Capítulo 9

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El reloj en la blanca pared marcaba las once y cuarenta de la mañana y el folio en frente de Jisung seguía en blanco.
-Tienes que empezar a escribir textos cortos en Inglés, no puedes pasarte toda la vida con el vocabulario-Dije masajeando mi entrecejo.
-Pero eso es muy difícil ¿Cómo voy a escribir un texto en un idioma que no hablo?.
-Precisamente por eso, debes empezar a escribir para aprenderlo.
Resopló.
-Venga yo te ayudo, ¿Sobre qué te gustaría escribir?-Me acerco un poco más a él.
-No se me ocurre nada… Hoy no es mi día…-Baja la mirada al folio en blanco.
-Por ejemplo… Si pudieras salir de casa, ¿a dónde irías?.
-Al supermercado -Respondió sin pensárselo dos veces.
-¿Al supermercado?-Pregunté con el ceño fruncido, había miles de lugares hermosos ¿y él quería ir al supermercado?.
-Mi madre siempre dice que hacer la compra es lo que más odia en el mundo-Se volteó a mirarme-Me gustaría ir en su lugar.

En ese mismo instante tuve miedo de que pudiera escuchar mis latidos acelerados, porque si en algún momento había podido dudar de si Jisung me gustaba, esa respuesta lo había confirmado, me gustaba, y mucho.
-Eso es muy bonito Jisung-Dije sin pensar, porque era la verdad.
-Sigue siendo una mierda, porque nunca podré hacerlo-Tragó duro.
-No te pongas tantos límites a ti mismo.
-¿Límites?.
-Tu puedes hacer miles de cosas, pero te repites tantas veces al día que no puedes, que al final te lo terminas creyendo, ¿Por qué no cambias el no puedo por un tal vez pueda?.
-No es tan sencillo-Empezó a jugar con sus manos nervioso.
-¿Y piensas quedarte toda tu vida aquí sentado simplemente porque es más fácil que caminar hacia la puerta?-Solté la pregunta bruscamente, sin antes pensarla y me sentí horrible dos segundos después.
Un lo siento estaba a punto de colarse por mis labios dos segundos antes de que él pronunciara esas dos palabras que me dejaron sorprendido.
-Tienes razón.
-¿Qué?-Pregunté con los ojos muy abiertos y el corazón acelerado.
-Que tienes razón, no puedo quedarme aquí para siempre solo porque es el camino fácil, mi madre necesita mi ayuda, yo debería ser su mayor apoyo y no una carga más a sus espaldas-Tomó una fuerte respiración y acercó su mano a la mía, posada en mi regazo.
Sus dedos rozaron el dorso de mi mano lentamente, como si buscara calma en mí, contuve la respiración, sentía su toque en lo más profundo de mi ser a pesar de que sus caricias eran casi impredecibles.
-¿Puedes ayudarme a salir Minho?.
Solté todo el aire que apretaba mis pulmones. ¿De verdad me estaba pidiendo que lo sacara de su casa?.
-Por supuesto Jisung-Nuestros dedos se entrelazaron y nos quedamos un rato simplemente observando nuestras manos unidas, como dos bobos.
Estaba teniendo un arrebato de valentía y había que aprovecharlo, con cuidado me levanté y él me imitó, salimos de la habitación y llegamos al pasillo, al final estaba la puerta, Jisung afianzó el agarre de nuestras manos.

-Puedes hacerlo Jisung-Lo miré a los ojos y estos centellearon por unos segundos-Si lo prefieres puedes cerrar los ojos, tal vez así el camino se te haga más corto-Aporté.
El asintió y sus pestañas se posaron en sus mejillas, Jisung confiaba tanto en mí que estaba dispuesto a caminar con los ojos cerrados hacia la salida de la jaula en la que había estado atrapado tanto tiempo, y eso me llenó los ojos de lágrimas.

Caminamos hacia la puerta y la abrí con cuidado, haciendo el menor ruido posible, no quería que nada pudiera asustarlo más de lo que ya estaba.
-¿Te sientes bien?-Le pregunté cuando ya habíamos cruzado el umbral de la puerta
Sus ojos seguían cerrados y su pecho subía y bajaba sin un ritmo fijo, poco a poco se calmó y una pequeña sonrisa se dibujó en sus labios.
-Huele a hierba recién cortada-Sonrió.
-Me encanta el olor a hierba recién cortada, ya no recordaba cómo se sentía-Una pequeña lágrima dibujó el recorrido de su mejilla izquierda y estuve a punto de caer de rodillas allí mismo.

No fui quien de apartar mis ojos de él, del rastro de esa lágrima teñida de alivio, y felicidad por sentir de nuevo algo que él creía olvidado, podía notar en mi pecho una emoción muy parecida a la que cobraba vida en el suyo.
Sus ojos se abrieron y buscaron los míos, en lugar de enfocar todas las cosas increíbles que tenía alrededor me miró a mí, quise llorar de nuevo.
-Gracias Minho, no tienes idea de lo que esto significa para mí, yo solo jamás habría podido, gracias por hacer siempre que las cosas sean más fáciles-Sus brazos rodearon mi cuerpo, me mordí con ganas los labios, apreté los puños en su camiseta, y cerré con fuerza los ojos, hasta ver puntos de colores.

Él tampoco tenía ni idea de lo que esto significaba para mí.

Lo que los ojos no pueden verDonde viven las historias. Descúbrelo ahora