Si le pidieran que describiera a Wei Ying, él inmediatamente respondería que es un alma libre, es juguetón, pero tiene sus momentos de calma, es alegre, pero también es pasivo, paciente y siempre lleva una sonrisa en el rostro, sonrisa que en algunas ocasiones le causa algunos mini paros cardiacos a su corazón.
Wei Ying, es muy enérgico, siempre lo encuentras saltando y correteando por cualquier lugar, lanzando preguntas con la esperanza de que Lan Zhan resuelva sus dudas.
En su viaje, Lan Zhan, se llegó a dar cuenta, que Wei Ying parecía un bebé que recién exploraba el mundo por todas las preguntas que le daba y como miraba con los ojos brillantes todo lo que encontraba. Todavía recuerda la vez que peleo con una bestia resentida. Wei Ying se quedó horas frente a ese cadáver estudiando sus características, partes de su cuerpo, habilidades, debilidades.
En alguna ocasión, le preguntó a que se debía su curiosidad. Él le respondió:
– Lan Zhan, de donde vengo, se me tenía prohibido acercarme tanto a estos seres – mencionó mientras balanceaba su cuerpo con los pies pegados a la tierra – cuando traían seres malignos para entrenar, ni bien haberlo matado, el cuerpo lo desechaban o quemaban, no se permitía tener un cuerpo tirado por los campos.
Lan Zhan asintió a sus palabras. Wei Ying continúo.
– Tengo una naturaleza curiosa, siempre me lo dijeron. Pero en algunas ocasiones, esa curiosidad me traía problemas. Una vez cuando era más pequeño, me acerque tanto a una bestia para saber su tamaño, apariencia, como lo mataron, una investigación de campo, que no me di cuenta que todavía estaba vivo, por suerte reaccione rápido y lo mate. Sin embargo, después recibí un regaño por parte de mi abuela.
– Fuiste descuidado...
– Lo sé... – mencionó con un semblante triste mientras miraba el cielo – desde entonces, me prohibió acercarme a las bestias u otro ser poderoso. Solo me permitió luchar con cadáveres feroces, y hasta en esos momentos siempre me vigilaba para que no cometiera algún error – volteo a ver a Lan Zhan con una gran sonrisa – ahora sin esa constante vigila, ¡puedo acercarme tanto como quiera!
Lan Zhan, solo negó con la cabeza, y le sonrió levemente, después dejo un par de suaves palmadas en su cabeza.
– Una de las reglas para un cultivador. No confíes en las bestias, algunas son inteligentes, bien pueden aparentar su muerte, pero pueden estar vivos.
– ¡Gracias Lan Zhan! ¡Lo tomare en cuenta de ahora en adelante!
Le dio una de las sonrisas más grandes que tenía y continuaron con su rumbo. Es claro que Wei Ying no se dio cuenta cuando las orejas de Lan Zhan se tiñeron de un tenue rojo por la vergüenza que sentía.
Tardaron más de lo que Lan Zhan esperaba para llegar al primer pueblo. Más de un mes aproximadamente.
En el trascurso, Wei Ying, hizo una rutina diaria. Se levantaba a las siete de la mañana, desayunaban con algunas frutas que encontraban por el bosque, se pasea por los alrededores por donde se habían quedado, y al dar la tarde seguían avanzado. Ocasionalmente, se llegaba a distraer con algún animal o planta y se quedaba horas observando al ser.
En algunas ocasiones, mientras Lan Zhan preparaba el almuerzo, por el medio día, lo encontraba sentado en la tierra, dibujando con un palo en el suelo diferentes figuras de lo que había visto en la mañana y lo nuevo que había descubierto.
Y más de un mes después, al fin llegaron al lugar prometido, el pueblo más cercano de dónde venían. A diferencia del anterior, este ya era un poco más bullicioso, había cultivadores por la zona y estaba lleno de gente.
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WangJi y WuXian
RomanceLan Wangji, un cultivador de la secta Gusu Lan, conoce a Wei Wuxian, un joven que viaja hacia Yunmeng Jiang para enterrar las cenizas de sus padres, y decide guiarlo. En este viaje surge el amor, y se revela el secreto que la familia Wei-Sanren ocul...