Parte 4

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6 de Enero. noche

¡Oh, Diario, ha sido algo horroroso! Es el sitio más solitario y más frío del mundo. Durante el interminable día no me ha dirigido la palabra ni una sola persona. A la hora del almuerzo me fui corriendo a la enfermería y dije que me dolía la cabeza, luego falté a mi última clase, me fui al drugstore y pedí un chocolate, dos raciones de papas fritas y una Coca-Cola gigante.
La vida debe tener algo digno de ser vivido. Mientras comía me odiaba por ser tan infantil. Estoy tan lastimada porque pienso que, probablemente, yo hice lo mismo a todos los nuevos alumnos que llegaron a mis anteriores escuelas: ignorarlos totalmente o mirarlos como a bichos raros. De modo que ahora soy yo la que recibe desaires, y supongo que lo tengo merecido, pero, ¡cómo me duele! Me duelen hasta las uñas de las manos y los pies, incluso las raíces de mi pelo.

7 de Enero

La cena de anoche fue algo atroz. Alex adora su nueva escuela y a su amiguita Tricia. Tim se vino en autobús con el muchacho del vecino y es el tercero en su clase; dice que las muchachas son más lindas que las de la antigua escuela y que todas coquetean con él, pero siempre es así cuando un muchacho nuevo entra en una escuela. Mamá asistió a un té y encontró que todo el mundo es «encantador, hermoso y agradable» (qué bien!). Bueno, pues yo como aceite sobre agua: no consigo adaptarme ni encajar del todo. Observando a mi familia, a menudo me parece que yo debo de ser una intrusa. ¿Cómo puedo ser tan obtusa si pertenezco a un medio social tan elástico, amistoso y sociable? El abuelo anduvo metido en política y siempre fue el candidato favorito, con la abuela viajando a su lado. ¿Qué me pasa a mí? ¿Seré un atavismo? ¿Una inadaptada? ¡Un error!

14 de Enero

Ya ha pasado una semana entera y nadie ha ido más allá de lanzarme una mirada curiosa, hostil. «¿Qué haces aquí?», o algo por el estilo. He tratado de enterrarme en mis libros, en mis estudios yen mi música, fingiendo que lo demás me importa un pito. Supongo que, realmente, no me importa mucho y, además, qué más da que me importe o no. He engordado dos kilos y medio y también me tiene sin cuidado. Mi madre está preocupada por mí, ya lo sé, porque me he vuelto tan callada, pero ¿de qué hablar? Si aplicara su lema y regla: «si no puedes decir algo agradable es mejor que no digas nada», yo no abriría la boca más que para comer. Y así ha sido con frecuencia.

8 de Febrero

Bueno, he engordado lo menos siete kilos desde que llegamos aquí. Mi cara es un desastre, y mi pelo es tan vscoso y grasiento que debo lavarlo todas las noches para que se vea decente. Papá no está nunca en casa, y a mamá la tengo siempre encima: «Sé dichosa, péinate; sé positiva, sonríe, muestra buen humor, sé amistosa», y si me dicen otra vez que me comporto de manera negativa e inmadura, voy a vomitar. No puedo ponerme ninguno de los vestidos que me hice antes de venir, y sé que Tim se avergüenza de mí. Cuando estoy entre sus amistades me trata como a un trapo, me insulta y se mete con mi pelo de bippy. Estoy hasta la coronilla de esta ciudad, de esta escuela en general, de mi familia y de mi misma en particular.

18 de Marzo

Por fin encontré una amiga en el liceo. Es tan patosa y tan inadaptada como yo. Pero supongo que debe de ser verdad aquello de que «Dios los cría y ellos se juntan». Una noche, Gerta vino a buscarme para ir al cine y mi familia la recibió de uñas. Imagina a mi sufrida y empalagosa mamá tratando de pronunciar una leve frase sobre mi mal vestida amiga, doña nadie. ¿Por qué no miró dos veces a su mal vestida y doña nadie de hija?
Seria pedirle demasiado a la bien criada, esbelta, encantadora esposa del gran profesor que dentro de unos años puede ser el director de la Facultad
Me di cuenta de cómo escurrían el bulto, aunque yo lo he estado escurriendo desde que llegamos a este inexpugnable agujero.

