Juntas (Garnet x Lectora)

Misterio

Paseabas alegremente de camino a la escuela de gemas. Llegaste a la clase y te sentaste entre el resto de estudiantes.

- Buenos días. Espero que hayáis descansado bien porque este va a ser un día largo. - Todos asintieron y la sesión comenzó.

La clase iba avanzando y todo iba muy bien. Notaste, sin embargo, que Garnet no te prestaba ningún tipo de atención, a diferencia del resto de clases. Te pareció extraño, optaste por ignorarlo. Las clases finalizaron.

- Veo que estáis mejorando, eso me alegra. Seguid así. Doy por hoy la clase terminada. - Garnet recogió sus cosas y fue la primera en irse.

Te percataste de ello, recogiste las tuyas a la máxima velocidad posible y la seguiste. La alcanzaste y le tocaste el hombro.

- Veo que necesitas algo. - Dijo algo seria al girarse.

- ¿Garnet? ¿Está todo bien? - Le preguntaste.

- Sí. Si quieres decirme algo, dímelo. - Contestó.

- ¿He hecho algo mal?

Pareció apenada por un instante, repito, un instante. - No sé de lo que me hablas. - Dijo.

- Ayer... En el sofá... ¿Lo entendí mal? - Preguntaste.

Se detuvo un momento antes de responder. - Posiblemente. - Se marchó segundos después.

Te quedaste de pie, observando cómo se alejaba. Volviste a casa y llamaste por teléfono a Perla.

- Perla, necesito tu ayuda. - Dijiste.

- ¿Qué ocurre? - Preguntó.

- Es Garnet. - Contestaste.

Perla se quedó callada por un segundo

- Creo que ya sé lo que me vas a contar. - Dijo ella, su voz temblorosa. - Garnet vino hablarme sobre ello.

- ¿Sí? - Preguntaste sorprendida - ¿Y qué te ha dicho? 

- Me lo ha contado todo. Lo siento, pero está muy confundida y no sabe qué hacer. Lo lleva sintiendo desde hacía ya mucho tiempo... No sabe cómo reaccionar a ello, se supone que no le era posible enamorarse.

Te quedaste callada.

- Entonces, ¿siente lo mismo y no lo entiende? - Repetiste.

- Resumiendo, sí, es eso. Pero, por favor, dale su espacio. No sabe qué hacer. Déjame hablar con ella, yo lo arreglaré.

- De acuerdo. Muchas gracias, Perla. - Colgaste.

Miraste a la pantalla de tu teléfono. Viste la hora y decidiste que ya era tarde. Cenaste y te fuiste a dormir.