un segundo más.

Su corazón se sentía como si se rompiera en dos pedazos y las lágrimas caían por sus mejillas, liberando un poco del dolor que el moreno sentía en este momento.