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Después de leer esa noticia, decidí darme una ducha para relajarme

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Después de leer esa noticia, decidí darme una ducha para relajarme. Al salir, me recosté un rato en la cama, intentando descansar un poco. Estar tantas horas en el aeropuerto, sumado al viaje y al jetlag, me había dejado exhausta. Además, necesitaba pensar, necesitaba procesar la información que había leído antes. ¿Qué mierda iba a hacer ahora? Un mafioso. De todas las putas personas en este mundo, ¿por qué tenía que enredarme con un mafioso? ¡Un puto mafioso! ¿Cómo carajo había llegado a esto?

Envuelta en una toalla, estaba buscando algo de ropa entre mis maletas. Aunque después de lo que acababa de leer, ya no quería ir al casino con Massimo, sabía que tenía que hacerlo. Además, si él en verdad era un mafioso, entonces también era impredecible. No sabía cómo iba a reaccionar si no lo veía, y además me había advertido que si no bajaba, me castigaría. Esa idea me preocupaba bastante.

El sonido de alguien llamando a la puerta me sacó de mis pensamientos, y fui a abrir. Era una de las chicas del servicio.

—Buenas tardes, señorita —saludó ella-, el señor Moretti le envía esto- se apartó un poco y entró con un carrito cargado de cajas. ¿Y ahora qué?

—¿Qué es todo esto?

—No lo sé, señorita, pero el señor Moretti dijo que se las enviáramos a usted —explicó, dejando el carrito en la habitación antes de salir—. Si necesita algo más, solo llame a recepción.

—Gracias —respondí con una leve sonrisa mientras ella se iba y yo cerraba la puerta.

Me acerqué al carrito de servicio con las cajas apiladas. Encima de la primera había una nota, la tomé y la leí:

Pensé que podrías necesitar ayuda con tu atuendo, así que aquí tienes. Elige sabiamente, preciosa, porque cada prenda tiene su recompensa.

Postdata: No llegues tarde o habrá un castigo.

Dejé la nota a un lado y abrí la primera caja. Dentro encontré un hermoso vestido de satén negro. La siguiente caja reveló un par de zapatos a juego. Una tras otra, las cajas revelaron diferentes vestidos y zapatos de diseñador. Sonreí sin darme cuenta. Mafia o no, este hombre tenía un excelente gusto. Decidí ponerme el vestido negro de satén que había visto primero. Era elegante, con escote de corazón y una abertura en la pierna. Completé el look con unos tacones negros semitransparentes cubiertos de pequeños cristales. Después de unos últimos retoques en el maquillaje, salí y tomé el ascensor hacia el lobby, que conducía al casino del hotel.

Cuando entré al casino, de inmediato sentí las miradas de las personas sobre mí, lo que me hizo sentir algo incómoda. Busqué a Massimo con la mirada, deseando salir de la vista de la gente, o más bien de la vista de los hombres, lo más pronto posible. Finalmente lo vi al fondo de la habitación, sentado en una mesa de blackjack con otros hombres. Caminé hacia él y levantó la mirada, sonriendo al verme. Me hizo un gesto con la cabeza para que me acercara. Uno de los hombres de pie junto a la mesa le entregó una carta. Los demás hombres alrededor de la mesa me observaron cuando me senté a su lado, y la mano de Massimo se posó sobre mi pierna.

Pasión Prohibida (Deseos Prohibidos #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora