Todo comenzó el 3 de julio 2009, en el corazón de Bartlesville un pueblo en las afueras de, Oklahoma City. Por lo general, caratulado como un lugar bastante apacible donde las personas van para tener a sus familias o pasar su vejez. Cualquiera que pasara por allí se quedaba atrapado por la monotonía del paisaje. En pocas palabras un lugar tranquilo y ordinario, donde nada remotamente peligroso ni interesante pasaba allí. O al menos no hasta ese día.
Darikson Hamilton estaba listo para salir de su trabajo e ir de regreso a su mansión. Él había tenido que trabajar todo el verano en el arcade Space Invader, con la intención de terminar de cubrir el dinero que necesitaba para pagar su beca. Quería ir a la academia de lenguas de la universidad de Stanford donde cumpliría su sueño de estudiar literatura. De seguro se estarán preguntando como es que, teniendo una mansión que, a propósito, llevaba su propio apellido, sus padres; no habían ahorrado suficientes fondos como para pagarle la academia. Bueno pues a decir verdad, si lo habían hecho, e incluso; tenían más que suficiente para que él pudiese ir allí. Pero digamos que, el futuro que deseaba Darikson no era ni parecido, al futuro que ya le habían planeado sus padres.
Será más fácil de explicar si los conocen. Empezaremos Morgan Letze, su madre, una prestigiosa abogada penal, destacada por su mal carácter y su desalmado desempeño tanto en la corte, como en gran parte de su vida fuera de ella. Una mujer que jamás dejaría a su hijo mayor, ser, un simple y banal amante de la literatura. ¡Oh claro que no!, ella no iba a permitirlo. Darikson debía de estudiar leyes en la universidad de Harvard tal y como ella había hecho. Su padre apoyaba la moción. Charles Hamilton, era un hombre de negocios. Se encargaba de mantener vivo el legado millonario de la familia; una empresa de bienes raíces fundada por su abuelo hace más de 60 años; la cual había tenido muchos inconvenientes legales por malversación de fondos y un hijo abogado, le vendría perfecto a la compañía.
Evidentemente, los deseos de su hijo, no se encontraban en la lista de prioridades de los Hamilton. Es por eso que, cuando Darik recibió su carta de aceptación, a Leland Stanford Junior University; confrontó a sus padres totalmente decidido a seguir su sueño. Sin embargo, eso no salió tan bien como él esperaba, y todo el dinero que se había ahorrado para su fondo universitario terminó siendo depositado en el negocio de bienes raíces de su padre.
No obstante su obstinación y orgullo, algo que evidentemente había aprendido de ellos; no le permitirían rendirse tan fácilmente a los deseos de sus padres. Y es por eso que trabajaba entre doble, a veces triple turno en el arcade.
Sus mejores amigos, Cris y J.J., cuyos padres eran los dueños del local; le habían conseguido un puesto como administrador de la tienda. Por lo que pasaba gran parte de su tiempo con ellos. Esa jornada había sido bastante larga. En verano los niños no tienen que estudiar y consecuentemente pasaban todo el día allí.
-¡Hey Dar! ¿Ya te vas? Pensé que iríamos a Dink's- gritó Cris mientras corría por el polvoriento estacionamiento, hacia donde se encontraba Darik. Por lo general los viernes eran de karaoke y costillas de cerdo.
-Maldición, lo olvidé. Lo lamento hermano, hoy no podré ir mamá quiere que cene con ellos más seguido, ya sabes esas cosas de padres sobre "pasar el tiempo con la familia"-
-Vaya, eso es extraño- afirmó Cris, con los años de amistad que tenían estaba en completo conocimiento de cómo era la actitud de la señora Morgan, por lo cual su opinión estaba bien fundada.
-Lo sé- reafirmó, mientras sacaba las llaves para abrir el candado- últimamente pasa más tiempo en casa-. La señora Hamilton estaba muy molesta, pero al ver que su hijo de todos modos tenía planeado irse a Stanford no quería desaprovechar el poco tiempo que les quedaba e intentaba reconciliarse.
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CARTA ROJA
Детектив / Триллер, ¿Qué pasaría si todo lo que has vivido, se convierte, de un segundo a otro, en una mentira? ¿Si todo lo que hemos conocido como verdadero, no fuese más, que la vil máscara de un oscuro secreto? Acaso... ¿Perdemos nuestra esencia? ¿Dejamos de ser...