Cartas a un amor imposible

Carta 6

17 de junio de 2018 

Para el creador de mi felicidad: 

Hoy te escribo desde el hospital, he tenido una recaída pero me siento bien, me hansuministrado los medicamentos necesarios y hoy me encuentro revigorizada, sin embargo mehan pedido que me mantenga todo el día en reposo para que los niveles no se desestabilicen ypueda volver a casa pronto. 

Con mi llegada al hospital me ha venido el recuerdo de la primera vez que estuve aquíingresada, estaba realmente mal, pero tú sostuviste mi mano y no la soltaste, incluso cuandote quedaste dormido seguías con ella entre los dedos. Lo que para otros puede parecer unsimple gesto para mí lo fue todo, sentí tu preocupación y tu miedo a perderme, y luché, luchépara que no sufrieras, para verte feliz y sobre todo para poder pasar muchos más años contigosumando experiencias. 

Aquel día, hiciste todo lo que pudiste y más por hacerme feliz. Recuerdo que llegaste por latarde con un sombrero enorme, una guitarra y un bigote que te pintaste con el lápiz de ojos detu madre. Empezaste a tocar la guitarra como alma que lleva el demonio y no podía parar dereirme, bailabas, cantabas, tocabas y te reías conmigo, hasta que los médicos te llamaron laatención por quebrantar la paz del lugar. Avergonzado dejaste todo a un lado y te sentastejunto a mi cama, me regañaste por reirme de ti, pero te importó poco porque enseguidaempezó a sonar por la habitación tu risa contagiosa. 

Eclipsaste un momento oscuro de mi vida con tu luz, y ahora no es un recuerdo triste, si no unrecuerdo maravilloso, el cual me hace sentir querida, ya que estuviste allí cuando más tenecesitaba y sin que nadie te obligase. 

Gracias por tanto, y aunque hoy no estés conmigo pondre a todo volumen el sonido de laguitarra para que tu legado siga intacto. 

Por favor cuídate allí dónde estés. Te quiero y siempre lo hare. 

Con amor, Mara.