Capítulo 10. Nuevo integrante

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Ella logró abrir un espacio y entró por ahí, cayendo en el piso de otra habitación.
Megan volteó a verla, mientras le revisaba la mano a April.

—¿Quién eres? —preguntó Christine alejándose.

Robin simplemente miró al frente, viendo a Megan, la cual la reconoció. La peliblanca cayó desmayada y Megan se puso de pie, se dirigió hacia ella.

—¿La conoces? —dijo Devon, no artículo bien las palabras porque aún tenía dolor en el paladar.

—Sí, la ví antes —se asomó por aquel agujero de la pared, llevaba a una sala de descanso.

Megan pasó hacia esa sala y revisó todo, encontró el pedazo de llave y la recogió. Regresó a la habitación y miró con más detalle aquel trébol oxidado.

—¿Un trébol?

—Creo que era una llave, pero está destrozada.

—¿Piensan dejar a la chica sangrienta en el piso? —dijo Wendy, viendo a la peliblanca.

—Cierto, ayúdame, Devon.

Megan y Devon cargaron a la peliblanca, recostándola en una cama. Su pelo blanco estaba ahora bañado en sangre y el vidrio enterrado en su pierna escurría sangre.
Megan le sacó el vidrio con fuerza y puso su mano sobre el corte, para evitar que saliera más sangre.

—¿Tenemos vendas?

—Buscaré por el lugar —Wendy comenzó a abrir los cajones.

Edward revisó debajo de las camas y Christine revisó en los cajones de las mismas.
La rubia encontró un paquete con vendas y se las dio a Megan. Edward le dio una botella de alcohol que encontró debajo de la cama y Wendy le dio un paquete de algodones.
Megan comenzó a desinfectar la herida y luego la vendó.

—Bien, creo que ya está mej... —sintió una punzada en el abdomen y puso su mano sobre él.

—¿Qué te pasa? —Christine miró a Megan.

—No sé... Siento... Un dolor en el abdomen —apretó sus párpados, tratando de contener el dolor.

—La herida se debe haber abierto —Wendy se acercó a Megan—. Necesito que te recuestes en la cama.

—Bien... Ahora sí... Te hago caso —caminó hacia la cama y se recostó.

Wendy le quitó su sudadera y luego levantó su blusa. Comenzó a quitar el trapo que tenía puesto.

—No mames... Excelente vendaje... Para nada se puede infectar —sonrió con sarcasmo.

—Era lo único que teníamos a la mano —terminó de quitar el trapo y notó que la herida estaba bastante abierta y salía sangre—. Creo que tendré que coserla

—¿Qué? No... No pienso dejarme.

—Sólo queda esa opción, o morir desangrada.

—Prefiero la segunda opción...

—No te dejaré.

April se dirigió al refrigerador y encontró una botella de alcohol, la tomó y se dirigió con Megan.

—Tomatela, tal vez eso te cede un poco.

—Uy... Que bendición... Así sí acepto —dijo sarcásticamente y tomó la botella entre sus manos.

—Es una buena idea.

Edward revisó en el bote de basura y sacó la misma aguja que Devon se clavó. Christine encontró un hilo y se lo dio a Wendy. Megan comenzó a beberse la botella y en algunos momentos estuvo a punto de vomitar por el amargo sabor.

La mansión sin retornoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora