Capítulo 17

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-Oh, por dios. -Susurró Blake al ver esa imagen sobre su cama.

   Acababa de salir de tomarse una ducha, estaba pegajosa por la transpiración de la noche anterior. Tal vez porque estaba muy dormida y fue muy rápido pero, al salir, vio a su novio dormido con el perro encima. El cachorro mantenía los ojos cerrados apoyados en el hombro de Harry, mientras él giraba la cabeza hacia ese lado quedando cerca del hocico. Estaba tan relajado, respirando suave y con el pelo revuelto. A Blake se le movieron demasiadas piezas adentro del cuerpo.

   Se acercó, besándole la mejilla a Harry, quien abrió los ojos inmediatamente y la vió ahí parada en ropa interior. Sonrió, como pudo, sacó una mano de la cama para acariciarle la pierna.

-Oh. -Se quejó, cuando su novia se acostó arriba de él. Cerró los ojos, acariciándole la cintura, creyendo que quería acurrucarse simplemente.

-Eres muy lindo. -Le dijo, descolocándolo. Blake jamás le había dicho algo lindo y no sexual a Harry. Si, la escuchó varias veces decirle que adoraba su pene o que se lo hacía bien, y un montón de cosas más. Pero, jamás algo tan personal. Él levantó un poco la cabeza para verla sobre su pecho.

-¿Qué dijiste?

-Ya me escuchaste. -Respondió. Harry se sentía un quinceañero.

-Dilo de nuevo.

-Dije... -Puso las manos entrelazadas sobre el pecho de él, y el mentón encima para mirarlo. -Que eres muy lindo. -Él sonrió de lado. -Ay, no.

-¿Qué? -Reía por las incoherencias. Ella se sentó a horcajadas, sin dejar de mirarlo.

-No hagas eso, Harry.

-¿¡Qué!?

-Me gustas mucho.

   La satisfacción que le provocó esa frase lo tuvo con el autoestima por el cielo todo el día. Desde que se besuquearon por horas en la cama, mientras sacó a pasear al perro y saludó a la vecina con una enorme sonrisa enamorada. Hasta al volver, le compró un ramo de flores colores pasteles que, cuando Blake lo vió, soltó todo lo que estaba haciendo para besarlo y abrazarlo.

Ese día estaba muy cariñosa, en exceso. Puede que, porque ya había pasado un par de semanas después de su cumpleaños y apenas se había visto uno o dos días después de eso. Blake lo llamó la noche anterior para tener sexo. Literalmente. Solo marcó el número y le preguntó si quería follar, él dijo que si, por supuesto. Luego de esa noche parecía que le había florecido amor.
Lo acariciaba mucho, lo observaba, le sonría. Harry quiso pensar que lo había extrañado, o había pensado algo que la tenía así. No sabía, pero esperaba dure un buen tiempo.

Incluso, estaba tan de buen humor que le dijo de salir a beber algo. Caminaron de la mano por la noche, entrelazando sus dedos y hablando del comportamiento del perro, que ambos llamaban como su hijo.

-...me dijo simplemente que lo deje. Insistí varias veces para que no se ofendiera. La cuestión es que le fue a hablar mirada a mi compañera diciendo que yo no quería trabajar. ¿Puedes creerlo? -Harry abrió los ojos oyéndola, hipnotizado con la belleza de su mujer. Estiró la mano hasta su pelo, porque estaba en diagonal a él y le quedaba junto para acariciarla. -Por suerte, Rebeca sabe que esa tipa es una idiota, se puso de mi lado. Pero, ¿tiene necesidad de hacer algo así? Por dios. Ella quiere ser la mejor en todo. No se da cuenta que nadie le dará reconocimiento.

-Siempre hay alguien en el trabajo que está para molestar, mi amor. No te lo tomes tan a pecho. Como te lo ha hecho a ti, seguro se lo hace a todos.

-Es que me da bronca.

-Es una idiota. -Le tocó la mejilla, dándole una pequeña caricia. -La próxima, la mandas a la mierda como sabes hacerlo tu. Dame un beso.

Blake se acercó luego de tragar el líquido de frutilla con alcohol. Lo besó, le mordió la boca y volvía a beber.

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