10 de Abril

Oh, qué felicidad, qué alegría y alborozo: mamá me ha prometido que pasaré el verano en casa de la abuela. A partir de hoy, a partir de este minuto, me pongo de nuevo a dieta. Por supuesto, como siempre, mamá ha puesto una pequeña condición: debo recuperar mis buenas notas.

20 de Abril

El año escolar casi termina; dos meses más y casi no los soporto.
Tim está insoportable y mamá me pincha constantemente: «No hagas esto, no hagas aquello; haz esto, haz lo otro; ¿por qué no lo haces?, tú sabes que tendrías que hacerlo; te estás portando otra vez de manera infantil y poco madura». Ya sé que me compara siempre a Tim y a Alexandria, y yo no les llego ni a la suela de los zapatos. Al parecer, cada familia ha de tener su lacra. ¿A ver si adivinas quién lo es en esta casa? Es natural que haya pequeñas rivalidades, pero las nuestras se desorbitan. Y yo quiero a Tim y a Alex. Les quiero de verdad, pero también tienen muchos defectos, y me resulta dificil determinar si les amo más que les odio o si les odio más que les amo. Y esto se aplica igualmente a papá y mamá. Pero, verdaderamente, creo que todavía se aplica más a mí misma.

5 de Mayo

Cada uno de los profesores que tengo en este curso es un idiota y un pesado. En cierta ocasión oí decir que es una suerte tener dos buenos profes que la estimulen a una y la preparen para toda su existencia Supongo que yo he tenido dos, uno en la maternal y otro en la primaria.
¿Cierto?

13 de Mayo

Yendo a casa, al salir del liceo, he conocido a otra muchacha. Vive a tres bloques de nuestro domicilio y se llama Beth Baum. Creo que es muy agradable. También es algo tímida y, como yo, prefiere los libros a la gente.
Su padre es médico y, como el mío, casi nunca está en casa; su madre, supongo que como todas, siempre está refunfuñando Si no lo hicieran así, las casas, los jardines, e incluso el mundo, no tendrían el aspecto que tienen. Espero no tener que ser una madre cascarrabias, pero supongo que tendré que serlo, de lo contrario no concibo cómo poder conseguir algo.

19 de Mayo

Hoy, al salir del liceo, he ido con Beth hasta su casa. Es una casa adorable y tienen sirvienta día y noche. Beth es judía. Nunca había tenido una amiga judía; no sé por qué, pero siempre las imaginé distintas. No lo comprendo, pues todos somos personas, pero creí que serían..., bueno, algo así... Como de costumbre, ni siquiera sé de qué estoy hablando.
Beth es muy concienzuda y se preocupa mucho de sus notas. Por eso hicimos juntas algunos deberes escolares, luego escuchamos música y nos tomamos unos refrescos sin calorías (ella también quiere adelgazar).
Verdaderamente me gusta Beth, y es agradable tener una auténtica amiga pues, confidencialmente, nunca estuve realmente segura de Gerta;
siempre quise corregir su gramática y decirle que se fijara más en su vestimenta y en su compostura. Supongo que me parezco a mamá más de lo que yo creía. No es que sea una esnob, nada de eso. Pero la auténtica amistad no puede basarse en la simpatía, ni se crea agarrándose a alguien para no ahogarse. Tiene que basarse en gustos y habilidades afines y, también, si, en el origen social. ¡Anda, qué contenta estaría mamá de mis pensamientos y actitud de hoy! Lástima que ya no comunicamos.
Recuerdo que cuando era pequeña podía hablar con ella, pero ahora diríase que hablamos idiomas distintos y las palabras no tienen su justo significado. Ella quiere decir algo y yo le doy otro sentido, o dice cualquier cosa y pienso que está tratando de corregirme, o de largarme un sermón; verdaderamente, tengo la sospecha de que no hace nada de eso, simplemente está tanteando y perdiéndose en palabras, como yo. La vida debe ser eso, supongo.

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