Desde que tiene memoria, Wei Ying recuerda vivir en la secta de su abuela en las montañas. Era un lugar hermoso, había grandes montículos de agua, cascadas, casas pequeñas para los discípulos, una sala para los ancestros, el templo, los jardines de cultivo y la hermosa residencia de su abuela a quien también llamaba su maestra.
De pequeño solía jugar con los discípulos menores y tenía clases con los discípulos mayores, algunos ya ancianos y otros más jóvenes. También ayudaba a su maestra en sus quehaceres como el ordenar su estudio y pasar lista a los discípulos.
Cada cierto tiempo veía como su maestra salía de la secta y después de varios días, de entre la niebla que rodeaba la montaña, aparecía con una cadena de niños tomados de la mano, quienes serían la nueva generación de discípulos en la secta. Wei ying, que era pequeño en ese entonces, nunca supo de dónde venían esos niños ni porque llegaban sin sus padres.
Wei Ying, era hijo de Wei Changze y Cangse Sanren dos cultivadores pícaros y su abuela era BaoShan Sanren de parte materna y junto a ella vivía en su secta por las montañas.
Sus papás, siempre salían de la secta en viajes que duraban varios días, semanas o incluso hasta meses, por lo que se quedaba con su maestra todo el tiempo y entrenaba junto a ella para ser un gran cultivador y llegar a la inmortalidad.
Cuando su abuelita se iba para traer nuevos discípulos, sus padres se quedaban durante un tiempo en la secta, pero cuando abuelita regresaba se volvían a ir.
Una vez preguntó, porque sus papás no se quedaban para siempre junto a ellos. BaoShan evadió la pregunta y cambio de tema en ese mismo instante, Wei Ying nunca más volvió a tocar el tema.
Cuando su mamá y papá volvían, siempre traían con ellos algún objeto para su hijo de los largos viajes que hacían a varias ciudades y diversos pueblos. BaoShan Sanren veía con malos ojos que trajeran esos objetos desconocidos para sus discípulos, objetos que los inducían a la curiosidad.
Cada que se iban sus padres, no podía el evitar llorar como anteriores veces a pesar de que sabía que volverían en un tiempo, indefinido, pero volverían.
Su abuelita, que en ese momento estaba su lado, lo cargó en brazos y lo acurrucó junto a su pecho mientras lo mecía levemente, poco a poco se adentraron a la secta, alejándose cada vez más de esa neblina.
– Mi A 'Ying, no debes de llorar, sabes que regresarán – a pesar de sus palabras suaves y dulces, dentro de estas, se podía sentir la amargura, amargura que Wei Ying no podía sentir.
Ocurre que hace años, Cangse Sanren, en su espíritu aventurero, decidió salir de la secta, tuvo que persuadir durante varios días a BaoShan Sanren, rogándole que le permitiera el salir, después de horas interminables de rogar, la inmortal accedió con la única condición de que, si pisa fuera de la secta, nunca más tendría el derecho de volver.
Cangse acepto y se fue.
Años después, apareció junto a un hombre y un bulto en brazos, ambos venían heridos, con grandes cortes en el cuerpo. BaoShan sin poder evitarlo, llamó a sus discípulos y ordenó que los llevaran a la sala de curación, mientras tanto ella tenía entre sus brazos ese pequeño bulto.
Más tarde se enteraría que era su nieto, Wei Ying. Una cosita hermosa de pocos meses de vida. Cuando abrió sus ojitos, los ojos de BaoShan se llenaron de lágrimas, eran grises como los suyos, desde eso momento se prometió a si misma que no permitiría que nada le pasase a esa caricatura.
Cuando Cangse y su esposo, que se llamaba Wei Changze mejoraron tuvieron una conversación, donde las lágrimas y gritos furiosos fueron protagonistas.
Al parecer estos dos se habían metido en un problema y con ellos habían arrastrado a su nieto.
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WangJi y WuXian
RomanceLan Wangji, un cultivador de la secta Gusu Lan, conoce a Wei Wuxian, un joven que viaja hacia Yunmeng Jiang para enterrar las cenizas de sus padres, y decide guiarlo. En este viaje surge el amor, y se revela el secreto que la familia Wei-Sanren ocul...