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Cálido

Era todo lo que sentía. Una gran suavidad rodeandola y una calidez inimaginable, se sentía cómoda y tranquila como no se había sentido en bastante tiempo, sin embargo, algo llegó a su mente como una película de recuerdos.

Ese mundo tan maravilloso como extraño, personas caminando sin preocupación y niñas siendo felices mientras cumplen sus sueños; un lugar tan fabuloso del cual quisiera no irse nunca. Entonces, se levantó de golpe, ¿dónde estaba exactamente?, ¿seguia en el mundo humano o en casa? No recordaba claramente lo que ocurrió después de visitar ese lugar y una vez que aclaró su mente, observó su alrededor, estaba en su habitación.

—¿Cómo llegué aquí?

Preguntó para si misma sabiendo que no obtendría respuesta, puesto que se encontraba sola, ni siquiera Acuario se encontraba con ella.

El sonido de la puerta abriéndose llamó su atención y dirigió su mirada aguamarina hacia esta, viendo la cabellera azul tan característica de su gemelo.

—Acua, ¿qué pa-

Se vio interrumpida cuando su mellizo la abrazo con fuerza y solo se dedicó a corresponder dicho abrazo algo confundida, Acuario no era bueno con las muestras de afecto, incluso diría que las odiaba o algo así.

—Feliz cumpleaños hermanita—Susurro contra su oído y entonces recordó el día que era, su cumpleaños número quince y el día que recibiria su don.

—Igualmente hermanote—Volvió a abrazarlo y seguido comenzo a besar sus mejillas, el solo permitía grandes muestras de afecto con seres muy cercanos y su gemela era la más apegada.

—esta vez dormiste hasta tarde—Se rió el chico mientras su hermana le veía confundida, ¿qué hora era?

—¿De qué hablas?—pregunto curiosa mientras se levantaba con algo de pesadez.

Su hermano estaba a punto de hablar cuando alguien tocó la puerta y ambos miraron hacia esta por inercia, siendo Acuario quien fue a abrir.

—Sus altezas, es hora de prepararlos para la ceremonia—Dijo la mucama haciendo una reverencia ante ambos esperando una respuesta.

—¿Ya es hora? —pregunto con leve sorpresa, siempre los preparaban cuando la mitad del día había pasado ya.

—Te dije que habías dormido demasiado—respondió su hermano con una leve sonrisa mientras se dirigía a la mucama—prepara a Piscis.

—Claro alteza, en su habitación ya lo espera la costurera para ajustar su traje—mencionó la mucama recibiendo un asentimiento por parte del príncipe.

—Te veo en un rato Pi—Se despidió saliendo de la habitación dejando solas a su hermana con la mucama.

—Princesa, es hora de ponerse su vestido—hablo con respeto la mujer y con una leve sonrisa amable de por medio.

—María, te eh dicho que me llames Piscis—río con ternura mientras tomaba el precioso vestido e iba a su pequeño probador.

—Es por protocolo, Princesa, no puedo llamarla por su nombre solo por que si—respondio nuevamente la mujer llendo tras la chica.

—El protocolo es tonto, eres mi amiga y ningún amigo se llama como tu a mi—dijo volteando la mirada mientras levantaba los brazos, ya se sabía la rutina cuando había un evento importante en el castillo.

—No seas tan grosera Piscis—reclamo la mucama poniendo el corsé y ajustandolo hasta formar una pequeña cintura por parte de la princesa, quien solo soltó un quejido.

Un Mundo Nuevo [Saga Zodiacal 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora