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Los adolescentes corrian como si su vida dependiera de ello, la que menos aire tenía era Rivers ya que se la pasó insultando todo el camino.

Llegaron incluso con unos pocos minutos de adelanto, decidieron empezar a ir con calma, explicarle a Roier lo que debía y no debía hacer, informandole quienes eran los peligrosos del colegio y con quienes tendrá toda libertad de ser él mismo. Obviamente no le puso atención, no quería juntarse con nadie más.

Estaban caminando por la cancha de fútbol hasta que un pelotazo se estampó en la cara de Roier, haciendo que pierda el equilibrio y se llevé a sus amigos como si fueran una especie de dominó, perdiendo sus gafas en el proceso.

Un chico que estaba caminando por la cancha vió todo el desastre y luego de reir un rato se acercó a recoger las gafas de sol de Roier.

-Toma- dijo con la voz algo divertida por la risa, incluso soltando unas pequeñas risas inaudible para el resto.

Algo que le extrañó fue ver al chico con los ojos cerrados tratando de agarrar el objeto que le estaba ofreciendo.

En un momento vió como el castaño se rindió y entre abrió un ojo para buscar la mano del extraño que le ofrecía sus gafas.

El pelinegro notó algo peculiar, su pupila no era como la de los demás, aunque su ojo haya estado medio abierto pudo ver como su pupila no era redonda, era de otra forma. Una forma muy diferente a la de las demás personas.

Roier se levantó para agarrar sus gafas y ponerselas.

-Gracias- dijo rápidamente para empezar a empujar a sus amigos lejos del lugar en un desesperado intento de escapar.

El pelinegro se quedó procesando hasta que escuchó una voz femenina llamando su nombre, Lanita, su amiga y novia de su mejor amigo.

Vió un rato más al grupo de amigos y decidió ir donde los suyos, nunca había visto a ese castaño, tal vez era nuevo.

-¡Quackity!- gritó por última vez Lana, feliz de ver que su amigo ya se esté acercando donde ellos.

-¡Lanita!- devolvió Quackity.

-Al fin llegas, ¿donde estabas?- cuestionó Rubius al ver a su amigo llegar tarde.

-Estaba ayudando a alguien- dijo pensativo recordando los ojos del castaño con una bandana en la cabeza.

-¿Tu ayudando?- preguntó divertido el peliblanco.

-Si, si, ríete- dijo con el mismo humor el más bajo.

-¿Y a quién ayudaste Quacks?- preguntó su mejor amigo, interesado.

-A un chico que se le cayeron sus gafas de sol, al pobre le metieron un pelotazo, él y sus amigos cayeron por la fuerza así que fuí a ayudar- dijo saltandose el detalle de los ojos ajenos, necesitaba hablar con alguien de confianza sobre esto.

-Yo vi todo, pobre chico, gracias por ayudarlo Quackity- dijo Lana dulcemente.

-No lo reconozco, es nuevo ¿verdad?- Luzu dió su hipótesis sobre el de gafas oscuras.

-Pero si se lleva con Rivers, Aldo y Mariana tan nuevo no ha de ser, ellos no se llevan con cualquiera- siguió Rubius.

-Entonces puede ser un amigo externo que decidió entrar para estudiar en este colegio- terminó Quackity, terminando también con el pequeño debate que se formó por la pregunta de Luzu.

-Bueno muchachos, mejor vamonos, llegaremos tarde a clases- la única chica del grupo empezó a empujar a los dos más altos dejando detrás al menor para hablar con él en privado.

-¿Hay algo que quieras decirme?- preguntó Lana.

-Si...es más una pregunta- respondió con timidez aunque no sea la primera vez que habla con Lana en privado siente que esta vez será diferente o terminará como un tonto.

Lana hizo una señal para que hable mientras caminan hacia sus salones.

-Lana, ¿es posible tener las pupilas con forma de estrella?-

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