CAPÍTULO 2: INTERROGATORIO

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-¿El Señor Hamilton?- pronunció el Sheriff que procedió a ingresar en la habitación, dispuesto a realizarle un interrogatorio. El Sheriff Smith llevaba años en el cargo, era una persona con una destacada hombría, aspecto rudo, cabello corto al estilo militar y las gafas oscuras que siempre llevaba le daban un aspecto intimidatorio.

-El Señor Hamilton es mi padre, yo soy su hijo, Darikson, ¿En dónde está mi madre? ¿Ya se la llevaron? - Su mente se había ausentado por unos instante y por aún no se había percatado de ello.

-Están subiéndola ahora mismo a la ambulancia, ¿Quieres ir con ellos niño?-

Él miró nuevamente su ropa, y levantándose poco a poco del suelo finalmente dijo

–Aún no, necesito cambiarme- se detuvo y posteriormente añadió- Sheriff le quiero pedir un favor ¿podría usted avisarle a mi padre lo que sucedió?, yo no tengo estómago para esto-

-Hemos estado tratando de comunicarnos con él, pero no ha devuelto las llamadas, ¿sabes dónde podría estar?- su tono era de sospecha, aunque Dar no le dio atención

-Yo, no lo sé, debería haber vuelto hace una hora, pero suele quedarse a terminar de organizar las finanzas de la constructora-

-Entiendo, ¿alguien más vive con usted?-

-¡Oh por Dios!- Dar corrió por las escaleras, ignorando totalmente la presencia del oficial, y al abrir la puerta logró divisar a su hermano. Estaba parado en la acera de los McClane, rodeando con sus brazos al señor dinosaurio y mirando todo lo que sucedía con pavor. -¡Cody!-

-¡Dar!- exclamó y corrió hasta él para abrazarlo. Darik lo levanto del suelo y secó sus lágrimas. ¿Qué sucede? ¿Por qué se llevan a mamá?- sollozó.

Estás últimas palabras penetraron, como un puñal, en su corazón, ¿cómo iba a explicarle a aquel inocente pequeño los horrores que había visto? ¿Estaba listo para saber la verdad? Aunque a verdad era, que ni siquiera él tenía idea alguna de lo que le había sucedido a su madre.

-Tranquilo, ella estará bien- lo abrazó fuerte y permanecieron unos minutos en silencio observando a la ambulancia alejarse a toda velocidad. Luego dijo– Cody, por favor se un buen niño y quédate en la casa de Harry así yo podré ir con mamá y cuidarla- y le dio un beso en la frente.

-¿Quiero ir contigo?- murmuró entre lágrimas

-No puedes ir conmigo ahora, pero te prometo que mañana te llevare a verla, ¿Está bien?- El pequeño ya había sufrido mucho por ver a su madre en ese estado y Dar no quería que él se viera afectado por todo eso, después de todo solo era un niño.

-Esta bien- farfulló.

Darik lo acompaño hasta la puerta de la casa de sus vecinos. Allí parada en el umbral la señora Tina, miraba anonada a Dar esperando para recibir alguna explicación acerca de lo que le había pasado al ver la policía y las ambuelancias. Buscaron un lugar privado y Dar le contó todo lo que había sucedido. Podía ver como la cara de la agradable mujer se iba desfigurando poco a poco con cada detalle de lo que iba narrando, hasta que esta desencadenó en un llanto incontenible.

Después de que mutuamente se consolasen, ella al fin dijo palabra.

-Deberías cambiarte... toda esa sangre, ve a cambiarte Darik, luego yo te llevare en mi auto hasta al hospital. Dejaré a los niños con Richards ¿quieres?-

-Sería de gran ayuda Tina, tomaré un baño y alistaré las cosas que necesito llevarle a mamá, vuelvo en unos minutos- Agradeció nuevamente la cortesía de Ms McClane y se retiró.

CARTA ROJADonde viven las historias. Descúbrelo ahora