Capítulo cinco

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Se encontraba mirando las paredes de su casa, sentado en su cama con el abrigo de su padre puesto, por alguna razón el olor y tamaño de la prenda lo hacían sentir seguro.

Se sentía como en una nebulosa, todo en su mente era difuso, por momentos sentía dolor en todo su cuerpo, y por momento lo sentía justo en su corazón, como si se lo estrujaran.

No se había levantado en días de su cama, ¿o eran semanas?, la verdad no lo sabía, durante todo ese tiempo ellos habían ido a verle todos los días, lo habían tomado... y uno de ellos le había preparado un emparedado.

Su vista se despegó de aquel café medio que poseían los muros de su habitación cuando su celular comenzó a sonar, era un número desconocido; con cautela lo tomó y contestó.

– ¿Hola? – preguntó bajito y con voz enronquecida.

– Ucrania, soy FBI, estoy en tu puerta, ábreme – dijo de manera seria.

– ¿P-pero po-por qué? – preguntó nervioso, no podía bajar a abrir, tenía muchos moretones y sus piernas dolían lo suficiente para saber que no iban a responderle.

– ONU me mandó, necesito hablar contigo en persona de algo importante – contestó con calma.

– H-hoy no es un buen d-día...

– Soy una organización, a mí no me afecta la radiación.

– N-no me siento bien... estoy algo enfermo – Ucrania trataba de evitar esa visita, le harían preguntas y no quería eso, no podía permitirse eso.

Ya había metido la pata con lo que le dijo a Reich.

– Lo siento, pero voy a entrar – dijo para después escucharse como la puerta era forzada.

El bicolor quería pararse para esconderse, pero estaba tan magullado que apenas podía moverse; estaba tratando de encontrar la manera de levantarse para meterse al baño cuando FBI irrumpió en su cuarto, quedándose en el marco de la puerta.

– ¿Qué te pasó? – preguntó acercándose lentamente y sentándose en la cama con cuidado, mirando con atención cada lesión que estaba a la vista y haciendo una lista mental.

– U-una pelea... n-nada i-importante – respondió el chico en voz baja, tratando de cubrirse con el abrigo.

– Ucrania... ambos sabemos que no me trago ese cuento... ¿quieres contarme? – preguntó de manera suave, tenía practica en tratar con gente que había pasado por un abuso, y era más que obvio que esa era la situación del bicolor.

– Y-yo... – el eslavo quería negar todo, pero al ver su expresión preocupada no pudo... tenía tanto que no veía a alguien preocuparse de forma genuina por él –. N-no – dijo antes de soltarse a llorar de forma dolorosa.

FBI se acercó con cuidado e hizo todos sus movimiento a ojos de Ucrania para que viera que no pensaba hacerle daño, terminando por abrazarlo con suavidad.

– Calma... no volverá a pasar, lo prometo – decía en voz baja intentando consolar a aquel chico con alma rota, sintiendo como su llanto aumentaba y se aferraba a su ropa buscando seguridad y confort.

Con cuidado lo levantó en brazos y salió del cuarto, bajó las escaleras y salió de la casa.

El menor al sentir el aire fresco comenzó a temblar, ellos verían que había salido con alguien. Comenzó a alterarse, dando indicios de querer bajarse, pero FBI no lo soltó en absoluto; lo llevó a un auto donde estaba Interpol y lo metió en la parte trasera, cerrando la puerta y subiendo al auto.

Ucrania cerró los ojos buscando calmar su pulso acelerado, estaba jodido, él se enteraría de que lo habían sacado de su casa.

– ¿Alguna novedad? – preguntó el agente cerrando su puerta.

Broken|| Country Humans UcraniaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora