Carta 4

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6 de mayo de 2018

Para mi mejor amigo: 

Te escribo esta carta de noche, algo no muy usual, aunque para ser más exactos es demadrugada. Estaba dormida cuando las pesadillas volvieron a acudir a mí cabeza como tantasotras veces, sin embargo, ahora no estás tú para calmarme y decirme que todo va a salir bien,no estás tú para decir que te encargarías de que no volviesen; sé que es egoísta por mi partepedirte que vuelvas otra vez, pero en mi situación no he llegado a socializar más allá de ti. 

No tengo mucho que contar sobre lo que llevamos de mes, pero ayer, mientras veía unas fotosnuestras me vino a la cabeza un maravilloso recuerdo. 

Éramos tan solo unos críos, no teníamos preocupaciones de ningún tipo y nos reíamos acarcajadas; recuerdo bien que mientras jugábamos vimos una pequeña ardilla y amboscautivados por ella corrimos hacia el lago sin darnos cuenta del peligro que podía suponer.Cuando llegamos a la orilla nos olvidamos completamente de la ardilla y empezamosa jugar con el agua, hasta que me resbalé y caí al agua congelada, no sabía nadar y en tu carase veía el terror puro; no sabías que hacer y con 7 años las buenas ideas no fluían en nuestrascabezas, sin pensarlo mucho te tiraste y me sacaste del lago, ambos estábamos congelados ynos pillamos el resfriado del año, pero nuevamente lo hicimos juntos, como todo lo demás ypor todo eso te convertiste en mi mejor amigo.

Espero que nunca olvides todas nuestras aventuras. 

Con amor, Mara 

Cartas a un amor imposibleWhere stories live. Discover now